Mar¨ªa Corina me quiere gobernar. ?Le dejar¨¢ Maduro seguir la corriente?
Persuadir es lo que de ahora en adelante Machado necesita para gobernar a la oposici¨®n venezolana, poder enfrentar al chavismo y derrotarlo de manera contundente
Mar¨ªa Corina Machado se ve ganadora. A pesar del aplastante autoritarismo del r¨¦gimen de Maduro, las encuestas y los vientos pol¨ªticos est¨¢n a su favor. En entrevistas y apariciones p¨²blicas, donde se muestra asertiva y desafiante, ella ha logrado transmitir la sensaci¨®n de triunfo. Pero lo principal es que la inmensa mayor¨ªa de los venezolanos que quieren un cambio la prefieren como la l¨ªder para poner fin a m¨¢s de una d¨¦cada de gobierno de Nicol¨¢s Maduro y 25 a?os de chavismo.
Esta hip¨®tesis se comenzar¨¢ a despejar este domingo cuando la candidata de Vente Venezuela se mida en las primarias opositoras que buscan abrir el camino a las elecciones presidenciales de 2024. Encuestas recientes le dan a Machado m¨¢s de 70% en intenci¨®n de voto. Sin contar con que tras el retiro de la primaria de Henrique Capriles Radonski, Roberto Enr¨ªquez y Freddy Superlano, tres de sus contendores, corre pr¨¢cticamente sola. No hay que ser videntes para pronosticar que ella obtendr¨¢ un triunfo arrollador en un proceso que contar¨¢ con una participaci¨®n limitada.
Pero lo que s¨ª resulta dif¨ªcil es predecir qu¨¦ sigue. Machado, as¨ª como Capriles, se encuentra inhabilitada para optar a cargos de elecci¨®n popular por una decisi¨®n arbitraria del gobierno. El principal obst¨¢culo a vencer ser¨¢ entonces que su candidatura no quede en el plano de la fantas¨ªa y el voluntarismo, como otras empresas fallidas de la oposici¨®n. ?Eliminar¨¢ el gobierno el veto que har¨ªa posible unas elecciones libres y justas a cambio del levantamiento de sanciones petroleras a Venezuela por Estados Unidos? ?Podr¨¢ Machado unir tras de s¨ª a una oposici¨®n que ella misma ha cuestionado sin cesar, pero sin la cual dif¨ªcilmente lograr¨¢ gobernar si hay elecciones en 2024, llega a ser candidata y gana la presidencia? ?Ser¨¢ capaz de convencer a los presidentes Lula da Silva y Gustavo Petro, firmes aliados de Maduro, de la necesidad de apoyar la ¨²ltima opci¨®n democr¨¢tica que le queda a Venezuela en esta d¨¦cada? Estas preguntas no son ociosas y forman parte de una larga lista de obst¨¢culos en su ruta a la presidencia.
El reto que enfrenta es complejo. Debe convertirse en la l¨ªder indiscutible de una oposici¨®n dividida y fragmentada, en un ambiente controlado por un r¨¦gimen represivo e inescrupuloso. Pero, una vez establecido su liderazgo, deber¨¢ crear las condiciones de gobernabilidad para sacar a Venezuela del colapso social, econ¨®mico y humanitario. Todo esto sin fracturar al pa¨ªs a¨²n m¨¢s.
En d¨ªas recientes se le ha comparado con los liderazgos aluvionales y radicales de Nayib Bukele, en El Salvador, y Javier Milei, en Argentina, haci¨¦ndola ver como una outsider. La comparaci¨®n no es v¨¢lida salvo en dos cosas. Como Bukele y Milei ¨Cun primo pol¨ªtico en l¨ªnea ideol¨®gica directa¡ª, Machado ha creado una marca ferozmente individualista. Y como ellos es una pol¨ªtica de derechas que se ufana de su anticomunismo, seg¨²n lo muestra su adhesi¨®n a la llamada Carta de Madrid que fue impulsada por el dirigente de VOX, Santiago Abascal.
Machado lleva m¨¢s de dos d¨¦cadas dedicada a la pol¨ªtica venezolana a tiempo completo. En ese tiempo, ha sido tanto una combativa cr¨ªtica del gobierno chavista como una infatigable detractora de los acuerdos de los principales partidos opositores con ese gobierno. Aunque tuvo una faceta institucional como diputada ¨Cla m¨¢s votada de este siglo¡ª y es una de las figuras m¨¢s conocidas de la oposici¨®n, siempre ha bailado en la cuerda floja de la antipol¨ªtica.
