El gran retorno de la pol¨ªtica industrial
Tras d¨¦cadas de desregulaci¨®n, se ha vuelto al apoyo p¨²blico discrecional a trav¨¦s de subvenciones, exenciones fiscales y compras p¨²blicas. Al efecto positivo de transformaci¨®n e innovaci¨®n hay que contrarrestar el efecto proteccionista
Tras 40 a?os de desregulaci¨®n del mercado se est¨¢ produciendo una ruptura en las pol¨ªticas econ¨®micas. Su manifestaci¨®n m¨¢s espectacular es el retorno de la llamada pol¨ªtica industrial vertical, el apoyo p¨²blico discrecional a un sector particular o a campeones nacionales (o europeos) industriales, mediante generosas subvenciones, exenciones fiscales espec¨ªficas y compras p¨²blicas. Hacia el exterior, esta pol¨ªtica conlleva medidas proteccionistas, o cuando menos mercantilistas.
Esta pol¨ªtica industrial vertical est¨¢ implant¨¢ndose en todo el mundo desarrollado. En China, el PCCh est¨¢ recentralizando el sector privado. En 2020 reforz¨® la presencia del partido en los consejos de administraci¨®n. El r¨¦gimen de Xi Jinping ha incrementado su control sobre los gigantes digitales nacionales, aunque a la vez da se?ales de que los necesita en la carrera por la innovaci¨®n con EE UU. Los megafondos p¨²blicos llamados fondos de orientaci¨®n est¨¢n proporcionando dinero a los fondos privados chinos de capital riesgo. El partido sigue utilizando ampliamente el instrumento de la planificaci¨®n estatal.
Estados Unidos ha promovido la ley de chips y de ciencia, que destinar¨¢ 52.000 millones de d¨®lares al sector de los semiconductores no solo para no quedarse atr¨¢s, sino para ir por delante. La Ley de Reducci¨®n de la Inflaci¨®n (IRA) financiar¨¢ masivamente el ambicioso objetivo de descarbonizaci¨®n industrial del pa¨ªs con 342.000 millones de d¨®lares para energ¨ªas limpias. El Buy American Act, que permite reservar subvenciones a las empresas radicadas en EE UU, se vio recientemente reforzado por dos decretos presidenciales, mientras que el proteccionismo se ha intensificado desde Trump en 2018.
La UE, durante tiempo la buena alumna de la clase liberal, tambi¨¦n est¨¢ mutando. Los Proyectos Importantes de Inter¨¦s Com¨²n (IPCEI) permiten subvenciones p¨²blicas de tecnolog¨ªas punteras y se alejan as¨ª de la estricta ortodoxia de la limitaci¨®n de las ayudas estatales, mientras crecen las cr¨ªticas a la pol¨ªtica de competencia de la UE desde Berl¨ªn y Par¨ªs por el rechazo de la Comisi¨®n a la fusi¨®n Alstom-Siemens, que deb¨ªa crear el ¡°Airbus del tren de alta velocidad¡±. Francia y Alemania han pedido el establecimiento de una ¡°pol¨ªtica industrial europea¡±. En febrero pasado, el Banco Europeo de Inversiones cre¨® un fondo europeo de apoyo a los futuros campeones europeos de la tecnolog¨ªa de 3.500 millones de euros (Espa?a contribuye con 1.000 millones). En respuesta a la IRA de EE UU, los debates actuales en torno a la Ley de Industria Neto Cero pretenden que el 40% de las tecnolog¨ªas de transici¨®n energ¨¦tica se produzcan en la UE.
?Qu¨¦ explica un cambio tan repentino? En primer lugar, la brutal recuperaci¨®n econ¨®mica y tecnol¨®gica de China, dirigida por el Estado, parece rehabilitar la validez de la pol¨ªtica industrial vertical. El gasto nacional chino en I+D ha superado al de la UE desde 2014 y alcanza ya el 85% del de EE UU. China parece hacer una especie de inventario del modelo occidental, promoviendo el Estado de derecho (lucha contra la corrupci¨®n, refuerzo de la pol¨ªtica de competencia, mejora de la propiedad intelectual, etc¨¦tera), funci¨®n esencial del crecimiento, pero aplicando tambi¨¦n un estrecho dirigismo econ¨®mico y control sobre la sociedad civil.
En segundo lugar, la rivalidad entre EE UU y China por el liderazgo mundial ha cristalizado en gran medida en torno a la tecnolog¨ªa, el instrumento de soberan¨ªa, lo que incita a los Estados a subvencionar masivamente a sus campeones nacionales o a sectores preseleccionados. El plan Francia 2030 destinar¨¢ 54.000 millones en cinco a?os a sectores tecnol¨®gicos intensivos escogidos por el Gobierno, como el hidr¨®geno verde o los veh¨ªculos h¨ªbridos. Alemania ha anunciado el lanzamiento de un fondo p¨²blico de deep tech. Los PERTE espa?oles tambi¨¦n tienen por objeto la tecnificaci¨®n de varios sectores, apoyados en partidas que vienen de Bruselas.
Por ¨²ltimo, Occidente experimenta un desencanto con lo que en los 2000 se denomin¨® la ¡°globalizaci¨®n feliz¡± (Alain Minc). El libre comercio, adem¨¢s de impulsar el crecimiento econ¨®mico de Asia, destruy¨® empleos manufactureros en Occidente y foment¨® una divisi¨®n entre la ¡°clase creativa¡± (Richard Florida) y los trabajadores poco cualificados, los ¡°despose¨ªdos¡± (Christophe Guilluy) que llev¨® el germen de la victoria de Donald Trump en 2016, con su credo America First (Buy American, con Biden) y la profusi¨®n de medidas proteccionistas. Estos aires soplan tambi¨¦n en Europa.
?Hay que celebrar este regreso de la pol¨ªtica industrial discrecional? Los economistas no se ponen de acuerdo. Por un lado, parece eficaz en una perspectiva de recuperaci¨®n de las ¡°industrias nacientes¡± (Paul Krugman) en los pa¨ªses en desarrollo, pero por otro, agudiza el proteccionismo, ya que conduce a la repatriaci¨®n de la producci¨®n (reshoring), factor de cuellos de botella, y a la concentraci¨®n industrial, cuyos efectos combinados aumentan la inflaci¨®n. Adem¨¢s, algunos estudios muestran que las pol¨ªticas industriales verticales son pertinentes para fomentar la innovaci¨®n incremental en las tecnolog¨ªas maduras, pero menos para incitar la innovaci¨®n rompedora, el coraz¨®n del crecimiento de ma?ana. En cualquier caso, no hay duda de que los tiempos y modalidades de la pol¨ªtica industrial han cambiado.
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