Cortar el nudo gordiano
En alg¨²n momento habr¨¢ que decir ¡°hasta aqu¨ª¡±, pasar a ocuparse de los problemas reales del pa¨ªs y no de entidades metaf¨ªsicas como el ser de los pueblos
La coincidencia entre la frustrada reuni¨®n de S¨¢nchez y Feij¨®o y el serio y oportunista art¨ªculo de Urkullu en estas p¨¢ginas da que pensar. Por un lado, los dos l¨ªderes m¨¢s representativos de este pa¨ªs d¨¢ndose la espalda y vi¨¦ndose porque no ten¨ªan m¨¢s remedio; por otro, el paso adelante en el autogobierno vasco que propone el lehendakari y que es un aviso a navegantes sobre la hoja de ruta que desde hace ya tiempo tienen prevista hasta dar el salto final a la independencia. Cuando las condiciones hist¨®ricas est¨¦n maduras, se entiende. Y, por lo pronto, a esperar hasta que se pronuncie el expresident Carles Puigdemont, aunque todos sabemos ya m¨¢s o menos de qu¨¦ va la cosa. Frente a esta claridad de ideas, los que habitamos el resto del Estado, por utilizar la jerga del PNV, ignoramos en realidad cu¨¢l es la visi¨®n de Espa?a de nuestros dos grandes partidos. Ambos se remiten a la Constituci¨®n, pero en el caso de uno de ellos depender¨¢ de lo que le exijan los nacionalistas para poder gobernar; en el del otro lo imaginamos, porque solo nos lo dicen en negativo, la identidad espa?ola es el reflejo invertido de las expectativas nacionalistas perif¨¦ricas. En dos palabras, no hay un modelo de pa¨ªs ni la unidad suficiente entre ellos para poder realizarlo. Es una iron¨ªa, pero uno de los pa¨ªses m¨¢s antiguos de Europa sigue navegando por la historia sin saber qu¨¦ es en realidad.
Quienes me siguen por aqu¨ª saben de sobra que suelo ser de los m¨¢s hospitalarios con nuestra diversidad, que estuve a favor de los indultos en su d¨ªa y que no se me caer¨ªan los anillos por la cuesti¨®n de la amnist¨ªa. Es m¨¢s, creo que Feij¨®o hubiera estado dispuesto a aceptarla a cambio del gobierno. Tampoco tengo problemas con lo de la plurinacionalidad si eso significara descansar durante una generaci¨®n de este irreprimible y estragante choque de patrias. Porque ya est¨¢ bien de que nos monopolice la conversaci¨®n y la actividad pol¨ªtica. Esperanza vana, los partidos que ahora condicionan nuestra gobernabilidad no podr¨ªan subsistir sin seguir tensionando la cuerda, perder¨ªan su identidad. En alg¨²n momento habr¨¢ que decir ¡°hasta aqu¨ª¡±, pasar a ocuparse de los problemas reales del pa¨ªs y no de entidades metaf¨ªsicas como el ser de los pueblos. Pero este es precisamente el asunto, ?de qu¨¦ pa¨ªs estamos hablando? Es la cuesti¨®n que habr¨ªa que aclarar antes de nada, porque para algunos es un mero ¡°Estado¡± y para otros la ¡°naci¨®n represora¡±.
Lo que me pide el cuerpo, que no la inteligencia, es resolverlo de una vez con sendos refrendos en Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco. Si los gana la causa espa?ola descansaremos durante un buen periodo; si no, tampoco deber¨ªa pasar nada, externalizar¨ªamos la carga del conflicto de identidades nacionales hacia el interior de los nuevos Estados y, dado que presumo que seguir¨ªan en la UE, quienes viven all¨ª y se sintieran espa?oles gozar¨ªan de todos sus derechos ¨D¡±como los alemanes en Mallorca¡±, que dijera Arzalluz¨D. No tendr¨ªamos por qu¨¦ llevarnos mal e incluso acabar¨ªamos vot¨¢ndonos mutuamente en Eurovisi¨®n, como hacen ahora las rep¨²blicas exyugoslavas. El resto ser¨ªamos un pa¨ªs bastante m¨¢s pobre, pero al menos con capacidad para actuar en com¨²n y bien vertebrado, eso que envidiamos de otras naciones. A m¨ª, la verdad, me compensar¨ªa con creces. Si la inteligencia se me resiste es porque temo que hoy carecemos del liderazgo adecuado para dar un paso tan audaz y el remedio puede ser peor que la enfermedad. Lejos de ahuyentar el fervor nacionalista, lo exacerbar¨ªa hasta niveles insospechados y, desde luego, no volver¨ªa a ver un gobierno de izquierdas en nuestro pa¨ªs en lo que me queda de vida. No hay soluci¨®n a este dilema.
Mientras tanto, nuestros grandes l¨ªderes se re¨²nen un rato y est¨¢n a ver qui¨¦n pilla cacho.
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