Milei, obligado al consenso
El nuevo presidente argentino no cuenta con la estructura territorial ni con los apoyos legislativos necesarios para llevar a cabo su extravagante programa
El ultra Javier Milei ser¨¢ desde el 10 de diciembre presidente de Argentina en sustituci¨®n del peronista Alberto Fern¨¢ndez. Llega al poder arropado por m¨¢s de 14 millones de votos, equivalentes al 56% del censo, el mejor resultado electoral para un candidato desde el regreso a la democracia en 1983. Las del domingo fueron unas elecciones transparentes y seguras, como reconocieron los equipos de campa?a de Milei, los mismos que d¨ªas antes auguraban un ¡°fraude colosal¡± en su contra. No hubo tal fraude y las instituciones funcionaron como se esperaba.
Con discursos encendidos, el nuevo presidente convenci¨® a m¨¢s de la mitad de los argentinos en edad de votar de que sus propuestas de reducir el Estado, dolarizar la econom¨ªa y privatizar empresas p¨²blicas son la soluci¨®n a la inflaci¨®n y a la pobreza que arrasa el pa¨ªs. Ahora se enfrenta a un enorme desaf¨ªo: llevarlas adelante.
El apoyo popular que cosech¨® en las urnas ¡ªy que se llev¨® por delante al gran derrotado, el peronismo de Sergio Massa, ganador en la primera vuelta¡ª no debe llevar a la confusi¨®n: Milei tiene los votos, pero no cuenta con estructura de partido ni con apoyos legislativos y territoriales para emprender en solitario las transformaciones estructurales que impulsa. El temor a una deriva autoritaria est¨¢ a la vuelta de la esquina. El presidente electo no manifest¨® en el pasado especial afecto por el di¨¢logo con sus rivales, a los que insult¨® sin piedad durante la campa?a. Al d¨ªa siguiente de su triunfo, advirti¨® que ya ten¨ªa un plan para reprimir las protestas que, espera, generar¨¢ su pol¨ªtica.
Urge, adem¨¢s, la soluci¨®n a los problemas m¨¢s acuciantes de la ciudadan¨ªa. La inflaci¨®n, que ya supera el 140%, y el crecimiento de la pobreza hasta el 40% no deja tiempo para experimentos que ya fracasaron en el pasado. Adelgazar el Estado al precio que sea supone dejar en manos privadas derechos b¨¢sicos como la educaci¨®n y la salud. Abundan los ejemplos de las consecuencias de estas pol¨ªticas entre los m¨¢s pobres. La dolarizaci¨®n de la econom¨ªa, bandera de la campa?a de Milei, no genera consenso ni siquiera en el equipo del presidente electo. Argentina tiene sus reservas internacionales en rojo y solo podr¨ªa dolarizar con la ayuda externa, algo que hoy parece imposible.
El nuevo presidente tiene tambi¨¦n la obligaci¨®n de no quebrar consensos b¨¢sicos que han estructurado a la sociedad argentina durante 40 a?os, como la justicia social, el respeto a las minor¨ªas y el repudio al terrorismo de Estado de la dictadura. Milei tiene por delante una enorme crisis econ¨®mica y la responsabilidad de resolverla de la mejor manera posible, controlando los da?os y protegiendo a los sectores m¨¢s vulnerables. La gravedad de la crisis no puede dar lugar a pol¨ªticas que hagan peligrar instituciones y valores que son la base de la democracia.
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