Sunak y la inmigraci¨®n
La ley impulsada por el primer ministro brit¨¢nico pone al Reino Unido en el l¨ªmite de la legalidad internacional
Entre contentar al ala dura de su partido en la respuesta frente a la inmigraci¨®n irregular, o asegurar el respeto al derecho internacional y el prestigio del Reino Unido en materia de derechos humanos, Rishi Sunak ha elegido la primera opci¨®n. El Gobierno conservador ha logrado sortear los ¨²ltimos obst¨¢culos de la tramitaci¨®n parlamentaria y la nueva Ley de Inmigraci¨®n Ilegal fue finalmente aprobada el martes. Un grupo de representantes de ambos partidos y de afiliaci¨®n independiente de la C¨¢mara de los Lores intent¨® hasta el final suavizar con sus enmiendas un texto legal de extrema dureza, pero Downing Street impuso su disciplina de voto para rechazar la mayor¨ªa de ellas.
La casi totalidad de las organizaciones humanitarias, y la propia Iglesia anglicana, han expresado su rotunda oposici¨®n a una ley que resulta ¡°moralmente inaceptable¡±, en palabras del arzobispo de Canterbury, pr¨¢cticamente imposible de cumplir y casi con total seguridad contraria al derecho internacional o a los tratados firmados por el Reino Unido, como la Convenci¨®n Europea de Derechos Humanos. La ley impone un ¡°deber¡± irrenunciable al ministro del Interior de turno ¡ªy convierte por tanto su mandato en responsabilidad pol¨ªtica individual¡ª, que lo obliga a deportar a todas aquellas personas que hayan entrado al pa¨ªs de manera irregular. El texto y el Gobierno prefieren usar el t¨¦rmino ¡°ilegal¡± para referirse a esos inmigrantes, en contra de la recomendaci¨®n del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados.
A partir de la aprobaci¨®n de la nueva normativa, nadie que haya llegado al Reino Unido a trav¨¦s de estas v¨ªas ¡ªprimordialmente, al cruzar las peligrosas aguas del canal de la Mancha¡ª podr¨¢ iniciar los tr¨¢mites de solicitud de asilo. Ser¨¢ inmediatamente deportado al pa¨ªs de origen o a un tercero que el Gobierno brit¨¢nico estime seguro. Por el momento, el ¨²nico tercer destino contemplado por Downing Street es Ruanda, y ni Sunak ni su equipo han desistido de este prop¨®sito, a pesar de que la justicia brit¨¢nica ha declarado ilegal la elecci¨®n de ese pa¨ªs africano.
La imagen de la frustraci¨®n y confusi¨®n del Gobierno brit¨¢nico a la hora de abordar la crisis migratoria la proporcionaba la llegada esta semana a la costa de Dover, finalmente, del Bibby Stockholm, una grotesca y gigante embarcaci¨®n calificada de ¡°prisi¨®n flotante¡± por las organizaciones humanitarias, en la que Sunak pretende alojar a medio millar de inmigrantes varones. Ya se han contratado otros dos barcos similares. El Ejecutivo conservador justifica la medida en la necesidad de recortar gastos. Unas 160.000 personas esperan hoy en el Reino Unido a que su petici¨®n de asilo sea tramitada. El alojamiento de muchos de ellos, en hoteles repartidos por todo el pa¨ªs, supone m¨¢s de seis millones de euros diarios, seg¨²n el Ministerio del Interior brit¨¢nico.
La siniestra soluci¨®n de esas c¨¢rceles flotantes erosiona claramente la reputaci¨®n internacional del pa¨ªs. La realidad es que el Gobierno conservador ha sido v¨ªctima de las promesas del Brexit ¡ªtake back control, controlar de nuevo las fronteras¡ª y de sus consecuencias. Durante la negociaci¨®n de la salida de la UE, Londres no quiso incluir las cuestiones de asilo, a pesar de que muchos de los inmigrantes irregulares llegaban al Reino Unido desde el continente. Hoy el Reino Unido no dispone siquiera de acuerdos bilaterales en materia de migraci¨®n con ning¨²n pa¨ªs europeo, porque es un asunto que solo puede negociar con Bruselas. La desesperaci¨®n ha llevado a Sunak a forzar la legalidad internacional hasta l¨ªmites intolerables.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.