La impotencia culpable de la UE
La masacre en Gaza, y el silencio internacional ante la sangre inocente, no son sino el fruto descarnado de las violaciones de EE UU e Israel del derecho internacional desde d¨¦cadas
El jueves 26 de octubre se esperaba de la reuni¨®n de los presidentes y ministros europeos, junto con la condena leg¨ªtima de la masacre de los civiles israel¨ªes, una posici¨®n clara y solidaria con los civiles palestinos, ofrecidos en holocausto por Ham¨¢s a la venganza despiadada del ej¨¦rcito israel¨ª. Miles y miles de ni?os, mujeres, hombres palestinos se suman a los que les han precedido en el sufrimiento desde d¨¦cadas, y ahora, a los miles de israel¨ªes asesinados desde el comienzo de esta siniestra matanza global. Pero los Estados europeos, salvo los que salvaron su dignidad en esa reuni¨®n ¡ªEspa?a, Portugal, Irlanda¡ª, han adoptado una posici¨®n in¨¦dita, arrodill¨¢ndose delante de los bombarderos israel¨ªes, respaldando su sangrienta actuaci¨®n como si los civiles palestinos encarnaran la garant¨ªa personal de los cr¨ªmenes de Ham¨¢s: una aut¨¦ntica carta blanca a lo que un informe de la ONU califica de ¡°crimen contra la humanidad¡±. Alemania, principal halc¨®n junto con la presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula Von der Leyen, se ha opuesto tajantemente a la condena de estos ataques bajo el falaz pretexto del derecho de Israel a defenderse por haber sido agredido (?por supuesto, los palestinos, encerrados como animales en los territorios ocupados desde la guerra de 1967, no son permanentemente agredidos!). Con todo respeto, habr¨ªa que desempolvar la memoria alemana recordando que este pa¨ªs es el principal responsable hist¨®rico de la tragedia palestino-israel¨ª, lo que determinar¨ªa, por un gesto de prudencia, mantener una postura equilibrada ante la contienda.
La UE ha adoptado, pues, una declaraci¨®n tibia, hip¨®crita, que puede tambi¨¦n leerse como un cierre de ojos delante de la pol¨ªtica israel¨ª. Pide s¨®lo ¡°una pausa¡± en un fuego que proseguir¨¢, y el ¡°respeto¡± a un derecho internacional ya aniquilado en la franja de Gaza; insta a una conferencia internacional sin precisar los t¨¦rminos, sabiendo que el ej¨¦rcito israel¨ª se ampara en la hermandad de la maquinaria estadounidense que no acepta un concepto de paz que no sea el suyo. Pide corredores humanitarios sin el combustible esencial para neutralizar el derrame de sangre civil.
?Piensa Europa que una ofensiva terrestre israel¨ª puede liberar a los rehenes, o, con su postura, est¨¢ dando tiempo al ej¨¦rcito israel¨ª para ¡°limpiar¡± el terreno antes de invadir Gaza? Los rehenes de Ham¨¢s ¡ªsu ¨²nica arma¡ª no ser¨¢n tampoco garant¨ªa personal para negociar con un gobierno como el israel¨ª. As¨ª que una invasi¨®n terrestre es el peor escenario imaginable.
La ¨²nica soluci¨®n sencilla y humana que Europa hubiera podido emprender es el alto el fuego, una medida, adem¨¢s, obligatoria en cumplimiento del derecho internacional que regula los conflictos. Esta postura requerir¨ªa el esfuerzo de una negociaci¨®n entablada por los pa¨ªses ¨¢rabes de la regi¨®n con Ham¨¢s para liberar a los rehenes, y, por supuesto, la obligaci¨®n moral de la UE de exigir ese alto el fuego, instando una reuni¨®n del Consejo de seguridad de la ONU para decidir, de una vez, la interposici¨®n en las fronteras de Gaza de una fuerza internacional separando a los beligerantes, como en L¨ªbano.
Esta masacre, que suma y sigue, y el silencio internacional ante la sangre inocente, no son sino el fruto descarnado de las violaciones de EE UU e Israel del derecho internacional desde d¨¦cadas, y, ahora, de la reacci¨®n asesina de Ham¨¢s, que ensucia por sus m¨¦todos la leg¨ªtima resistencia de los palestinos. La UE, que se enorgullec¨ªa de defender el derecho internacional en Ucrania, se olvida de su vigencia en Oriente Medio. ?Ser¨¢ el desprecio de Occidente hacia el ¡°Sur global¡± del que habla Vlad¨ªmir Putin? La pol¨ªtica exterior europea ten¨ªa ¡ªahora o nunca¡ª una gran oportunidad para hacer prevalecer un ideario com¨²n de justicia internacional, y posicionarse como la principal fuerza de paz en esa regi¨®n mediterr¨¢nea. En su lugar, salvo los representantes de Espa?a, Portugal e Irlanda, ha mostrado impotencia, incapacidad y, desgraciadamente, cobard¨ªa.
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