Extirpar la imaginaci¨®n
A pesar de su actual banalizaci¨®n, de la imp¨²dica p¨¦rdida de respeto por la literatura exhibida por algunos, la palabra escrita sigue siendo una poderosa herramienta que vertebra y articula pensamiento cr¨ªtico y salva de la desesperanza
El desprecio a la cultura es un lujo que se pueden permitir quienes viven donde hay bibliotecas p¨²blicas, teatros, cines y museos. Solo se puede creer que el arte y la libertad de expresi¨®n est¨¢n sobrevalorados donde est¨¢n garantizados. Solo se puede defender que escribir no sirve para nada cuando otros antes que nosotros escribieron para conquistar los m¨¢s fundamentales derechos y alimentaron con sus plumas el corpus de la tradici¨®n que nos ha dado en herencia las alas necesarias para crear nosotros lo que nos apetezca. A pesar de su actual banalizaci¨®n, de la imp¨²dica p¨¦rdida de respeto por la literatura exhibida por algunos, la palabra escrita sigue siendo una poderosa herramienta que vertebra y articula pensamiento cr¨ªtico y salva de la desesperanza.
En la novela Nosotros de Yevgueni Zami¨¢tin (con nueva traducci¨®n de Marta Reb¨®n) el protagonista vive en un mundo dist¨®pico en el que las personas son n¨²meros y todo est¨¢ organizado siguiendo los dictados de la m¨¢s estricta racionalidad. Al empezar a poner negro sobre blanco sus percepciones del entorno siente que algo extra?o le ocurre. Le pasa que imagina y eso es algo peligroso para el sistema (¡°hay que extirparle la imaginaci¨®n¡±, dicen las autoridades), que siente y a medida que sigue con el diario va desarrollando algo raro y subversivo: una conciencia individual que los m¨¦dicos consideran patol¨®gica (el diagn¨®stico es que ¡°le ha nacido una alma¡±). Esta novela en la que se inspira 1984 de George Orwell es una muestra de que la literatura no solamente es ¨²til sino que resulta fundamental para desafiar los reg¨ªmenes autoritarios, denunciar las situaciones de injusticia o dejar constancia de los hechos que est¨¢n sucediendo. Por eso aunque no he le¨ªdo nada de Victoria Amelina, su muerte por las heridas que le caus¨® un bombardeo ruso es la p¨¦rdida de una vida humana pero tambi¨¦n la de una voz que con admirable coraje decidi¨® dejar a un lado la ficci¨®n y dedicarse a dar cuenta del horror de la guerra. Cultivar una lengua para dotar de complejidad el pensamiento y la imaginaci¨®n colectiva, transmitir conocimiento, experiencias y emociones es una tarea noble y aunque en el mercado triunfe el fast food de los best sellers nuestro oficio consiste en algo m¨¢s que en entretener a la gente. Conectar con realidades alejadas y distintas, sufrir y gozar, vivir a trav¨¦s de lo le¨ªdo o ensanchar los horizontes de la propia existencia. Todo esto hace por nosotros la literatura que ahora algunos pretenden extirpar de nuestra imaginaci¨®n.
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