Podemos y el ministerio del dolor de muelas
Ha sido un error de los morados rechazar la oferta de colocar a Nacho ?lvarez en el Gobierno: el panorama ha cambiado y el votante de izquierda se da cuenta del valor de utilizar el BOE en vez de las pancartas
Aunque nos cueste recordarlo hubo un momento, no tan distante, en que la pol¨ªtica establec¨ªa su valor en funci¨®n de las ilusiones que generaba. Bien mediante los partidos, bien mediante los movimientos sociales, lo que se buscaba era despejar el camino entre los conflictos y sus soluciones, las aspiraciones y el horizonte donde colmarlas. Hoy, sin embargo, la tendencia que impulsa la pol¨ªtica es el sentimiento de agravio: gente iracunda, con o sin razones, que se moviliza emocionalmente buscando m¨¢s que una satisfacci¨®n, venganza.
Es f¨¢cil observar este fen¨®meno en la victoria de un tipo como Javier Milei en Argentina, sustentada en la escenograf¨ªa de la destrucci¨®n, a golpes de mazo contra una maqueta del Banco Central argentino o enarbolando una motosierra: puede que sea un lun¨¢tico, pero su teatralidad tiene m¨¦todo. En las protestas contra la proposici¨®n de ley de amnist¨ªa, la ret¨®rica de las tribunas ha hablado de inconstitucionalidad, pero las calles han gritado desde el rojigualdismo furioso pasando por el machismo m¨¢s recalcitrante. La coartada de las derechas para desconocer el resultado de las elecciones del 23-J se diluye una vez que se desatan las pasiones.
Tras la conformaci¨®n del nuevo Ejecutivo las cr¨ªticas no han llegado s¨®lo de la derecha. Podemos ha cargado por boca de su portavoz Pablo Fern¨¢ndez contra la coalici¨®n progresista: ¡°Pedro S¨¢nchez y Yolanda D¨ªaz han echado a Podemos del Gobierno para que en el Consejo de Ministros no haya nadie que incomode de verdad al poder econ¨®mico, al poder judicial y al poder medi¨¢tico¡±. El nombre de Irene Montero como centro de la ofensa, quien se ha despedido de su cargo en Igualdad deseando a su sucesora ¡°valent¨ªa para incomodar a los hombres amigos de 40 y 50 a?os del presidente¡±. De nuevo el agravio como motor de la identidad.
Resulta l¨®gico que dentro de una coalici¨®n un partido pida un trato equivalente al resto, si no se ha dedicado en el ¨²ltimo a?o a sabotear de todas las formas posibles a esa misma coalici¨®n. Nadie ha podido sorprenderse del resultado, entre otras cosas porque fueron los propios morados los que desestimaron el ofrecimiento por parte de Sumar de que Nacho ?lvarez tomara una cartera. Puede que no fuera la persona que su direcci¨®n hubiera elegido, lo cierto es que en toda negociaci¨®n se producen cesiones y esta, situar como titular de Derechos Sociales a quien fue secretario de Estado con Ione Belarra, adem¨¢s de art¨ªfice de su programa econ¨®mico, no parece una renuncia tan terrible.
Una dirigente territorial de Podemos me escribe al poco de confirmarse los nombres del nuevo Gabinete: ¡°No ha habido ninguna consulta a los inscritos en la que se preguntase por un ministerio para Montero. De hecho mucha gente no est¨¢ de acuerdo con anteponer todo el partido a una se?ora¡±. Le respondo que me parece un error de libro no haber buscado una soluci¨®n intermedia, si lo que se pretende es hacer leyes e intervenir en los presupuestos, no convertirte en el titular del ministerio del dolor de muelas para Pedro S¨¢nchez.
A este Gobierno no le sobran los esca?os y no asegurar los cinco de los que dispone Podemos resulta una complicaci¨®n a?adida. Los gui?os que Gabriel Rufi¨¢n lanz¨® a Irene Montero en la sesi¨®n de investidura anticipan que podr¨ªan darse entendimientos puntuales para imposibilitar la aprobaci¨®n de alguna ley, como ya sucedi¨® con la reforma de la ley mordaza. Se utilizar¨¢ el pretexto de buscar resultados m¨¢ximos, algo que puede ser bien visto por un sector de la izquierda educado en la consigna de camiseta antes que en obtener efectos ¨²tiles del trabajo parlamentario.
De momento la t¨¢ctica del agravio ha valido para rellenar la parrilla de Canal Red, adem¨¢s de para cohesionar a un n¨²cleo de fieles que, m¨¢s que identificarse con Podemos, parecen hacerlo con el proyecto comunicativo de Iglesias. La clave estar¨¢ en las elecciones europeas, donde se podr¨¢ comprobar, de presentarse Podemos en solitario, si da sus frutos haber apostado todo a la afrenta que supuso la exclusi¨®n de Irene Montero. La cuesti¨®n es que, m¨¢s all¨¢ de los intereses de este espacio, la izquierda estar¨¢ perdiendo una oportunidad para afirmar en conjunto la utilidad de usar el BOE antes que el aspaviento moralizante.
En un contexto como el actual existe la posibilidad de que muchos votantes progresistas no entiendan que Podemos opte por abrir un nuevo frente interno. Resulta poco cre¨ªble situarse como el que incomoda a los poderes f¨¢cticos cuando las derechas han planificado una ofensiva no s¨®lo para ilegitimar al Gobierno, sino para hacerlo caer. El an¨¢lisis del ¡°r¨¦gimen del 78¡å, que situaba al PSOE como parte del inmovilismo, sirvi¨® en la pasada d¨¦cada para construir un antagonismo entre la nueva y la vieja pol¨ªtica. Hoy el contexto ha cambiado y los socialistas, manteniendo su papel de centralidad en la sociedad espa?ola, pueden verse impulsados a ser los que encabecen un salto adelante contra la ofensiva reaccionaria. En pol¨ªtica no hay peor error que tallar en piedra tus consignas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.