Lo que Milei le rob¨® al peronismo
Junto a su feroz batalla contra la casta, lo que tambi¨¦n hizo el nuevo presidente de Argentina en su campa?a fue dar espect¨¢culo para seducir a los descontentos
La irrupci¨®n de Javier Milei en la escena pol¨ªtica argentina lleg¨® acompa?ada de una bandera que hab¨ªa sido desde siempre la del peronismo. La vieja f¨®rmula del pueblo contra la casta, de la gente contra las ¨¦lites, de las personas honradas y rectas contra los pol¨ªticos corruptos. Daba la impresi¨®n de que hubiera sospechado que al peronismo solo se lo pod¨ªa ganar con su mismo discurso. Y lo derrot¨®, vaya que lo derrot¨®. Pero hubo tambi¨¦n otro elemento que era propio del peronismo y que tambi¨¦n se lo birl¨® por el camino: el sentido del espect¨¢culo, la utilizaci¨®n de los medios de masas para arrastrar a las masas.
Cuando V. S. Naipaul se propuso comprender el fen¨®meno peronista, recogi¨® una observaci¨®n que Eva Per¨®n hizo en La raz¨®n de mi vida, su autobiograf¨ªa, cuando a los 11 a?os descubri¨® la pobreza: ¡°Y lo extra?o es que no me doliese tanto la existencia de los pobres¡±, comentaba, ¡°como el saber que al mismo tiempo hab¨ªa ricos¡±. Para Naipaul, ¡°ese resquemor hacia los ricos ¡ªese resquemor hacia otras personas¡ª sigui¨® siendo la base del atractivo popular del peronismo¡±. En explotar ese sencillo sentimiento radicaba su fuerza, y a eso se ha dedicado Milei en los ¨²ltimos meses.
En un pa¨ªs con cuatro millones de pobres, una inflaci¨®n desbocada que alcanza el 142%, con miles de familias rotas porque han perdido toda esperanza y con los j¨®venes cada vez m¨¢s convencidos de no tener ning¨²n futuro, tocar la fibra del resentimiento y explotar la ira contenida era un boleto ganador. En la campa?a, Milei ya habl¨® de sacar a los pol¨ªticos ¡°a patadas en el culo¡±, convirti¨® la motosierra en el instrumento de referencia para masacrar a sus rivales y grit¨® ¡°viva la libertad, carajo¡± para enardecer a la multitud. Del recurso de enfervorizar a las masas se vali¨® el viejo peronismo y para utilizarlo emergi¨® con toda su fuerza aquella Evita que electrizaba a los descamisados. ¡°Evita era una fan¨¢tica ¡ªuna ¡®sectaria¡¯, dec¨ªa el propio Per¨®n¡ª, en tanto que ¨¦l era un pol¨ªtico realista y pragm¨¢tico, fr¨ªo y esc¨¦ptico¡±, escribi¨® Juan Jos¨¦ Sebreli en Comediantes y m¨¢rtires (Debate), un ensayo en el que desmontaba los grandes mitos que han fascinado a los argentinos.
Un pol¨ªtico que explica que va a bajar los impuestos o privatizar las empresas p¨²blicas, igual no tiene hoy mucho recorrido. Pero si el que lo proclama se deja adem¨¢s asesorar a trav¨¦s de un m¨¦dium por Conan, su mast¨ªn ya fallecido, la cosa cambia mucho. El Milei que recib¨ªa palizas de su padre cuando era chico puede inspirar la misma ternura que generaba aquella Eva Mar¨ªa Ibarguren que abandona a los 15 a?os a los suyos y viaja sola a Buenos Aires para triunfar como actriz. Sentido del espect¨¢culo. Lo ten¨ªa Evita, lo tiene Milei. El cuidado, por ejemplo, al vestir. Milei se presenta con la melena despeinada y chaqueta de cuero en formato de estrella de rock. Evita ten¨ªa registros distintos. Y a veces no acertaba, como aquella vez que se present¨® con un tocado de plumas y capa de martas cibelinas ¡°en un caluroso mediod¨ªa madrile?o, ante el azorado matrimonio Franco¡±. Los montoneros, en cambio, la prefer¨ªan con ¡°el largo pelo suelto al viento como una joven rebelde¡±, apunta Sebreli. Un poco de show y otro tanto de alimentar el rencor, y Milei es hoy presidente. Lo inquietante es lo que lleva en las alforjas, y es con eso con lo que va a gobernar.
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