Peajes para todos

El Gobierno y la Comisi¨®n Europea han acordado retirar del Plan de Recuperaci¨®n la incorporaci¨®n de peajes en las autov¨ªas espa?olas prevista inicialmente en el documento enviado a Bruselas. Se trata de dar marcha atr¨¢s en una de las propuestas incorporadas a la futura ley de movilidad sostenible. La medida se sustituir¨¢ por el impulso al transporte por ferrocarril a trav¨¦s de la bonificaci¨®n de c¨¢nones para el transporte de mercanc¨ªas y el desarrollo de ¡°autopistas ferroviarias¡±, un concepto que a¨²n debe concretarse pero que conllevar¨¢ sin duda un nuevo paquete de inversiones en el sector.

La decisi¨®n llega tras una fuerte pol¨¦mica en el marco de la ¨²ltima campa?a electoral, en la que el Partido Popular acus¨® a los socialistas de ocultar una decisi¨®n ya pactada con las instituciones comunitarias. Con este cambio, Espa?a garantiza la gratuidad de la red viaria estatal, evitando su impacto en el bolsillo de conductores particulares y transportistas.

Sin embargo, la retirada implica consideraciones que deben tenerse en cuenta. En primer lugar, hay que se?alar que el mantenimiento de una red viaria de las capacidades y caracter¨ªsticas de la espa?ola supone un gasto elevado que, en otros pa¨ªses de la Uni¨®n Europea, sufragan parcialmente quienes la usan. La retirada de la propuesta implicar¨¢ una mayor carga fiscal al renunciar el Estado a ingresos que iban a destinarse a la conservaci¨®n y actualizaci¨®n de las infraestructuras. Ahora esos recursos deber¨¢n provenir de los impuestos de todos los contribuyentes, con independencia del uso que hagan de las autov¨ªas. La intenci¨®n del Gobierno de subir el IVA en la factura del gas y la electricidad y otros impuestos energ¨¦ticos que fueron rebajados o suspendidos para paliar el golpe de la crisis energ¨¦tica se puede leer en ese contexto. La recaudaci¨®n extra que aportar¨¢n (7.000 millones de euros al a?o) compensar¨¢ de sobra el descarte de los peajes (1.000 millones), pero si no se hace de forma escalonada provocar¨¢ un aumento de los costes energ¨¦ticos que afectar¨¢ a los hogares.

Por otro lado, los peajes tienen un fuerte componente disuasorio para un modo de transporte que se enfrenta a su reestructuraci¨®n bajo el principio de que quien contamina paga. Ese es, al menos, el sentido declarado de peajes impl¨ªcitos como las zonas de estacionamiento regulado desplegadas en muchas ciudades. Sustituir su aplicaci¨®n por incentivos para el transporte ferroviario tiene, por lo tanto, un impacto no solamente fiscal, sino tambi¨¦n ambiental, en un momento en el que la lucha contra el cambio clim¨¢tico es una prioridad. Resulta inquietante que, desde la crisis abierta con la guerra en Ucrania, las decisiones del Gobierno en el ¨¢mbito de la movilidad hayan incorporado iniciativas como la bonificaci¨®n de combustibles ¡ªindependientemente, adem¨¢s, del nivel de renta¡ª o, ahora, la renuncia a los peajes como herramienta de moderaci¨®n en el uso del veh¨ªculo particular. Estas medidas no contribuyen a reducir el impacto de un sector que genera el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero.

La retirada de los peajes como herramienta de pol¨ªtica p¨²blica tranquilizar¨¢ a los conductores, particularmente en los hogares m¨¢s vulnerables, pero no est¨¢ exenta de costes a largo plazo. Tarde o temprano Espa?a tendr¨¢ que retomar ese expediente. Quiz¨¢ con menos demagogia y m¨¢s pedagog¨ªa sobre sus ventajas e inconvenientes.