Su iniciativa m¨¢s sonada fue un movimiento de protesta callejera en 2014 conocido como La Salida que fue repelida con una campa?a de terror y represi¨®n por parte del gobierno. Aunque el prop¨®sito declarado de esas protestas leg¨ªtimas era ¡°encontrar una salida pac¨ªfica, democr¨¢tica y constitucional al Gobierno de Nicol¨¢s Maduro¡±, dejaron m¨¢s de cuarenta muertes, centenares de heridos, casi dos mil detenciones, y sirvieron de pre¨¢mbulo a las atrocidades que sufri¨® la ciudadan¨ªa durante las protestas de 2017.
Pero tambi¨¦n, ir¨®nicamente, tuvieron un extra?o efecto: cimentar la reputaci¨®n de Mar¨ªa Corina Machado entre una peque?a legi¨®n de admiradores como mujer ¡°resteada¡±. Son ellos los iniciadores de un culto que hoy alinea millones de venezolanos tras una promesa tan sencilla como dif¨ªcil de alcanzar: llegar ¡°hasta el final¡±; es decir, desalojar a Maduro de Miraflores y al chavismo del poder para reconstruir la democracia venezolana.
Dentro de esa promesa, sin embargo, caben muchas otras. Mar¨ªa Corina Machado ha prometido privatizar la industria petrolera, garantizar condiciones para la inversi¨®n privada nacional y extranjera y, al mismo tiempo, unificar al pa¨ªs y llevar ante la justicia a los corruptos y quienes hayan cometido cr¨ªmenes de lesa humanidad en la era chavista.
El problema es c¨®mo lograr todo esto en un escenario altamente vol¨¢til y autoritario. La ¨²ltima vez que, antes del chavismo, se intent¨® un gobierno reformista fue durante el segundo mandato del presidente Carlos Andr¨¦s P¨¦rez (1989-1993). El Gran Viraje, su plan de ajuste para abandonar el rentismo petrolero, era ambicioso, pero carec¨ªa de la amplia base pol¨ªtica que necesitaba. A la postre, Acci¨®n Democr¨¢tica, su propio partido, le dio la espalda a P¨¦rez y a su equipo de tecn¨®cratas, apalancando sin darse cuenta, a la figura emergente del golpista Hugo Ch¨¢vez.
La maniobra de Machado no ser¨ªa menos ambiciosa o neoliberal que la de aquel presidente. Al proponer privatizar el principal recurso econ¨®mico del pa¨ªs desde hace un siglo, busca nada menos que un ¡°reseteo¡± de la econom¨ªa y la pol¨ªtica. Esto ser¨ªa imposible sin antes completar su gran viraje personal de la antipol¨ªtica a la pol¨ªtica, que la dirigente ha venido adoptando gradualmente.
La polit¨®loga y Marie Sklodowska Curie Fellow de la Universidad de Oxford University, Maryhen Jim¨¦nez, lo pone de esta forma: ¡°Machado y su entorno quieren lograr con la primaria desplazar al establecimiento opositor e impulsar un cambio dr¨¢stico a nivel ideol¨®gico para luego derrotar al gobierno autoritario en elecciones presidenciales. Pero ver en solo dos elecciones la oportunidad de una transformaci¨®n total para llevar a cabo un proyecto liberal pondr¨ªa en riesgo la posibilidad de construir un movimiento democr¨¢tico que realce la diversidad de los actores pol¨ªticos. Lo que ahora necesitar¨ªa es una base de alianzas amplia para garantizar la transici¨®n y la gobernabilidad en el tiempo¡±. Y si el pasado es pr¨®logo del porvenir esto significa que ¡°ella sola no va poder de ninguna forma¡±, resalta Jim¨¦nez.
Volviendo a Carlos Andr¨¦s P¨¦rez: la gran lecci¨®n de su fracaso a¨²n no ha sido completamente asimilada por una nueva generaci¨®n de pol¨ªticos cuyos principales l¨ªderes han sido Henrique Capriles, Leopoldo L¨®pez y ahora Mar¨ªa Corina Machado. Esa lecci¨®n es inequ¨ªvoca: en una democracia, un pol¨ªtico nunca debe olvidar que ¡°gobernar es persuadir¡±, aunque luzca descolocado y casi provocador citar a Juan Domingo Per¨®n en este contexto. Ese es el espejo en que debe verse hoy la casi segura vencedora de las primarias opositoras.
El 23 de octubre es el comienzo de una nueva etapa y la resurrecci¨®n de las esperanzas perdidas para Venezuela. Persuadir es lo que de ahora en adelante Machado necesita para gobernar a la oposici¨®n, poder enfrentar a Maduro y derrotarlo de manera contundente. El objetivo final no debe ser instaurar un modelo liberal ¨Clos que todav¨ªa quedan tienen m¨¢s agujeros que un colador¨C, sino reconstruir una democracia y hacer de Venezuela de nuevo un pa¨ªs viable.
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