Sin respeto ni decencia

Hasta no hace tanto, un instante era el tiempo que transcurr¨ªa desde que el sem¨¢foro se pon¨ªa en verde hasta que sonaba el claxon del coche de atr¨¢s. Ahora, gracias a la tecnolog¨ªa, la definici¨®n es a¨²n m¨¢s precisa: un instante es el tiempo que pasa entre un hecho cualquiera, cuanto m¨¢s complicado y m¨¢s grave mejor, y el momento en que un ej¨¦rcito de expertos ¡ªnormalmente an¨®nimos¡ª se lanza a explicar su teor¨ªa en Twitter. La cosa podr¨ªa tener su gracia ¡ªuna forma de pasar el tiempo si no se tiene a mano una bolsa de pipas¡ª, pero el problema est¨¢ en que la alegre infanter¨ªa tuitera no suele contenerse ante aquellos asuntos que, por l¨®gica, sentido com¨²n o respeto al pr¨®jimo ¡ªesas tres antiguallas¡ª, merecer¨ªan un prudente silencio.

¡°Est¨¢ bien saber que invert¨ª nueve a?os de mi vida en estudiar para ser forense, pero vosotros habiendo visto CSI os cre¨¦is con potestad para hablar de un fallecido cuyo cuerpo ha aparecido hace menos de 24 horas¡±. Es el texto de un tuit que, la noche del lunes, publicaba Call Me Spider Phd, quien afirma ser bi¨®loga, pat¨®loga forense y antrop¨®loga f¨ªsica. El mensaje ¡ªque ya lleva m¨¢s de 190.000 reproducciones¡ª va seguido de otro en el que denuncia el acoso que est¨¢ sufriendo ¡°una cr¨ªa de 18 a?os¡± que al parecer conoci¨® en una discoteca a ?lvaro Prieto, el joven de su misma edad que fue hallado muerto el lunes junto a la estaci¨®n sevillana de Santa Justa. Hay todav¨ªa un tercer tuit que pone el dedo en la llaga: ¡°Este caso, de principio a fin, es una angustia y una pena infinita, constante, para sus amigos y familiares. Y toda la especulaci¨®n no hace m¨¢s que empeorarlo¡±.

La reflexi¨®n sensata de la bi¨®loga es una excepci¨®n en el desprop¨®sito general que ha rodeado la noticia. En el clima de confrontaci¨®n permanente que es caracter¨ªstico de Twitter cualquier tema es bueno como arma arrojadiza, y unos asuntos se van solapando a otros a una velocidad de v¨¦rtigo hasta que todos, los antiguos y los nuevos, se funden en un magma incandescente; la refriega a cuenta de la investidura y la amnist¨ªa deja paso a la pol¨¦mica sobre el apoyo a Israel o a Palestina, y de ah¨ª a la actuaci¨®n de Renfe y de la Polic¨ªa en el caso de ?lvaro Prieto, que desembocan en una serie de teor¨ªas de la conspiraci¨®n sobre un fallecimiento que el juez y el forense ya tienen claro que fue accidental. Pero, ?qu¨¦ derecho tienen un juez o un forense a decirle a la turba tuitera lo que es y lo que no es?

Por si fuera poco, los callejones m¨¢s oscuros de la Red y los programas m¨¢s sensacionalistas de la televisi¨®n se retroalimentan de tal forma que las ganancias aumentan por ambas partes. El objetivo es la audiencia, y da igual el combustible que sea menester utilizar ¡ªla desgracia ajena arde muy bien¡ª con tal de hacer ruido, demasiadas veces con la colaboraci¨®n estelar de pol¨ªticos ¡ªen ejercicio o en parada t¨¦cnica¡ª que prestan sus cientos de miles de seguidores a la causa del desbarajuste. El ¨²ltimo ejemplo es la intervenci¨®n de un tertuliano del programa de Sonsoles ?nega en Antena 3 que se llama Miguel Lago y que, al parecer, es humorista. A cuenta del caso de ?lvaro Prieto, el tertuliano se pregunta: ¡°?En qu¨¦ punto estamos como sociedad en el que, en una estaci¨®n como la de Sevilla, un chaval que adem¨¢s es blanco, guapo, bien vestido¡­ y que no hay nadie en la estaci¨®n, ning¨²n trabajador de la estaci¨®n de Santa Justa, que le eche una mano?¡±.

Exactamente, ¡°en qu¨¦ punto estamos como sociedad¡± para haber perdido, en vivo y en directo, el sentido del rid¨ªculo y de la decencia.