Agenda sist¨¦mica para un mundo fraterno
Ante una nueva cumbre de la Uni¨®n Europea y la CELAC, la responsabilidad ¨¦tica de los gobernantes es evitar la rutina y abordar la dimensi¨®n concreta de nuestros v¨ªnculos en un contexto mundial complejo
El presidente argentino, Alberto Fern¨¢ndez, durante su presidencia al frente de la Comunidad de Estados de Am¨¦rica Latina y el Caribe, en 2022, sol¨ªa recordar una reflexi¨®n que Luiz In¨¢cio Lula da Silva hizo en Par¨ªs en 2011, cuando ya hab¨ªan concluido sus dos primeros mandatos. Dijo Lula en el Instituto de Estudios Pol¨ªticos de Francia que la unidad europea de la posguerra no era solo un logro para Europa. ¡°Es un patrimonio de la humanidad, y como tal debe ser preservado¡±, afirm¨®.
Esa reflexi¨®n sigue vigente. Los europeos saben muy bien que las diferentes etapas de su integraci¨®n hasta llegar a formar la Uni¨®n Europea son hijas de la necesidad pol¨ªtica. Y, en su origen, nada menos que un fruto de la necesidad de asegurar la paz despu¨¦s de la Segunda Guerra. Nacida de realidades diferentes hace poco m¨¢s de diez a?os, la CELAC es un patrimonio de las naciones de Am¨¦rica Latina y el Caribe, una contribuci¨®n colectiva que surge de la decisi¨®n pol¨ªtica para consolidar la zona de paz m¨¢s densamente poblada del mundo.
A diferencia de la UE, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribe?os est¨¢ todav¨ªa en una instancia menor de integraci¨®n. Es una instancia de di¨¢logo y consenso. Pero la regi¨®n alberga en su seno mecanismos integracionistas ya desarrollados. El Mercosur (con Brasil, la Argentina, Paraguay y Uruguay) es uno de ellos. Creado hace 32 a?os, en 1991, tuvo la fortaleza institucional de atravesar gobiernos de distinto signo y hoy, entre otras tareas, discute con la UE c¨®mo concretar un acuerdo teniendo en cuenta el principio del beneficio mutuo y considerando las asimetr¨ªas entre un bloque y otro.
Al tiempo que saludamos la convergencia de valores y objetivos entre la UE y la CELAC, entre la UE y el Mercosur, debemos resolver los nuevos dilemas de la econom¨ªa mundial, que la pandemia mostr¨® o agrav¨®. Los desaf¨ªos son enormes en t¨¦rminos de cadenas de valor. Tienen que ser sustentables en t¨¦rminos clim¨¢ticos y sociales. Deben considerar el desarrollo industrial local. Ser¨¢n provechosas si relacionan la producci¨®n de materias primas para la transici¨®n energ¨¦tica con la electro-movilidad y con una econom¨ªa baja en carbono.
Profundicemos la agenda com¨²n sobre estos temas. Es impostergable y hace al beneficio mutuo. Lo mismo sucede con las condiciones financieras internacionales, que se dan en medio de fragilidades en materia de deuda externa y con un espacio fiscal de maniobras muy limitado.
La Argentina, cuyo gobierno hered¨® una deuda gigantesca con el Fondo Monetario Internacional que negocia hoy con dos criterios simult¨¢neos ¨Dla responsabilidad hacia los acreedores y la necesidad de no hipotecar el futuro de la sociedad¨D agradece la comprensi¨®n de las naciones de Europa que entendieron la relaci¨®n entre estabilidad y equidad en una regi¨®n del mundo. Existe una agenda universal, la de los objetivos de desarrollo sustentable de las Naciones Unidas para el 2030. Seg¨²n la FAO, si el mundo no toma decisiones dr¨¢sticas llegaremos a 2030 con el hambre de 2015. No habremos avanzado nada. Y en materia de desarrollo humano, no avanzar es retroceder.
El riesgo del retroceso es conocido hoy por las sociedades de Europa, Am¨¦rica latina y el Caribe. Da pie para que avance una tr¨ªada. Primero, el escepticismo ciudadano ante la pol¨ªtica. Luego, el avance de la antipol¨ªtica. Y m¨¢s adelante, el aprovechamiento de la antipol¨ªtica por movimientos autoritarios, incluso fascistas y neofascistas. Lamentablemente, ya estamos transitando la tercera etapa. Pero las democracias no est¨¢n vencidas. El peligro es que no vean ¨Dque no veamos¨D la relaci¨®n evidente entre las necesidades insatisfechas y la capitalizaci¨®n de esas necesidades por fuerzas que quieren una democracia de baja intensidad, quiz¨¢s como pr¨®logo a su completa desaparici¨®n.
Para que podamos avanzar en cada naci¨®n, en cada bloque, en cada foro de consenso, y luego para que vayamos concretando hitos de cooperaci¨®n, es imprescindible observar estas realidades econ¨®micas, pol¨ªticas y sociales de modo sist¨¦mico.
Veamos el ejemplo de los alimentos. Seg¨²n la OCDE, a nivel mundial los subsidios a la agricultura representan nada menos que el 15 por ciento de la producci¨®n agr¨ªcola. La FAO sostiene que este fen¨®meno distorsiona el mercado, da?a el medio ambiente y no promueve la producci¨®n de alimentos nutritivos. Precisamos un comercio internacional de productos agr¨ªcolas m¨¢s justo, m¨¢s transparente, m¨¢s equitativo y m¨¢s previsible.
Seamos pr¨¢cticos. Veamos por qu¨¦ avanzamos en las ¨¢reas en que hicimos progresos. Por ejemplo, la Argentina y la UE firmaron un memor¨¢ndum de entendimiento para una Asociaci¨®n Estrat¨¦gica sobre Cadenas de Valor Sustentables de Materias Primas. El documento destaca la importancia de la Argentina como abastecedor confiable de materias primas estrat¨¦gicas y cr¨ªticas para la UE ¨Den especial el litio¨D, y como socio en el desarrollo de cadenas de valor sustentables con desarrollo industrial local y generaci¨®n de trabajo de calidad. Y en la cumbre de la UE y la Celac firmaremos otro memor¨¢ndum de entendimiento en energ¨ªa. Aprovecho para dar la bienvenida al programa europeo Global Gateway, para el financiamiento de los proyectos.
Los obispos de Am¨¦rica Latina y el Caribe y los obispos europeos prepararon, como contribuci¨®n a esta cumbre, un valioso aporte del que rescato aqu¨ª un principio: construyamos un mundo fraterno sin dejar a nadie atr¨¢s.
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