Javier Milei contra V¨ªctor Frankenstein
El ganador de las presidenciales argentinas tiene rasgos preocupantes para el peronismo, porque toca precisamente su identidad e incluso cita en su gran noche a Juan Domingo Per¨®n

Javier Milei no gan¨® porque los argentinos quieren que vuelva la dictadura. No gan¨® porque niegan los 30.000 desaparecidos, ni planean poner un quiosco para vender los ri?oncitos frescos de sus hijos (por ahora). Por cierto, Milei tampoco gan¨®: arras¨®. Obtuvo el 55,8% del voto: lo votaron los indigentes y los ricos, los iletrados y los cultos, el campo y las ciudades, los j¨®venes y los ancianos, en La Quiaca y Tierra del Fuego; algunos lo votaron con recelo, otros con euforia. Rasgarse las perlas europeas ante las decisiones democr¨¢ticas de la tumultuosa Sudam¨¦rica es un privilegio emocional comprensible, pero que debe ser refrenado. Es mucho m¨¢s interesante mirar la barbarie a los ojos (al menos es lo que la izquierda intelectual sol¨ªa hacer).
En su ¨²ltimo rally, Milei rompi¨® la negrura del escenario impostando con voz grave: ¡°Yo soy el rey de un mundo perdido¡±, la canci¨®n de La Renga que devino su himno personal. Ese mundo perdido es la Argentina colapsada despu¨¦s de dos d¨¦cadas de kirchnerismo (con un breve interregno de Mauricio Macri). La ¨²ltima vez que el pa¨ªs abraz¨® un candidato de forma tan categ¨®rica fue a Cristina Kirchner, cuyo 54% fue el cetro y manto de armi?o que la elev¨® en monarca popular.
Sergio Massa fue el creador de Javier Milei: dispuso el branding de su partido con una agencia top, habilit¨® su llegada a los medios (as¨ª Milei se volvi¨® un personaje del prime time televisivo por a?os); lo incub¨® y lo hizo crecer. En el ¨²ltimo debate, ese pacto subterr¨¢neo emergi¨® a la superficie. Massa era V¨ªctor Frankenstein, enfrentado a su criatura deforme. Despleg¨® su control, autoridad y desprecio; el mensaje era ¡°hasta ac¨¢ llegaste¡±. Cont¨® que Milei se hab¨ªa acercado a ¨¦l, que hab¨ªa hecho una pasant¨ªa en el Banco Central que no le hab¨ªan renovado, lo hab¨ªan echado: ?por eso lo quiere demoler! El creador explicaba a su criatura: Massa no pudo resistir mostrarse como un autor que brinda una pista del pasado del personaje, una explicaci¨®n psicol¨®gica que lo clausura: el monstruo movido por traumas personales, para quien el poder es una venganza. Milei le dedic¨® una sonrisa amarga, encogi¨¦ndose de hombros: ¡°fracasos tenemos todos¡±. En Frankenstein de Mary Shelley, ?a qui¨¦n amamos como lectores? ?Al calculador y ego¨ªsta V¨ªctor, o a la criatura sensible y elocuente, aunque sea un esperpento? ?Qui¨¦n es el verdadero monstruo? Es alucinante la capacidad de Milei de mostrarse pat¨¦tico, c¨®mo su vulnerabilidad es una fuerza que lo une a la masa.
Quien le dio a Milei un regalo inesperado fue la tenaz izquierdista Myriam Bregman: en el primer debate lo llam¨® ¡°gatito mimoso¡± (del FMI), y sin querer instal¨® una conversaci¨®n donde Milei no era realmente de temer, sino tan solo un gatito dom¨¦stico. El gatito mimoso ven¨ªa sintiendo el maullido seductor del Gato Macri. Macri nunca escondi¨® la fascinaci¨®n (casi el orgullo) que le provocaba Milei, como si el le¨®n fuera su sucesor salvaje. Inmediatamente despu¨¦s de perder, Patricia Bullrich apoy¨® a Milei; con Macri y Patricia en escena, era como si de pronto el gatito callejero que dorm¨ªa en una caja de cart¨®n hubiera encontrado un pap¨¢ y una mam¨¢. El fen¨®meno Milei, con su corso de cosplayers y diputadas de onlyfans, de pronto era adoptado por ¡°adultos a cargo¡±; as¨ª, el rechazo al peronismo (la aut¨¦ntica pasi¨®n popular) se reagrup¨® detr¨¢s del carisma loco de Milei. La criatura era un pol¨ªtico consumado: solo esperaba el momento (y el daddy) para rebelarse contra su creador.
