Crisis pol¨ªtica en Colombia
La ca¨ªda de credibilidad del Gobierno de Gustavo Petro pone en riesgo una agenda reformista necesaria

El Gobierno de Colombia afronta su peor crisis desde que asumi¨® las riendas del pa¨ªs hace 10 meses con la promesa de un cambio profundo. El esc¨¢ndalo de las escuchas ilegales que motiv¨® la destituci¨®n de dos cargos de m¨¢xima confianza del presidente Gustavo Petro agrava una situaci¨®n ya de por s¨ª delicada. Las tensiones de la coalici¨®n legislativa y el estancamiento de reformas clave obligan al mandatario a demostrar su capacidad de gobernar y a retomar la iniciativa con inteligencia para reactivar su agenda. Superar este profundo bache es imperativo no solo para la credibilidad del primer presidente de izquierdas de la Colombia contempor¨¢nea, sino para garantizar la misma gobernabilidad.
La disputa entre Armando Benedetti, un volc¨¢nico pol¨ªtico que se convirti¨® en una figura decisiva de la ¨²ltima campa?a electoral antes de ser nombrado embajador en Venezuela, y la jefa de gabinete del propio Petro, Laura Sarabia, degener¨® en un caso lleno de aristas. La m¨¢s grave es la insinuaci¨®n de Benedetti sobre la financiaci¨®n de la candidatura. Las grabaciones filtradas se limitan a sembrar dudas, pero ensombrecen el horizonte del Ejecutivo. El mandatario inst¨® a su antiguo colaborador a dar explicaciones ante la Fiscal¨ªa y la oposici¨®n acudi¨® a la Comisi¨®n de Acusaciones de la C¨¢mara de Representantes para que investigue al jefe de Estado. A eso se suma que el movimiento fundado por Petro, el Pacto Hist¨®rico, denunci¨® al fiscal general, que deber¨ªa atenerse a la templanza que exige el ministerio p¨²blico, por unas declaraciones sobre la trama de escuchas, acus¨¢ndolo de actuar como un pol¨ªtico.
Este tsunami da?a la imagen internacional de Colombia, pero ha tenido tambi¨¦n consecuencias directas en la agenda de reformas que el Gobierno trataba de desatascar cuando faltan menos de dos semanas para que termine el periodo de sesiones. El Legislativo congel¨® tres de los grandes proyectos de Petro en materia sanitaria, laboral y de pensiones. La falta de tiempo no era el ¨²nico obst¨¢culo, ya que la debilidad de la coalici¨®n dificultaba un acuerdo. Sin embargo, ahora se han multiplicado los frentes abiertos.
La base social que apoya al Gobierno reaccion¨®, movilizada por Petro, con la convocatoria de manifestaciones en defensa de las reformas. A las marchas de este mi¨¦rcoles se unieron las centrales sindicales, organizaciones estudiantiles y el presidente, quien ofreci¨® un discurso en el que agit¨® el fantasma de un ¡°golpe blando¡± y no solo pidi¨® apoyo a los proyectos que est¨¢n en el Congreso, sino que anunci¨® dos reformas adicionales. La idea de autorreivindicarse en una manifestaci¨®n no es nueva, ¨¦l mismo convoc¨® otra hace apenas un mes. Dadas las circunstancias, sin embargo, no parece la mejor f¨®rmula para rebajar la tensi¨®n en momentos de enorme confrontaci¨®n. La prioridad del Gobierno en este contexto debe ser evitar tanto la confusi¨®n como el recrudecimiento de la tensi¨®n social y pol¨ªtica. La mejor v¨ªa para rescatar la credibilidad reformista de Petro pasa por gestionar con transparencia y voluntad de di¨¢logo la peligrosa crisis actual.
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