Que pague la Iglesia
Aqu¨ª en la tierra no esperamos a la otra vida para condenar y castigar a quienes cometen delitos. Por esto la Iglesia deber¨ªa ser encausada, deber¨ªa ser llevada a los tribunales como organizaci¨®n implicada en los cr¨ªmenes
Me cuesta entender que a estas alturas el Gobierno de Espa?a siga sosteniendo la infame anomal¨ªa que es el Concordato con la Iglesia Cat¨®lica. Como ciudadana me resulta humillante, m¨¢s si se tienen en cuenta las cifras de secularizaci¨®n de esta sociedad. Hay menos creyentes que nunca pero la Iglesia sigue con los vergonzosos privilegios de siempre. ?Para qu¨¦ incluir la aconfesionalidad del Estado en la Constituci¨®n si en la pr¨¢ctica se le otorga a una organizaci¨®n privada beneficios sin que sea de ninguna utilidad p¨²blica? No solo eso sino que adem¨¢s, tal como recoge el informe del Defensor del Pueblo sobre pederastia en la Iglesia, ha permitido que en su seno se d¨¦ uno de los peores cr¨ªmenes que se pueden perpetrar contra la infancia. No les bastan el dolor y el sufrimiento de unas v¨ªctimas largamente silenciadas y ninguneadas por quienes tuvieron el poder mientras se comet¨ªan esas atrocidades, encima tiene el se?or Omella la miserable respuesta de dar por exageradas las cifras. En algo ha cambiado la Iglesia, claro, han pasado, como dec¨ªa en una entrevista el psiquiatra Miguel Hurtado, de negacionistas a terraplanistas. Dado que denunciar es tan dif¨ªcil no resulta descabellado imaginar que las cifras del Defensor sean m¨¢s bien bajas.
Tanto el papa Francisco como Omella piden perd¨®n por los abusos pero con eso no basta. El marco que impera y que tiene que imponerse es del Estado de derecho, el de las leyes del hombre y no de Dios. ?C¨®mo es eso de esperar la absoluci¨®n sin siquiera haber confesado los pecados, solamente pidiendo la dispensa social? ?C¨®mo va a redimirse la instituci¨®n de haber roto la vida de centenares de miles de personas en este pa¨ªs? Si se hubieran puesto aunque fuera por un instante en el lugar de las v¨ªctimas no se permitir¨ªan salir con la cara tan dura negando la mayor y con unas disculpas que distan mucho de ser sinceras. Aqu¨ª en la tierra no esperamos a la otra vida para condenar y castigar a quienes cometen delitos. Por esto la Iglesia deber¨ªa ser encausada, deber¨ªa ser llevada a los tribunales como organizaci¨®n implicada en los cr¨ªmenes. Que el Defensor del Pueblo diga que las v¨ªctimas deben ser indemnizadas por el Estado es ya el colmo, como decimos en Catalu?a: cornuts i pagar el beure. ?Es que encima de que a esta entidad privada, repito que privada, se le otorguen privilegios indebidos, ahora se le va a conceder la bula de no tener que rendir cuentas por su implicaci¨®n?
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