El triunfo de Milei tiene rasgos preocupantes para el peronismo, porque tocan precisamente su identidad. Como fen¨®meno popular, Milei tiene muchas cosas que se parecen al surgimiento de Juan Domingo Per¨®n en la d¨¦cada de 1940. Lo votaron masivamente los pobres, el grupo social que tradicionalmente acompa?a al peronismo. Otro factor en com¨²n con el Per¨®n original es el foco en el trabajo, una zona donde el peronismo actual qued¨® totalmente desfasado. A la clase trabajadora actual no la representan los sindicatos manejados por millonarios peronistas: el proletariado son los rappi, los ubers, los pedidosya, los programadores que ganan en d¨®lares afuera y operan con ¡°cuevas¡± porque el sistema bancario es un islote cubano. Se ven a s¨ª mismos como emprendedores: todo lo que ingresa en su app de Mercado Pago se lo ganaron con su esfuerzo. Hay una dignidad del trabajo (n¨²cleo de la pr¨¦dica de Milei) que compite directamente con la d¨¢diva y el plan social, eje de la relaci¨®n del kirchnerismo con los pobres. Aunque Massa dispuso dinerales en obsequios, los pobres se montaron en sus bicis nuevas y le dieron la espalda. Votarlo a Milei era un gesto de indisciplina d¨ªscola, orgullosa de s¨ª.
Milei, como Per¨®n, encarna una emoci¨®n anti¨¦lites. Declara que viene a purificar el poder: el hombre com¨²n contra los privilegiados del sistema. Los privilegiados ya no son la rica oligarqu¨ªa argentina de cuando Per¨®n lleg¨® al poder (aunque los peronistas lo repitan como si estuvi¨¦ramos en 1950). Parece evidente que Milei no tiene problemas reales con la casta pol¨ªtica (su Gabinete parece recrear el dream team 2015-2019 de Macri); el ¨¦nfasis es cortar con la farsa ideol¨®gica. Los privilegiados actuales viven escondidos entre las capas torvas de la corrupci¨®n y militancia kirchnerista; Milei los se?ala como los blancos del ajuste. El d¨ªa de su triunfo, Milei cit¨® a Per¨®n: ¡°Dentro de la ley todo, fuera de la ley nada¡±.
Milei es un l¨ªder extra?o, pero que encarna una forma de la libertad que los argentinos aprecian: la libertad de decir lo que se les pasa por la cabeza. La sinceridad, estar a flor de piel, equivocarse pero sin mala intenci¨®n. En un pa¨ªs donde el dinero vale menos cada segundo que pasa, el presente f¨ªsico, el ser y estar aqu¨ª y ahora, cobra una fuerza alucinatoria, donde la libertad es una forma tangible de esperanza. Vivir con una inflaci¨®n de 143% por a?os basta para enloquecer a cualquiera; Milei pod¨ªa ser un poco loco, pero eso lo volv¨ªa real. Es como si los votantes lo decodificaran, asumiendo una vida interior ben¨¦vola como se hace con un actor de cine (o como muchos hacen con Cristina).
El progresismo har¨ªa bien si mirase la derrota a los ojos, en lugar de arroparse con el chic de la victimizaci¨®n. La prensa europea es incapaz de imaginar la miseria argentina y reconstruye a Massa como un virtuoso l¨ªder de centroizquierda y a Milei como un Zemmour con peluca. ?Qu¨¦ significa el progresismo cuando el Gobierno soi-disant progresista multiplica los pobres (mientras sus pol¨ªticos se enriquecen), o les dan planes que los mantienen en la miseria y les quitan la dignidad? ?Qu¨¦ significa ¡°conservar los derechos¡±, cuando esos derechos son abstracciones inaccesibles? ?C¨®mo resuena en alguien que trabaja y apenas le alcanza para sobrevivir ese ¡°Estado presente¡± en un pa¨ªs con la presi¨®n fiscal m¨¢s feroz del planeta? ?Qu¨¦ significa ¡°te vas a quedar sin nada¡± cuando no se tiene nada? La dictadura, los derechos y el n¨²mero de desaparecidos son white people problems en un pa¨ªs con 143% de inflaci¨®n y 50% de pobres.
Totalmente alienado de la realidad, el kirchnerismo promov¨ªa hace unas semanas el juicio pol¨ªtico a la Corte Suprema (una cortes¨ªa palaciega a la reina Cristina, condenada por corrupci¨®n). El peronismo se autonomiz¨® tanto de la sociedad que empez¨® a girar sobre su propio eje, autoaliment¨¢ndose de sus dramas burocr¨¢ticos; olvid¨® que exist¨ªan los ciudadanos y as¨ª los perdi¨®. Por mi parte, tengo el distinguido honor de haber sido acaso la pluma m¨¢s cr¨ªtica de Javier Milei y su fuerza, pero ante el mensaje de las urnas, mi trabajo implica escuchar. El pueblo argentino eligi¨® a la criatura por sobre V¨ªctor Frankenstein; ahora empieza otra novela.
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Javier Milei, caballo de Troya del peronismo
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