La batalla del destino
A Ucrania no le basta la victoria, sino que Putin debe ser derrotado, humillado, y quiz¨¢s derrocado, una posici¨®n que no todos los aliados comparten
Con la guerra cl¨¢sica, regresan las grandes batallas decisivas. Se dir¨ªa que en Zaporizyia, como antes en Normand¨ªa, Gettysburg o Waterloo, se va a jugar el destino de la humanidad. Ucrania ha empezado una ofensiva en la que Rusia tiene como ¨²nica aspiraci¨®n mantener sus posiciones. Vista la imposibilidad de zamparse al pa¨ªs vecino entero, tal como Putin se hab¨ªa propuesto, ahora solo opta por retener el territorio conquistado y en todo caso buscar el triunfo pol¨ªtico mediante el cansancio y la divisi¨®n de los aliados.
La recuperaci¨®n de todo el territorio ucranio es el objetivo m¨¢ximo de Zelenski, pero el umbral de una victoria ¨²til es m¨¢s modesto. Le basta con recobrar la provincia de Zaporizyia y la salida al mar de Azov. Crimea quedar¨ªa conectada con Rusia solo por el puente sobre el estrecho de Kerch, de fragilidad ya demostrada. Sin conexi¨®n terrestre ni suministro de agua, cortado por la destrucci¨®n de la presa de Nova Kajovka, Putin se ver¨ªa empujado hacia la negociaci¨®n antes de perderlo todo.
Queda la posibilidad de un prolongado estancamiento de las posiciones hasta el invierno, que enlace con el a?o de la elecci¨®n presidencial en Washington, con Trump al acecho. Ser¨ªa un ¨¦xito para un ej¨¦rcito como el ruso, incapaz de avanzar y consolidar posiciones, y concentrado en la acci¨®n desmoralizadora de sus misiles, su artiller¨ªa y sus dinamiteros, de demostrada eficacia en la destrucci¨®n de ciudades y de uno de los mayores embalses de Europa, un enorme rev¨¦s t¨¢ctico para el ej¨¦rcito ucranio justo cuando empezaba su contraofensiva.
Trat¨¢ndose de una batalla decisiva hay que saber qu¨¦ significan para unos y otros tanto la victoria como la derrota. A Ucrania no le basta la victoria, sino que Putin debe ser derrotado, humillado, y quiz¨¢s derrocado, una posici¨®n que no todos los aliados comparten. Buena parte de los europeos, dispuestos a ayudar a Ucrania hasta la victoria, quieren dejarle una v¨ªa de escape porque temen que sea peor quien le suceda y a¨²n m¨¢s peligrosa la ca¨ªda ca¨®tica del ¨²ltimo imperio europeo. Washington se contenta con que Ucrania no sea derrotada y la OTAN no entre en guerra con Rusia. Pek¨ªn quiere evitar la derrota completa de Mosc¨² y acotar la tensi¨®n con EE UU para que no se produzca una ruptura tambi¨¦n con Europa. Preocupa a ambas superpotencias que Putin no cometa una insensatez nuclear.
Para la victoria que quiere Ucrania, en cambio, Rusia debe quedar incapacitada para repetir la jugada infame de invadir el pa¨ªs cuyas fronteras se hab¨ªa comprometido reiteradamente a respetar. La ¨²nica garant¨ªa para que no suceda tal cosa es su ingreso cuanto antes en la OTAN, exactamente la excusa de Putin para desencadenar la guerra. Esta opci¨®n tiene cada vez m¨¢s partidarios, estar¨¢ sobre la mesa en la cumbre de Vilnius de la Alianza los pr¨®ximos 11 y 12 de julio y, al final, es lo que se juega en la batalla de Zaporiyia.
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