?Los humanos conseguir¨¢n ser inmortales?
La discriminaci¨®n relacionada con la edad proviene solo de los adultos. Para los ni?os, que no saben fingir, ser anciano significa, como curiosamente lo fue en la antig¨¹edad, sin¨®nimo de experiencia
Es verdad que cada d¨ªa que pasa nos asustan menos los cambios. Nos estamos acostumbrando a profec¨ªas m¨¢s impensables, desde encontrar extraterrestres hasta tener una casa en Marte.
Las ¨²ltimas profec¨ªas arriesgadas las acaba de lanzar el cient¨ªfico Ray Kurzwel para quien la inteligencia artificial conseguir¨¢ en seis a?os tener comportamientos semejantes a los de los humanos. M¨¢s a¨²n, el Homo Sapiens podr¨¢ alcanzar la inmortalidad.
Kurzwel fue quien profetiz¨® que en los a?os 2000 un computador podr¨ªa ganar a una persona una partida de ajedrez. La profec¨ªa se cumpli¨® antes: el 10 de febrero de 1996 cuando una m¨¢quina gan¨® al campe¨®n mundial Garry Kasparov.
Hoy el cient¨ªfico va m¨¢s all¨¢ y cree que en 2030 ser¨¢ posible ¡°aumentar la expectativa de vida humana cada a?o¡±. Ser¨ªa el camino hacia la inmortalidad. La ciencia acabar¨¢ permitiendo que el ser humano muera solo cuando lo desee.
Cuando Yuval Noah Arari lanz¨® su libro Sapiens hablando por primera vez de la posibilidad del hombre de vencer la muerte gracias a los avances de la medicina, nos pareci¨® m¨¢s bien una fantas¨ªa. Hoy sabemos que no hablaba de ciencia ficci¨®n. Ya nada nos espanta.
Todas esas profec¨ªas se van centrando cada vez m¨¢s en el llamado tema de la vejez que empieza a aparecer con insistencia en las publicaciones y en las redes sociales ofreciendo recetas para vivir mejor esa parte de la existencia considerada ayer como negativa.
En su columna del domingo pasado, La cosa esta de la edad, Rosa Montero, escribi¨® con cari?o: ¡°Reivindico la vejez l¨²cida, ese estado que une la experiencia con el pensamiento y que nos regala sabios¡±.
S¨ª, la vejez empieza a salir de los crespones negros de la negatividad a lo que lo fue en el pasado de la humanidad, cuando anciano era sin¨®nimo de sabidur¨ªa. Basta recordar la Biblia donde para conferir importancia a los grandes patriarcas de Israel como No¨¦, Mois¨¦s, Matusal¨¦n o Abraham les adjudicaban hasta 900 a?os de edad.
Y no hace mucho, en el mundo rural, el anciano ya era visto como sin¨®nimo de sabidur¨ªa acumulada. Sab¨ªan cosas que los j¨®venes ignoraban. Se les escuchaba con respeto. El vocablo cultura, nace de cultivar la tierra, de observar la naturaleza.
Ese concepto de la edad fue cambiando con el tiempo hasta degenerar en la idea de que viejo equivale a decrepitud, falta de energ¨ªa y de ilusiones. Y ello a pesar de que cada a?o que pasa aparecen ejemplos de personas, que ya han superado los cien a?os y siguen vivas y actuando. Aqu¨ª, en Brasil, desde donde escribo, hemos tenido el ejemplo del famoso arquitecto, Oscar Niemeyer, ideador de la ciudad de Brasilia y del edificio de la ONU, en Nueva York. El famoso creador de la arquitectura de las curvas, que ve¨ªa como s¨ªmbolo de la sexualidad, vivi¨® 109 a?os y volvi¨® a casarse cumplidos a los 99.
Dif¨ªcil concebir que los humanos consigan el milagro de la inmortalidad o de escoger hasta cu¨¢ndo deseen vivir, pero lo que s¨ª es cierto es que ser¨¢ cada vez m¨¢s urgente revisar el lenguaje relacionado con la edad, algo hasta ahora pre?ado de negatividad.
