Naufragio tr¨¢gico-mar¨ªtimo
Uno de los mayores dramas ocurrido en el Mediterr¨¢neo exige de la UE acelerar medidas que frenen tanta muerte
La tragedia en el mar esta vez no es siquiera cuantificable. Apenas es posible establecer la cifra de fallecidos en el naufragio del pesquero abarrotado de migrantes que hab¨ªa partido del puerto libio de Tobruk y se hundi¨® la madrugada del mi¨¦rcoles en aguas de la fosa de Calipso, en la zona m¨¢s profunda del mar J¨®nico. En las comunicaciones previas al naufragio con los servicios de la organizaci¨®n humanitaria Alarm Phone, los ocupantes indicaron que viajaban unas 750 personas. Otras fuentes estiman que pod¨ªan ser unas 400. Sea cual sea la cifra real, se trata de una de las mayores tragedias ocurridas en este mar de muerte en que se ha convertido la ruta central del Mediterr¨¢neo. De momento se han contabilizado 79 cad¨¢veres y solo se han rescatado con vida 104 pasajeros, todos hombres j¨®venes, cuando se sabe que en las bodegas viajaban decenas de mujeres y ni?os sin ninguna posibilidad de escapar: posiblemente la cifra ascender¨¢ a varios centenares de muertos.
La historia tr¨¢gica que ha vivido de nuevo el Mediterr¨¢neo no puede achacarse m¨¢s que a causas humanas. Desde hace tiempo, los traficantes que organizan estas traves¨ªas utilizan naves de mayor envergadura para hacer recorridos m¨¢s largos y maximizar el negocio. El 5 de junio se intercept¨® una embarcaci¨®n con 90 pasajeros, 30 de ellos menores; el domingo pasado, 90 migrantes fueron rescatados en un yate a la deriva y el mi¨¦rcoles se rescat¨® otro velero con 81 pasajeros en el sur del Peloponeso. La mayor parte de ellos parten de Libia, un pa¨ªs convertido en un Estado fallido tras el derrocamiento de Gadafi, pero recientemente tambi¨¦n se ha observado un aumento de la actividad de las mafias en T¨²nez. Se estima que en lo que llevamos de a?o han muerto ya m¨¢s de mil personas en esas arriesgadas traves¨ªas, que se suman a los 3.800 muertos registrados en 2022.
Un barco tan grande con una carga tan desmesurada nunca debi¨® partir del puerto, pero una vez en alta mar, la protecci¨®n de los migrantes deb¨ªa haberse abordado como una prioridad y no con la pasividad que parece haber imperado en este caso. La versi¨®n de que los ocupantes del barco habr¨ªan rechazado la ayuda de los servicios costeros griegos, porque su objetivo era llegar a Italia, tampoco puede servir de coartada para pasar p¨¢gina. El barco fue detectado por los efectivos de Frontex, la agencia europea de vigilancia de fronteras, el martes por la tarde y se hundi¨® en la madrugada del mi¨¦rcoles. En el momento del rescate, los supervivientes llevaban cinco d¨ªas sin beber agua, lo que da cuenta de las lamentables condiciones de la traves¨ªa.
La conmoci¨®n ante esta cat¨¢strofe humana debe dejar de ser resignada y activar de forma mucho m¨¢s decidida a las autoridades europeas a encontrar cuanto antes las bases para acuerdos de pol¨ªtica migratoria capaces de actuar y reducir al m¨ªnimo el riesgo de repetir episodios tan inasumibles. Mientras Europa discute con lentitud exasperante, se suceden los naufragios y las denuncias de las organizaciones humanitarias por el trato que reciben los migrantes y por las devoluciones en caliente. Europa no puede seguir actuando como si la p¨¦rdida de centenares de vidas humanas se tratara de una fatalidad inevitable.
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