Legalistas contra democratistas
Quienes priorizan el respeto a la ley y los que anteponen la voluntad de las urnas respetan el principio legal y el democr¨¢tico, pero cuando ambos chocan, optan por soluciones antag¨®nicas
?Cu¨¢l es la divisi¨®n pol¨ªtica m¨¢s importante en Espa?a? ?Izquierda contra derecha? No exactamente, porque los nacionalistas de derechas vascos y catalanes est¨¢n con la izquierda espa?ola. Y los supuestos ¡°buenos socialistas¡± est¨¢n m¨¢s cerca del PP que de S¨¢nchez en la cuesti¨®n fundamental. Bueno, entonces la cosa va de nacionalismos: los perif¨¦ricos contra el espa?ol. Pues tampoco, porque los ¡°malos socialistas¡± que est¨¢n con S¨¢nchez aman a Espa?a tanto como Feij¨®o o Abascal.
La fractura clave es entre los legalistas ¨Dque priorizan el respeto a la ley¨D y los democratistas ¨Dque anteponen la voluntad de las urnas¨D. Tanto unos como otros respetan el principio legal y el democr¨¢tico, pero cuando estos chocan, optan por soluciones antag¨®nicas. Los legalistas lo supeditan casi todo a la predictibilidad jur¨ªdica, a que se cumpla la ley al pie de la letra, ya sea por su formaci¨®n (sus dirigentes suelen ser abogados) o psicolog¨ªa (posiblemente punt¨²an alto en el rasgo de la personalidad llamado responsabilidad o escrupulosidad). Los democratistas lo someten casi todo a la adaptabilidad social, a que se cumpla la voluntad popular, ya sea por sus estudios (m¨¢s de ciencias sociales que jur¨ªdicas) o actitudes (probablemente tienen m¨¢s aguzado el rasgo de la personalidad denominado apertura a la experiencia).
Estas mentalidades chocan en el proc¨¦s. Ambas atesoran argumentos de peso. Los legalistas tienen raz¨®n en que, si los m¨¢ximos dirigentes de Baviera declararan su independencia de Alemania, los de Texas de Estados Unidos, o los del Rosell¨®n de Francia, ser¨ªan castigados a penas muy duras por querer romper la integridad territorial inscrita en su orden constitucional. La l¨®gica jur¨ªdica, nacional y comparativa, nos deber¨ªa llevar a castigar ejemplarmente cualquier intento de secesi¨®n, sin indultos, amnist¨ªas o cambios del C¨®digo Penal.
Pero los democratistas tienen una tesis (aunque no la explicitan) tanto o m¨¢s poderosa: si pr¨¢cticamente la mitad de la poblaci¨®n, y una mayor¨ªa s¨®lida de sus parlamentos durante varios mandatos, en Baviera, Texas y el Rosell¨®n, quisiera la independencia, los l¨ªderes sediciosos deber¨ªan ser castigados, pero las penas tendr¨ªan que estar atenuadas por el esp¨ªritu de concordia. Con el crimen individual un Estado debe ser duro; con el conflicto social, generoso. La c¨¢rcel no une a los pueblos. El perd¨®n, s¨ª.
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