Matar la compasi¨®n
Acribillar a todos los habitantes de un territorio porque los asesinos proceden de la zona me recuerda las m¨¢s terribles inercias tribales, la ciega y salvaje violencia que quiere exterminar de ra¨ªz a todo un grupo humano
La primera v¨ªctima de una guerra no es la verdad, es la compasi¨®n. Para aniquilar al otro hay que neutralizar todos los mecanismos innatos de la empat¨ªa, hay que evitar por todos los medios la tendencia natural a ponernos en el lugar del otro y apiadarnos de su dolor y sufrimiento. Esto es, para convertir a madres, ni?os, abuelos e hijos en el enemigo hay que psicopatologizar a la poblaci¨®n, cauterizar los canales por los que surge la emoci¨®n que lleva a sentir el dolor del otro como propio. Claro que esto yo lo escribo sin haber enterrado un hijo y no s¨¦ qu¨¦ tipo de persona ser¨ªa si hubiera pasado tan terrible trance, si me hubieran arrebatado lo m¨¢s querido, los seres que m¨¢s robustecen en las madres esa capacidad de hacerte cargo de otro ser humano.
Amos Oz, en su Queridos fan¨¢ticos, nos recordaba que el extremismo que tanto afeamos a los terroristas a veces est¨¢ tambi¨¦n instalado en el comportamiento de quienes se consideran hombres de paz. En estos d¨ªas de im¨¢genes terribles desde el otro extremo del Mediterr¨¢neo yo me aferro a las lecturas de quienes piensan para la paz, me defiendo as¨ª de quienes pretenden arrebatarme la capacidad de compadecerme de las v¨ªctimas. Estaba lamentando los asesinados por Ham¨¢s cuando me vinieron a recordar la situaci¨®n de Palestina. Reconoc¨ª al instante este mecanismo de la dial¨¦ctica b¨¦lica: no llores nunca los muertos del enemigo. ?Pero c¨®mo va a ser el enemigo una gente que estaba en una fiesta? ?Una ni?a llena de vida? ?Una turista alemana? ?Una anciana que sacan de su casa antes de incendiarla?
Puedo llorar las muertes que ha provocado Ham¨¢s y seguir indignada por la situaci¨®n en la que viven los palestinos desde hace tiempo, no olvido que Gaza entera es un verdadero campo de concentraci¨®n. Puedo se?alar que la respuesta del Estado de Israel de aniquilar a una poblaci¨®n civil que en muchos casos nada tiene que ver con Ham¨¢s es una venganza inhumana y no justicia. Acribillar a todos los habitantes de un territorio porque los asesinos proceden de la zona me recuerda las m¨¢s terribles inercias tribales, la ciega y salvaje violencia que quiere exterminar de ra¨ªz a todo un grupo humano. Paradojas de la vida: sabemos c¨®mo funciona esta terrible inercia por todo lo que hemos le¨ªdo precisamente de la Shoah. Y ya siento apelar a algo tan monstruoso, pero miren de cerca a las madres palestinas. Ver¨¢n que lloran las mismas l¨¢grimas que las madres israel¨ªes.
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