Ultim¨¢tum inaceptable
Israel debe detener la muerte de civiles en Gaza y no exigir que m¨¢s de un mill¨®n de palestinos abandonen sus hogares
La poblaci¨®n civil palestina de la franja de Gaza no puede convertirse en moneda de cambio del enfrentamiento entre Israel y Ham¨¢s, considerada organizaci¨®n terrorista por la UE y EE UU, en el enfrentamiento desencadenado tras el salvaje ataque islamista del pasado s¨¢bado. El ultim¨¢tum del ej¨¦rcito israel¨ª para que en cuesti¨®n de horas 1,1 millones de personas abandonen sus hogares en el norte de la Franja y se desplacen al sur ante la inminencia de un ataque ¡ªprevisiblemente una invasi¨®n terrestre¡ª coloca a los habitantes de la zona amenazada no solo ante una condici¨®n imposible de cumplir en la pr¨¢ctica, sino que adem¨¢s los deja en una situaci¨®n de vulnerabilidad y desamparo incompatible con la obligaci¨®n que Israel tiene hacia ellos como potencia ocupante de acuerdo al derecho internacional.
La crueldad del ataque perpetrado por Ham¨¢s y la persistencia en el lanzamiento de misiles contra ciudades israel¨ªes otorgan legitimidad al derecho de Israel a defenderse, pero el coste en vidas de civiles hasta el momento, las draconianas medidas de asedio implementadas ¡ªcon el corte total de agua, electricidad y alimentos¡ª y las condiciones irrealizables del ultim¨¢tum exceden dicho derecho. Es imposible que m¨¢s de un mill¨®n de personas abandonen sus casas sin saber d¨®nde dirigirse y encuentren un lugar seguro en el sur de Gaza, donde ya se hacina otro mill¨®n. El traslado de enfermos y heridos en unas condiciones m¨ªnimamente seguras para su vida es inviable. Y aun en el caso de lograrlo, la situaci¨®n en la zona libre de la advertencia del ej¨¦rcito israel¨ª ser¨ªa invivible. Ham¨¢s ha pedido a los palestinos que no hagan caso al ultim¨¢tum, lo que es una clara muestra de la utilizaci¨®n que hace de unos civiles en cuyo nombre pretende hablar.
La prioridad debe ser salvar vidas y explorar todas las v¨ªas necesarias, por muy remotas que parezcan. La propuesta de abrir un corredor humanitario hecha por Naciones Unidas debe ser atendida sin demora. Israel, miembro de la ONU desde 1949 y que debe su existencia como Estado moderno precisamente a una resoluci¨®n ¡ªla 181¡ª de dicho organismo, est¨¢ obligado a sopesarla. La apertura de ese corredor tendr¨ªa como primer efecto inmediato el cese de los bombardeos sobre la Franja. El ej¨¦rcito israel¨ª ha informado que desde el s¨¢bado ha lanzado unas 6.000 bombas que, en palabras de uno de sus portavoces, est¨¢n poniendo m¨¢s ¨¦nfasis en el da?o que en la precisi¨®n. Y para garantizar un m¨ªnimo soporte vital, tanto a los desplazados como a la poblaci¨®n que los acoge, deber¨ªa ir acompa?ado del levantamiento del castigo colectivo que supone la interrupci¨®n de suministros b¨¢sicos. No se trata en ning¨²n caso de respaldar un desplazamiento masivo de palestinos que resulte irreversible, sino de detener el ba?o de sangre. Israel repite que su ofensiva no est¨¢ dirigida contra la poblaci¨®n palestina sino contra Ham¨¢s, pero sus acciones le contradicen. Quienes est¨¢ pagando en mayor medida sus consecuencias son los gazat¨ªes y no la organizaci¨®n terrorista.
Conviene recordar que entre los secuestrados por Ham¨¢s hay ciudadanos de otras nacionalidades, adem¨¢s de israel¨ªes ¡ªentre ellos probablemente un espa?ol¡ª cuyas vidas no se pueden confiar a la piedad de la organizaci¨®n islamista que ya ha dado muestras suficientes de crueldad, sino al sentido de proporcionalidad y responsabilidad de las autoridades israel¨ªes. A los rehenes hay que a?adir el personal internacional que trabaja o reside en la Franja. Sus gobiernos tambi¨¦n est¨¢n obligados a explorar v¨ªas para salvar las vidas de sus compatriotas y para evitar la muerte de los civiles palestinos de Gaza.
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