Y lo primero ser¨¢ no dejar que el adjetivo ¡°viejo¡± siga siendo usado como negativo, caduco, indeseable o temido. Es curioso que solo con la edad lo viejo es sin¨®nimo de algo negativo e in¨²til. En el resto, las cosas, al rev¨¦s, adquieren valor con el peso de los a?os. Y eso en todo, en las bebidas que son mejores cuanto m¨¢s a?ejas. Las pinturas, las esculturas, los f¨®siles, adquieren mayor valor cuanto m¨¢s antiguos. Solo los humanos pierden valor, hasta en el lenguaje, cuanto m¨¢s envejecen. Y, sin embargo, hay j¨®venes viejos, sin ilusiones y ancianos que siguen disfrutando de la vida y de la sabidur¨ªa acumulada.
Pregunten a la psicolog¨ªa cu¨¢l es la etapa de la vida m¨¢s dolorosa. Sin duda lo es la adolescencia. No acaso los ¨ªndices de suicidio en el mundo suelen ser a¨²n hoy mayores en los j¨®venes que en los ancianos.
Una de las profec¨ªas modernas es que estamos llegando a un punto en que los humanos, para quienes cien a?os ya no es noticia en los peri¨®dicos como lo era en mi juventud, vivir¨¢n m¨¢s a?os como ancianos que como adultos, lo que trastornar¨¢ los viejos clich¨¦s de la edad.
En Brasil, seg¨²n la Constituci¨®n, hoy una persona con 60 a?os es considerada anciana para obtener los privilegios de la vejez. S¨ª, hoy la ancianidad es solo una nueva etapa de la vida a veces ya m¨¢s larga que la madurez. ?M¨¢s dura y dolorosa? Depende. Quiz¨¢ tambi¨¦n m¨¢s sosegada, menos desesperada, porque cargada de experiencia y sin ya la ansiedad de acumular. Y parad¨®jicamente de mayor aprecio por la vida.
El placer del silencio, de lo esencial, del coraz¨®n de las cosas, despojados de lo superfluo e in¨²til, del gusto por la amistad, de la facilidad en perdonar y comprender el dolor ajeno se avivan con la vejez. Es cierto que con la mayor edad se pierden parte de los sentidos, pero tambi¨¦n se adquiere sosiego. Me gustar¨ªa que a mis 91 cumplidos me dijeran no qu¨¦ joven te veo, porque no es cierto, pero s¨ª qu¨¦ anciano tan alegre y tranquilo.
A mayor edad, si no se ha vivido en la desesperaci¨®n de querer ser j¨®venes a cualquier precio, hasta de hacer el rid¨ªculo, se observa la vida con menos desasosiego. Estoy cierto que es en la edad madura cuando mejor se aprecia, por ejemplo, que la amistad, es la joya m¨¢s preciosa. Y que la guerra, la violencia, la avaricia y el desprecio por los diferentes tienen sabor a podrido.
Me llam¨® la atenci¨®n que mi nieto Luis, que est¨¢ entrando en la adolescencia, despu¨¦s de una conversaci¨®n en la que le contaba de mis recorridos por el mundo, mir¨¢ndome a los ojos me dijo: ¡°Abuelo, t¨² ves poco, no escuchas bien, andas despacito, pero lo sabes todo¡±. Me abraz¨® cari?oso y me pregunt¨®: ?T¨² eres famoso? Entend¨ª en ese momento que para un ni?o, ser anciano, o viejo, o decr¨¦pito es m¨¢s bien ser alguien que sabe de la vida m¨¢s que ellos. Nada m¨¢s.
La discriminaci¨®n relacionada con la edad es solo de los adultos. Para los ni?os, que no saben fingir, ser anciano significa, como curiosamente lo fue en la antig¨¹edad, sin¨®nimo de experiencia. De vida vivida. De explorador que retorna de mundos desconocidos como cuando Marco Polo regres¨® de China con las manos llenas de novedades que nadie conoc¨ªa.
No deseo hacer apolog¨ªa de la edad, y menos de la m¨ªa, pero s¨ª creo que en un futuro no ya tan lejano ser¨¢ necesario que los ling¨¹istas creen alg¨²n nuevo vocablo que substituya al manido, injusto y despreciativo de la vejez. Porque adem¨¢s, en un tiempo quiz¨¢s no muy lejano, lo que hoy es visto despreciativamente como viejo y caduco ser¨¢ tan normal como hoy ser simplemente adulto. ?Quieren apostar?
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