Legislatura de equilibrios
Las tensiones dentro de la mayor¨ªa de la investidura condicionar¨¢n a Pedro S¨¢nchez, reelegido presidente
Pedro S¨¢nchez ya es presidente del Gobierno. Contra los pron¨®sticos anteriores a las elecciones del 23 de julio, precedida por la debacle socialista en las auton¨®micas y municipales del 28 de mayo; contra las dificultades planteadas por la amalgama de partidos que deb¨ªa apoyarlo en virtud del resultado de las generales; contra la presi¨®n de la derecha en las calles y en las instituciones; contra sus propias palabras sobre la amnist¨ªa y con 171 diputados en contra ¡ªcomo nunca antes¡ª, Pedro S¨¢nchez ha conseguido revalidar su condici¨®n de s¨¦ptimo presidente de la democracia del 78. En un proceso escrupulosamente democr¨¢tico y constitucional, Espa?a acaba con una interinidad que de facto empez¨® en primavera y un nuevo gobierno de coalici¨®n progresista en plenitud de funciones se pone al frente del pa¨ªs, un pa¨ªs de 47 millones de personas con problemas, retos y desaf¨ªos similares a los del resto de los europeos.
Comienza, pues, una legislatura que no ser¨¢ f¨¢cil. Tampoco lo fue la anterior ¡ªatravesada por la pandemia y la guerra de Ucrania¡ª ni lo ser¨¢ la gesti¨®n de lo p¨²blico en un tiempo de profundas transformaciones tanto en el orden mundial como en la econom¨ªa o las relaciones laborales y humanas, muy determinadas en lo negativo por la crisis clim¨¢tica y la desigualdad y, en lo positivo, por la pujanza del feminismo.
La capacidad de adaptaci¨®n de Pedro S¨¢nchez a esta realidad va a darle al PSOE la oportunidad de gobernar en este momento de convulsi¨®n geopol¨ªtica y geoecon¨®mica. El discurso que el presidente articul¨® en su investidura sienta las bases de la socialdemocracia del siglo XXI frente a la falta de ideas de futuro del conservadurismo econ¨®mico y pol¨ªtico, ausente en Espa?a de estos debates si no es para aplicar, como hace Vox, una sola receta: el negacionismo.
En el ¨¢mbito dom¨¦stico, la legislatura tampoco ser¨¢ f¨¢cil, como demuestra la necesidad de convivir con 11 comunidades aut¨®nomas gobernadas por el PP y como se demostr¨® ayer y anteayer en el Congreso. A nivel parlamentario, pivotar¨¢ sobre varias disputas en el seno de la mayor¨ªa af¨ªn al Gobierno, empezando por la que enfrenta a Podemos con Sumar. La que enfrenta a ERC con Junts, con el horizonte de las elecciones catalanas, es sin duda la m¨¢s delicada porque est¨¢ por ver que el independentismo haya aprendido de errores que se niega siquiera a reconocer. Lo ilustr¨® bien la dureza con la que la portavoz de Junts, M¨ªriam Nogueras, se dirigi¨® el mi¨¦rcoles al candidato, al que apoy¨® el jueves.
A esta tensi¨®n entre nacionalistas hay que a?adir adem¨¢s la que viven, con otros comicios auton¨®micos a la vista, PNV y Bildu, que comparten la agenda territorial, pero discrepan en la social. Con todo, lo que se ha revelado como el pegamento de la mayor¨ªa de investidura (179 esca?os) es otra competici¨®n: la que mantienen el PP y Vox, que ha alimentado un clima desestabilizador que, probablemente, se prolongar¨¢ hasta, al menos, las elecciones europeas de junio.
Ante este panorama, compete al l¨ªder socialista armar un Gobierno con solvencia t¨¦cnica, visi¨®n pol¨ªtica y capacidad de tejer alianzas y acuerdos. Tambi¨¦n un Ejecutivo capaz de explicar mejor sus proyectos para tranquilizar a los moderados que no le votan y conjurar el fantasma de la ruptura social alimentada por la oposici¨®n a la amnist¨ªa. Ser¨ªa bueno, as¨ª mismo, que estableciera una mejor interlocuci¨®n con el universo, tradicionalmente conservador, de los altos funcionarios del Estado, llamados a aplicar desde la Administraci¨®n las pol¨ªticas p¨²blicas impulsadas por los poderes legislativo y ejecutivo. Comienza, en fin, la tarea de gobernar para todos.
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