Podemos Sumar ?y multiplicar?

¡°Todos estamos de acuerdo en que Podemos y Sumar tienen que ir juntos a las elecciones¡±, declara Pablo Iglesias, iluminado por el desastre electoral. ¡°Propongo que el nombre de la nueva coalici¨®n sea Izquierda Unida, por cerrar el c¨ªrculo¡±, responde en Twitter Kim Jong-un. Y no, no es la cuenta del dictador comentando el ¨²ltimo descubrimiento de Iglesias sino la de @norcoreano, el tuitero an¨®nimo que roza el mill¨®n de seguidores gracias a sus chistes pol¨ªticos. Se define as¨ª: ¡°L¨ªder Supremo de la Corea buena, la del Norte, la fet¨¦n. Soy de los que se apuntan a un bombardeo¡±. Y despu¨¦s del ¡°bombazo¡± electoral es el primer an¨¢lisis que me hace sonre¨ªr de cuantos voy leyendo.

Y la cosa mejora: ¡°Yo no descartar¨ªa que en un alarde de imaginaci¨®n se acabara llamando Podemos Sumar¡±, sugiere @LBsqueda3 en los comentarios. ¡°Izquierdas Unidas Podemos Sumar M¨¢s Pa¨ªs¡±, es la propuesta de @Wathne_X. ¡°Podemos + Sumar = Sumaremos¡±, defiende @piloco22. ¡°Izquierdita reunida¡± ataja @Nanoniaano en una broma que pretende ser tambi¨¦n un poco insulto. Y el mejor de todos, el de @WillyDP07: ¡°Sumar Podemos, pero no sabemos¡±. Este es, sin duda, el que mejor resume el fracaso de la izquierda espa?ola, que es al mismo tiempo su pecado. No hacer lo que puede (y debe) para garantizar un Gobierno de izquierdas.

Despu¨¦s del batacazo, urge preguntarse dos cosas, y no precisamente en broma: ?por qu¨¦ Podemos y Sumar no fueron capaces de crear un nombre com¨²n? y ?qu¨¦ pasar¨¢ cuando por fin lo tengan? Lo de que se hayan presentado por separado a las elecciones habla del fracaso del proyecto de izquierdas. Y, desgraciadamente, no es un problema de marketing o naming sino de profundo calado pol¨ªtico. Es como si m¨¢s que una idea de pa¨ªs, hubiera un mont¨®n de siglas trabajando por diferenciarse unas de otras en vez de aunar fuerzas al servicio de un proyecto pol¨ªtico. Un esfuerzo, el que emplea la izquierda espa?ola en diferenciarse de s¨ª misma, que hace que los electores terminen sospechando que no tienen nada que decir, como si no hubiera m¨¢s diferencias que el deseo de poder. Se trata del narcisismo de las peque?as diferencias, ese que nos hace sentir ¨²nicos y distintos cuando, en realidad, proyecta una desoladora falta de identidad. El capitalismo usa este sentimiento para engatusarnos un poco cada d¨ªa. Como cuando vamos a Starbucks y pagamos tres o cuatro veces por un caf¨¦ cuya promesa no es su sabor, sino hacernos sentir diferentes. ?C¨®mo lo quiere? ?Con o sin az¨²car? ?Podemos o Unidas Podemos? ?Grande o mediano? ?Sumar o Izquierda Unida? ?Macchiato o Frappuccino? ?Unidas Podemos o M¨¢s Madrid?

Cuando los l¨ªderes y lideresas de la izquierda se preocupan m¨¢s de que su nombre aparezca escrito en su vaso de caf¨¦ ¡ªcomo ocurre en Starbucks cuando por fin nos sirven el brebaje identitario por el que suspiramos¡ª en vez de repartir mejor el que haya entre todos, no son conscientes de la pobreza intelectual y el arribismo que proyectan sobre las ideas que presuntamente defienden. Es como si Vox tuviera una idea clara de Espa?a: racista, machista y neoliberal pero bien definida, mientras que la izquierda no es capaz de comunicar de forma sencilla y directa lo que quiere para la mayor¨ªa. Menos mal que el l¨ªder supremo se ha iluminado (me refiero a Iglesias y no a Kim Jong-un) y ha visto por fin la luz de la uni¨®n. El problema es que ahora va a dar igual unirse que separarse, porque es evidente que se unen por miedo a desaparecer, es decir, por miedo a perder el poder.