Juego de espejos entre Ucrania y Oriente Pr¨®ximo

La guerra de Ucrania ha tra¨ªdo el despertar geopol¨ªtico de Europa. Es parad¨®jico que la conciencia s¨²bita de que hemos de hablar el lenguaje del poder en un mundo cada vez m¨¢s agresivo conviva con el envoltorio de nuestro apoyo a Zelenski, esa pulcra narrativa kantiana sobre la urgencia de defender un orden global basado en reglas y valores que, adem¨¢s, todos fingimos creer. La superioridad moral de Ucrania frente al amo del Kremlin proviene de la violaci¨®n de su soberan¨ªa nacional y de la realidad de una nueva y agresiva pol¨ªtica recolonizadora. Y tal fue el relato que llev¨® el inevitable Macron a la ONU con un discurso donde denunci¨® el regreso ¡°a la era del imperialismo y de las colonias¡± de la mano de Putin, al tiempo que acusaba a las naciones que, con su neutralidad o su silencio, se convert¨ªan en c¨®mplices de ese ¡°cinismo contempor¨¢neo que desintegra nuestro orden internacional y sin el cual no es posible la paz¡±.

Nuestro despertar estrat¨¦gico impulsa la ampliaci¨®n de Europa y el posicionamiento frente al bloque de las autocracias: Rusia, China y un Ir¨¢n que asoma la nariz con la crisis de Oriente Pr¨®ximo. Pero nos ponemos de nuevo el traje kantiano y hablamos del respeto al derecho internacional y anticolonialista porque necesitamos el apoyo de ese mismo sur global que se declara neutral o guarda un silencio c¨®mplice con la causa ucrania. ?Y c¨®mo encajar nuestra ret¨®rica de valores y principios con el tratamiento de Israel a Palestina? Su decisi¨®n de cortar el agua y la electricidad en Gaza fue descrita por Von der Leyen como cr¨ªmenes de guerra cuando se hizo en Ucrania, pero adem¨¢s est¨¢ la violencia de la respuesta del ej¨¦rcito israel¨ª a la ofensiva terrorista de Ham¨¢s. Y se trata tambi¨¦n de recordar que los gobiernos occidentales han mantenido el conflicto en suspenso mientras Israel continuaba su pol¨ªtica colonialista y la ocupaci¨®n de Cisjordania, estimulando a los colonos jud¨ªos y aumentando el aislamiento de los m¨¢s de dos millones de gazat¨ªes, sometidos antes y ahora al dominio israel¨ª. La narrativa construida en torno a nuestro apoyo a Ucrania se desmorona cuando la llevamos a Oriente Pr¨®ximo. ?Qu¨¦ fuerza moral podemos esgrimir cuando variamos nuestro juicio en situaciones an¨¢logas? La muletilla del multilateralismo y el respeto al derecho internacional nos hace sentirnos mejor, pero obviamos a sabiendas que Israel no opera en dicho marco.

Esta semana, Borrell defend¨ªa el derecho internacional como el lenguaje com¨²n desde el que abordar el conflicto, pero adem¨¢s de mostrarnos incapaces de buscar soluciones a la cuesti¨®n palestina, seguimos silenciando que el orden internacional est¨¢ dominado por un lenguaje y unos equilibrios de poder que benefician a Occidente y no es permeable a los nuevos actores y equilibrios globales. ?De qu¨¦ despertar geopol¨ªtico podemos hablar entonces? Mientras eso no suceda, la eterna inflamaci¨®n de Oriente Pr¨®ximo aportar¨¢ m¨¢s cap¨ªtulos terribles al abismo creciente entre Occidente y el resto del mundo, algo que, por cierto, espera con entusiasmo el eje olig¨¢rquico de Pek¨ªn, Mosc¨² y Teher¨¢n.