Solidaridad con Marruecos
Es la hora de la ayuda internacional con los damnificados por el terremoto y de aparcar contenciosos y recelos
Marruecos acaba de sufrir el movimiento s¨ªsmico de mayor intensidad registrado en su historia, de magnitud 6,8, que ha sembrado la muerte y la ruina en una amplia regi¨®n de la cordillera del Atlas al sur de Marraquech. El balance de por s¨ª terrible de m¨¢s de 2.000 muertos y m¨¢s de 2.000 heridos hubiera sido mayor con un epicentro situado en una zona urbana m¨¢s densamente poblada ¡ªcomo sucedi¨® en el se¨ªsmo de febrero de este mismo a?o en Turqu¨ªa y en Siria¡ª y no en una zona rural de poblaci¨®n m¨¢s escasa y dispersa. Fue el caso del que sufri¨® en 1960 la ciudad portuaria de Agadir, el de balance m¨¢s letal de la historia marroqu¨ª. En aquella ocasi¨®n, la metr¨®poli atl¨¢ntica, a 400 kil¨®metros de Lanzarote, perdi¨® a un tercio de sus vecinos y qued¨® destruida casi en su integridad por un terremoto de intensidad mucho menor (de magnitud 5,5, que caus¨® 15.000 muertos) y con un epicentro muy pr¨®ximo a la superficie, lo que percuti¨® sobre una trama urbana formada por construcciones de muy baja calidad.
El impacto del se¨ªsmo del viernes por la noche sobre los servicios b¨¢sicos del pa¨ªs, las comunicaciones especialmente, ha sido pr¨¢cticamente nulo, de forma que aquellos han seguido funcionando y facilitando los primeros auxilios a las v¨ªctimas atrapadas entre las ruinas. Tambi¨¦n ha sido ordenada y tranquila la reacci¨®n de las autoridades y la movilizaci¨®n del ej¨¦rcito a las ¨®rdenes del monarca ejecutivo, Mohamed VI, quien se encontraba una vez m¨¢s fuera del pa¨ªs, en Par¨ªs ¡ªhasta que ayer regres¨® a Marruecos¡ª, tras haber pasado excepcionalmente los meses de julio y agosto en territorio nacional. La tragedia contrasta de momento con el antecedente m¨¢s inmediato, el terremoto que en 2004 se cobr¨® m¨¢s de 600 muertos en la ciudad mediterr¨¢nea de Alhucemas. Aquel se caracteriz¨® por la ineficacia de los servicios de salvamento y por el deficiente auxilio a la poblaci¨®n, hasta el punto de desencadenar protestas populares y obligar al rey a una visita de urgencia para calmar los ¨¢nimos de los ciudadanos.
Las cat¨¢strofes naturales suelen ser un momento especial en las relaciones entre pa¨ªses vecinos, sobre todo cuando hay contenciosos que tensan o interrumpen sus relaciones. Es lo que ha sucedido hist¨®ricamente con Argelia, que rompi¨® con Rabat en 2021 y anunci¨® este s¨¢bado la reapertura de su espacio a¨¦reo, cerrado durante estos dos ¨²ltimos a?os a los vuelos hacia y desde Marruecos, para facilitar la llegada de ayuda y el transporte de los heridos. Ojal¨¢ la solidaridad activada por la desgracia sirva para mejorar las relaciones entre estos dos pa¨ªses del Magreb tan pr¨®ximos, con tantos intereses compartidos y tan importantes para la estabilidad de la regi¨®n.
Muy distinta es la estrecha familiaridad entre Espa?a y Marruecos. Los marroqu¨ªes conforman la primera comunidad de poblaci¨®n inmigrante en Espa?a. Por su parte, los espa?oles, adem¨¢s de contar con la vecindad continental de Ceuta y Melilla, constituyen tambi¨¦n una din¨¢mica presencia cultural y comercial en territorio marroqu¨ª, visitado adem¨¢s por millares de turistas cada a?o. Una desgracia como la que acaba de sufrir el pa¨ªs norteafricano es, en todo caso, un momento especial para estrechar relaciones, mejorar la integraci¨®n de los respectivos ciudadanos, abandonar prejuicios y contenciosos y volcarse desde los gobiernos y desde la sociedad civil en la ayuda a los damnificados.
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