Cumbre geopol¨ªtica
El encuentro UE-Celac abre la esperanza de cerrar el acuerdo sobre Mercosur a pesar de la cautela sobre Ucrania
La Uni¨®n Europea ten¨ªa por s¨ª sola sobrados motivos y est¨ªmulos para dedicar todos sus esfuerzos al ¨¦xito de la cumbre con la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribe?os), inaugurada como instituci¨®n en 1999 con el incumplido prop¨®sito de reunirse cada dos a?os y materializada solo en dos ocasiones anteriores. Han sido la guerra de Ucrania y la fuerza expansiva de China en el subcontinente americano las que han proporcionado un impulso quiz¨¢s decisivo. Es incomprensible una UE con vocaci¨®n de protagonismo global y pretensiones de autonom¨ªa estrat¨¦gica que mantenga a la vez una actitud de indiferencia o, al menos, de insuficiente atenci¨®n respecto a un conjunto de pa¨ªses hist¨®rica y culturalmente tan cercanos, y de valores y sistemas pol¨ªticos tan similares, y que en cambio haya visto c¨®mo en los dos decenios transcurridos desde aquella cumbre inaugural China la ha superado en sus relaciones comerciales con el subcontinente.
La pieza de mayor peso de la cumbre es la discusi¨®n sobre el acuerdo comercial entre la UE y Mercosur, alcanzado hace cuatro a?os pero que no ha entrado en vigor, pendiente de ratificaci¨®n. Tras 20 a?os de negociaciones con la organizaci¨®n que agrupa a Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, su ratificaci¨®n qued¨® paralizada con la llegada del negacionista clim¨¢tico Jair Bolsonaro a la presidencia del Brasil, la acumulaci¨®n de reticencias en el Parlamento Europeo y la exigencia de mayores compromisos con la reforestaci¨®n y los acuerdos de cambio clim¨¢tico por parte de pa¨ªses como Francia, Pa¨ªses Bajos, Irlanda y Austria. Si se consigue su entrada en vigor a finales de este a?o, tal como han expresado con optimismo la presidenta de la Comisi¨®n, Ursula von der Leyen, y el presidente brasile?o, Luiz In¨¢cio Lula da Silva, ser¨¢ el mayor acuerdo comercial de la UE por volumen de intercambios comerciales, con el que se podr¨¢ intentar recuperar las posiciones perdidas respecto a China.
Tiene todo el sentido que la UE disponga tambi¨¦n de una alternativa a la Nueva Ruta de la Seda promovida desde Pek¨ªn, como ser¨¢ el paquete de inversiones por valor de 45.000 millones de euros, con participaci¨®n de la Comisi¨®n, bautizado como Portal Global europeo o Global Gateway. La actitud comprensiva que ha encontrado la guerra de Putin entre algunos gobiernos latinoamericanos se explica por su voluntad de agradar a Xi Jinping, valedor del presidente ruso y a la vez gran inversionista latinoamericano, pero tambi¨¦n por la dejadez diplom¨¢tica europea respecto a Am¨¦rica Latina. El lamentable reflejo de tal negligencia ha sido la ausencia del presidente Volod¨ªmir Zelenski, que hab¨ªa manifestado su inter¨¦s en intervenir ante la cumbre, y sobre todo el comunicado final, condicionado por la cerrada actitud de Nicaragua en favor de Putin, hasta el punto de retirar la firma de la tibia declaraci¨®n en la que se defiende el orden internacional basado en reglas y se expresa la preocupaci¨®n por la guerra, sin una condena expl¨ªcita ni directa de la invasi¨®n rusa.
Es evidente la falta de atenci¨®n hist¨®rica por parte de la UE a sus flancos mediterr¨¢neo y latinoamericano, precisamente los que mayor inter¨¦s tienen para Espa?a. M¨¢s all¨¢ de los resultados inmediatos y sobre todo del ambiguo comunicado final respecto a Ucrania, el ¨¦xito de esta cumbre deber¨¢ medirse por su capacidad de institucionalizaci¨®n y seguimiento, y sobre todo por un cambio de actitud geopol¨ªtica por parte de la entera UE hacia un conjunto de pa¨ªses que debieran contar como estrechos aliados y socios en el orden internacional que surja tras el fin de la guerra de Ucrania.
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