Oriente Pr¨®ximo, las fisuras del multilateralismo
Las reacciones de los BRICS al conflicto entre Israel y Ham¨¢s aportan una lectura del orden mundial que muestra la divisi¨®n pol¨ªtica de los pa¨ªses emergentes y un desv¨ªo del alineamiento en torno a la guerra de Ucrania
Al igual que ocurriese durante la invasi¨®n rusa de Ucrania, la ofensiva terrorista de Ham¨¢s contra Israel ha planteado un dilema a las alternativas multilaterales en ciernes, como los BRICS+ (el bloque de cooperaci¨®n formado por Brasil, Rusia, India, China y Sud¨¢frica, ampliado en agosto) o el as¨ª llamado Sur Global (amalgama heterog¨¦nea por definir), abriendo una brecha que incide en la seguridad y la amenaza del terrorismo, que se ha cobrado sus primeras v¨ªctimas fuera de la regi¨®n con el apu?alamiento de un profesor en Francia y el asesinato de dos personas en B¨¦lgica.
Las reacciones de los BRICS a lo sucedido aportan una lectura del orden mundial que, por un lado, muestra la divisoria pol¨ªtica de los BRICS y, por otro, un desv¨ªo del alineamiento propiciado por la guerra de Ucrania. El pa¨ªs protagonista en este cambio ha sido la India, peso pesado en el foro. Nueva Delhi ha abandonado el tradicional solapamiento ¡°Occidente-colonialismo-doble rasero¡± enarbolado por el Sur Global que aspira a liderar, para priorizar el consenso con Occidente en la lucha contra el yihadismo. Preocupaci¨®n esta que siempre ha querido llevar al plano internacional y que solo a ra¨ªz del 11-S pudo visibilizar, y no sin dificultades. Recordemos el intento fallido del a?o pasado para designar a Abdul Rehman Makki, el islamista paquistan¨ª del grupo Lashkar-e-Tayyiba responsable de los atentados de Mumbai en 2008 en los que murieron 166 personas, como terrorista global ante Naciones Unidas y obstaculizado en el ¨²ltimo momento por el bloqueo de Pek¨ªn.
Al poco de producirse el asalto de Ham¨¢s, el primer ministro indio, Narendra Modi, declar¨® en la red social X (antes Twitter) estar ¡°profundamente conmocionado por las noticias de los ataques terroristas¡±, al que a?adi¨® un ¡°nos solidarizamos con Israel¡±. La India, palad¨ªn de la causa palestina durante d¨¦cadas, nunca antes hab¨ªa calificado a Ham¨¢s de organizaci¨®n terrorista, lo que apunta a un cambio que viene gest¨¢ndose desde que Israel y la India iniciasen una estrecha cooperaci¨®n en materia de defensa e intercambio de inteligencia. Si el pragmatismo que rige la pol¨ªtica exterior india marc¨® distancias con las posiciones de Washington durante la guerra de Ucrania, las actuales circunstancias exigen reforzar la colaboraci¨®n internacional para hacer frente al yihadismo que Nueva Delhi percibe como una amenaza directa.
El otro actor importante en los BRICS, China, se ha mostrado reacia a condenar a Ham¨¢s. Xi Jinping ha guardado silencio e Israel se ha mostrado contrariado. La posici¨®n de Pek¨ªn es arriesgada. En los ¨²ltimos a?os ha incrementado significativamente las inversiones y compromisos en Oriente Pr¨®ximo, territorio hasta entonces eludido por la falta de estabilidad. Solamente en Ir¨¢n tiene previsto destinar 400.000 millones de d¨®lares a lo largo de los pr¨®ximos 25 a?os a cambo de un suministro de petr¨®leo sostenido en el tiempo. Pek¨ªn ha tratado de consolidarse como un agente de influencia benigna y proyectar una imagen alternativa a Washington como mediador de paz. Su mayor ¨¦xito hasta el momento, la intervenci¨®n en el restablecimiento de relaciones entre Arabia Saud¨ª e Ir¨¢n. La masacre de Ham¨¢s y el potencial de escalada muestran los l¨ªmites de sus aspiraciones. No es lo mismo maniobrar en tiempos de paz que en medio de crisis explosivas. Pek¨ªn, como previene Jean-Loup Samaan, investigador de la Universidad Nacional de Singapur, ha triunfado en Oriente Pr¨®ximo en la medida en que se ha movido en un entorno consolidado, pero a la hora de resolver conflictos su capacidad de gesti¨®n var¨ªa sustancialmente.
A lo anterior hay que a?adir las dos grandes estrategias geoecon¨®micas que recorren de un extremo a otro la regi¨®n, de ubicaci¨®n central en la interconexi¨®n Asia-Europa. De un lado, la avanzada Nueva Ruta de la Seda, con una d¨¦cada reci¨¦n cumplida, es el plan estrella de Xi, que agrupa al eje China-Rusia. A la par y en competencia ha surgido el Corredor Econ¨®mico Europa-Oriente Pr¨®ximo-India (IMEC, por sus siglas en ingl¨¦s), anunciado en septiembre durante la cumbre del G-20 en Delhi y del que son signatarios la India, Emiratos ?rabes Unidos, Arabia Saud¨ª, Estados Unidos y la Uni¨®n Europea. Un proyecto superlativo, versi¨®n siglo XXI de la Ruta de las Especias, que engarza con la estrategia del Indo-Pac¨ªfico. La diferencia estructural entre ambas iniciativas, m¨¢s all¨¢ del encaje en la rivalidad sino-americana de esta nueva guerra fr¨ªa, es el papel de Ir¨¢n, incluido en la primera, excluido de la segunda. A la inversa que Israel y Jordania.
La volatilidad de la situaci¨®n en un espacio de creciente significaci¨®n econ¨®mica y estrat¨¦gica plantea grandes inconvenientes a los dos bloques, y pondr¨¢ a prueba a sus correspondientes destrezas diplom¨¢ticas. Las acciones de Ham¨¢s y Hezbol¨¢, as¨ª como la respuesta de Israel, tendr¨¢n repercusiones profundas. En este escenario, el regreso a las hostilidades podr¨ªa desembocar en una escalada b¨¦lica dif¨ªcilmente controlable, en la que tambi¨¦n est¨¢ en juego de qu¨¦ lado de la balanza caer¨¢ Oriente Pr¨®ximo. Cabe esperar que el riesgo de perder los esfuerzos y recursos invertidos act¨²e como un aliciente m¨¢s para buscar una salida al conflicto palestino-israel¨ª, todos tienen que perder en caso contrario.
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