Feij¨®o enred¨® a Pedro S¨¢nchez
Bast¨® observar la cara de suficiencia impostada del l¨ªder del PP mientras le espetaba a S¨¢nchez, una y otra vez, en distintos bloques: ¡°No es cierto¡±, ¡°No mienta¡±, ¡°No me va a enredar¡±, ¡°No es verdad¡¡±
Alberto N¨²?ez Feij¨®o enred¨® en su coreograf¨ªa televisiva a Pedro S¨¢nchez porque los debates electorales no van de tratados econ¨®micos, ni de precisi¨®n en los datos, sino del show y la t¨¦cnica del candidato. Dice Christian Salmon en la Ceremonia can¨ªbal que el pol¨ªtico hoy es ¡°un producto de la subcultura de masas¡±. Da igual si unos argumentos son m¨¢s solventes que otros. El l¨ªder del PP lo sab¨ªa, y dedic¨® las dos horas a fijar relato: dejar a S¨¢nchez por mentiroso, prometer menos l¨ªos cuando gobierne, torear sus pactos con la ultraderecha.
Bast¨® observar la cara de suficiencia impostada de Feij¨®o mientras le espetaba a S¨¢nchez, una y otra vez, en distintos bloques: ¡°No es cierto¡±, ¡°No mienta¡±, ¡°No me va a enredar¡±, ¡°No es verdad¡¡±. La retah¨ªla del l¨ªder popular no fue casual, sino una narrativa discursiva para seguir alimentando el monstruo del antisanchismo. Por eso, ni hacerle fact-checking posterior a Feij¨®o fren¨® la potencia de algunos mensajes subliminales que el PP tra¨ªa prefabricados.
Aunque el mayor error de Pedro S¨¢nchez fue pensar en el elefante, como dir¨ªa Lakoff: No s¨®lo compr¨® varios marcos del PP (¨¦l mismo sac¨® a ¡°pasear el Falcon¡±, y aludi¨® al ¡°Que te vote Txapote¡±). El presidente del Gobierno tambi¨¦n se redujo a s¨ª mismo a mero aspirante a La Moncloa: tra¨ªa los datos, pero patin¨® al obviar que aquello no era una comparecencia, ni una entrevista, sino un debate. Feij¨®o logr¨® atomizar mejor los mensajes, aunque algunos fueran falsos o medias verdades.
Fue el principal objetivo comunicativo del PP: venderse como presidenciable. G¨¦nova sab¨ªa que S¨¢nchez ha dedicado la legislatura a presentarle como un mal gestor, err¨¢tico en sus exposiciones en el Senado. Las bajas expectativas jugaron a favor del gallego, que demostr¨® llegar preparado para disparar sin contemplaci¨®n, obligando al l¨ªder socialista a ir a rebufo, al refutarle. ¡°Tranquil¨ªcese, se?or S¨¢nchez¡± replicaba, tras meterle en su trampa.
As¨ª que Feij¨®o busc¨® ofrecer la insignia de la que ser¨¢ su gobierno: aburrimiento democr¨¢tico. ¡°Yo soy un pol¨ªtico previsible¡±, dej¨® caer, en viva sinton¨ªa con el clima de opini¨®n en muchos hogares a esa hora viendo el debate: el cansancio respecto a la intensidad de la pol¨ªtica en estos a?os. El PP insisti¨® en la idea de un Gobierno ca¨®tico, tanto en pol¨ªtica econ¨®mica, como por la ley del s¨®lo s¨ª es s¨ª, arremetiendo contra un Podemos ausente tras el que S¨¢nchez no pudo escudarse.
Y al t¨¦rmino, Feij¨®o sab¨ªa que necesitaba una fotograf¨ªa ¨Dla televisi¨®n es imagen¨D para apropiarse de la idea de institucionalidad, tan valorada en Espa?a, y tapar as¨ª sus pactos con la ultraderecha. En un salto final, sac¨® un contrato de adhesi¨®n: que gobierne la lista m¨¢s votada para aislar a los extremos. El presidente del Gobierno no destap¨® el truco: ?si el PSOE se abstiene, con qui¨¦n piensa aprobar el PP las leyes de la legislatura? Santiago Abascal se fingi¨® indignado en las redes sociales.
Si Feij¨®o bail¨® a S¨¢nchez es porque alguien le despej¨® la pista de baile.
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