Luis Mateo D¨ªez, un Cervantes cantado
El escritor leon¨¦s es un hombre de f¨¢bulas, de consejas y patra?as transmitidas con el sabor gustoso de lo popular y una prosa irreprochable
La semana pasada, estuvimos en la Alberti hablando de poes¨ªa y luego, durante la cena en una taberna del barrio, uno de los presentes dijo: Ma?ana se falla el premio Cervantes. Se especul¨® sobre los posibles candidatos a obtenerlo. Alguien vaticin¨®: le toca a Luis Mateo D¨ªez. Confirmada al d¨ªa siguiente la noticia, consider¨¦ que el acierto no hab¨ªa sido obra de adivinaci¨®n, sino la consecuencia previsible de un caso de justicia po¨¦tica. Justicia que, como la prosaica, no siempre se cumple. Este premio colmado de prestigio, que los propensos a las hip¨¦rboles denominan ¡°el Nobel de las letras hisp¨¢nicas¡±, llevar¨¢ por siempre la m¨¢cula de no presentar en su lista de galardonados a Ramiro Pinilla, un grande entre los grandes. Pero, en fin, hemos venido a la columna de hoy a celebrar y no a quejarnos.
D¨¦cadas atr¨¢s, entr¨¦ con buen pie en la vasta obra narrativa de Luis Mateo D¨ªez por La fuente de la edad, uno de sus t¨ªtulos mayores y acaso el m¨¢s difundido, con algo de ayuda del cine. Prosegu¨ª mi viaje de lector solitario por los campos y pueblos de Celama y por otras veredas de su fecunda inventiva. Con raz¨®n se ha dicho del autor que es un avezado contador de historias. Luis Mateo D¨ªez es un hombre de f¨¢bulas, de consejas y patra?as transmitidas con el sabor gustoso de lo popular, en rueda de filandones al calor de la chimenea, y con una prosa de cincelado irreprochable. Lo he conocido tambi¨¦n en su faceta de hablista. Vino un d¨ªa a impartir una charla en mi ciudad natal; ya no s¨¦ lo que dijo, pero recuerdo la extraordinaria calidad verbal de su facundia. Una vez compart¨ª estrado con ¨¦l (vi que usaba chuleta) y algo lo he tratado, no mucho, pero lo suficiente, con ser por desgracia muy poco, para haber podido disfrutar de su conversaci¨®n amena, su sentido del humor y ese punto de afabilidad y de sosiego bondadoso que hace tan admirable al hombre como a su obra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.