Grandes expectativas para la India
El mayor reto del pa¨ªs est¨¢ en conciliar crecimiento econ¨®mico y calidad democr¨¢tica
La India acoger¨¢ en septiembre la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del G-20, cuya presidencia rotatoria le ha correspondido este a?o. Poco despu¨¦s, a principios de 2024, celebrar¨¢ unas decisivas elecciones en las que ...
La India acoger¨¢ en septiembre la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del G-20, cuya presidencia rotatoria le ha correspondido este a?o. Poco despu¨¦s, a principios de 2024, celebrar¨¢ unas decisivas elecciones en las que el pa¨ªs m¨¢s poblado del mundo desde hace unas semanas, y el de mayor diversidad ling¨¹¨ªstica y religiosa, tendr¨¢ que pronunciarse sobre la gesti¨®n de Narendra Modi, un controvertido primer ministro que durante su estancia de una d¨¦cada al frente del poder en Nueva Delhi ha combinado un programa ultranacionalista hind¨² con una gesti¨®n econ¨®mica orientada al crecimiento.
En ambos cap¨ªtulos Modi ha conseguido ¨¦xitos indiscutibles para su partido, el BJP, y para su propio liderazgo. Pero, seg¨²n las fuerzas de oposici¨®n y las debilitadas organizaciones de la sociedad civil, podr¨ªan no serlo tanto para la India. Las denuncias por violaciones de los derechos humanos de las minor¨ªas no hind¨²es, en especial los musulmanes, son constantes, al tiempo que la situaci¨®n de libertades como las de culto, prensa o expresi¨®n no deja de retroceder. En el ¨¢mbito econ¨®mico, la apuesta del Gobierno de Modi por la promoci¨®n de los grandes conglomerados empresariales afines, como el presidido por Gautam Adani, ha hecho de la India la quinta econom¨ªa del mundo en tama?o, pero al precio de una desigualdad inimaginable.
El primer ministro Modi no ha dejado pasar la oportunidad que ofrec¨ªa la presidencia del G-20 para presentarse ante los electores como el l¨ªder que ha conseguido un respeto internacional del que los indios pueden sentirse orgullosos. El uso asfixiantemente propagand¨ªstico de esta presidencia ha llegado hasta el extremo de que el logo dise?ado para el evento reproduce el del partido de Modi. Pese al malestar que ha causado, Modi no solo persiste en el intento de rentabilizar a efectos de su arriesgado programa interno un G-20 convertido en escaparate, sino tambi¨¦n el papel de la India en la creciente rivalidad de las grandes potencias con una China cada vez m¨¢s agresiva. De haber tenido prohibida la entrada en Estados Unidos a ra¨ªz de las matanzas confesionales de 2002 en Gujarat, Estado del que entonces era ministro principal, Modi ser¨¢ recibido pr¨®ximamente en la Casa Blanca y est¨¢ previsto que pronuncie un discurso en el Capitolio. Tampoco su equ¨ªvoca posici¨®n en la guerra de Ucrania, dictada por la proximidad hist¨®rica con la Uni¨®n Sovi¨¦tica y su actual dependencia de Rusia en suministros energ¨¦ticos y defensa, parece ser tomada en cuenta por sus principales interlocutores internacionales. Francia lo recibir¨¢ como invitado de honor en las celebraciones del 14 de julio.
Entre tanto, la principal fuerza de oposici¨®n, el Partido del Congreso, sigue acumulando dificultades y alguna victoria en Estados del sur. Su l¨ªder, Rahul Gandhi, ha sido privado de la condici¨®n de parlamentario por una reciente sentencia judicial dictada a ra¨ªz de una cr¨ªtica banal de hace a?os al primer ministro. Pese a estas se?ales inquietantes, la India re¨²ne condiciones para convertirse en un influyente actor internacional durante las pr¨®ximas d¨¦cadas, aunque de momento sean solo expectativas. Hacerlas realidad depender¨¢ de la pol¨ªtica econ¨®mica que adopte el Gobierno tras las pr¨®ximas elecciones y tambi¨¦n del reforzamiento de las instituciones sometidas a un desgaste extremo por el ultranacionalismo del primer ministro Modi y la patrimonializaci¨®n del Partido del Congreso por la familia Gandhi. La mejor esperanza para la estabilidad mundial y para sus propios ciudadanos ser¨ªa una India desarrollada, pero tambi¨¦n una India inequ¨ªvocamente democr¨¢tica.