Envidia de cl¨ªtoris
Viv¨ªa yo muy feliz sin tener ni idea de qui¨¦n era Gabriel Le Senne hasta que el muy moderado PP lo convirti¨® en presidente del Parlamento de Baleares
Viv¨ªa yo muy feliz sin tener ni idea de qui¨¦n era Gabriel Le Senne hasta que el muy moderado PP, tan tajante con el negacionismo de la violencia machista, lo convirti¨® en presidente del Parlamento de las Islas Baleares. De la verborrea machista, racista, conspiranoide y terraplanista del personaje llama la atenci¨®n descubrir que es un freudiano de los que ya no quedan dada la actual hegemon¨ªa del conductismo y la autoayuda. Y es que el ¨ªnclito voxista ha desempolvado ni m¨¢s ni menos que la envidia de pene al afirmar que si las mujeres somos m¨¢s beligerantes es porque no contamos con tan preciado tent¨¢culo. Tal es la importancia que le da a su miembro: si estamos cabreadas y combativas, si nos rebelamos contra la discriminaci¨®n y la injusticia, si no nos da la gana de conformarnos y esperar sentadas siglos para alcanzar la igualdad plena, si pedimos justicia por los asesinatos y las violaciones y, en fin, si estamos hartas de soportar a tipos como ¨¦l all¨¢ donde vamos, todo esto nos pasa por no tener externos los genitales. De lo que se podr¨ªa deducir que los hombres bien dotados son mansos y pac¨ªficos, mientras que los desgraciados con micropene deben de ser tan ¡°beligerantes¡± como las mujeres.
Se qued¨® Le Senne en el muy infantil estadio del complejo de castraci¨®n, ese momento en el que el ni?o que observa por primera vez a una ni?a cree que le han pegado un hachazo. Tan cat¨®lico es el se?oro que se ha privado de los conocimientos m¨¢s b¨¢sicos sobre la anatom¨ªa femenina y no sabe que las mujeres no tenemos pene, es cierto (aunque si nos apetece tampoco es que nos cueste mucho encontrar alguno al alcance), pero contamos con un ¨®rgano cuya potencia dejar¨ªa boquiabierto al president, un botoncito de nada llamado cl¨ªtoris que nos da tantas alegr¨ªas que hay d¨ªas en que incluso las m¨¢s convencidas ateas se plantean si tan genial invento no ser¨¢ obra de Dios. As¨ª que ni nos enfada ni nos apena no tener pene porque disponemos de un territorio er¨®geno mucho m¨¢s extenso que los preciados cent¨ªmetros del venerado colgajo. Ay si Le Senne llega a descubrir que somos capaces de tener orgasmos sucesivos sin necesidad de recuperaci¨®n ni reposo o si alguien le cuenta lo que es ser multiorg¨¢smica. Al muy verde de Abascal seguro que le da algo, como m¨ªnimo envidia. Pero no de pene, sino de cl¨ªtoris. As¨ª podr¨ªamos encontrar una raz¨®n psicoanal¨ªtica del odio que se desprende de sus opiniones.
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