El bucle del diablo
No ser¨ªa posible la haza?a exterminadora sin una previa deshumanizaci¨®n de las v¨ªctimas, tratadas como alima?as que solo merecen su erradicaci¨®n lo antes posible de la faz de la tierra
Nada sorprende tanto como la feroz alegr¨ªa que proporciona a estos j¨®venes el desenfreno inhumano con el que dan muerte a otros seres humanos indefensos. Como si matar bajo la invocaci¨®n de Dios fuera un acto heroico de sadismo sagrado. No ser¨ªa posible tal haza?a exterminadora sin una previa deshumanizaci¨®n de las v¨ªctimas, tratadas como alima?as que solo merecen su erradicaci¨®n lo antes posible de la faz de la tierra.
No son actitudes singulares de unos pocos terroristas seleccionados por sus malos instintos. Tal como refleja la recepci¨®n apote¨®sica que recibieron en Gaza a la vuelta de su sangrienta expedici¨®n, son propias de una cultura totalitaria, construida y difundida a partir de ideas antioccidentales sobre la base del islamismo pol¨ªtico de los Hermanos Musulmanes, la secta que pretende recuperar el lugar mitificado del islam en el mundo y limpiar de infieles los lugares donde hubo musulmanes en alg¨²n momento de la historia, desde al-?ndalus hasta la entera Palestina.
Todo esto puede deducirse de las perturbadoras im¨¢genes de la incursi¨®n terrorista de Ham¨¢s, difundidas por Israel en su campa?a para justificar la devastadora respuesta militar a la muerte de 300 soldados y 900 civiles, el secuestro de 240 personas, con enorme proporci¨®n de ni?os, mujeres y ancianos, el saqueo de 30 localidades pr¨®ximas a la Franja y el asalto de un n¨²mero indeterminado de bases militares israel¨ªes. ¡°El relato que emerge en Israel despu¨¦s del 7 de octubre es que Ham¨¢s es igual a Gaza, igual a los nazis e igual a todos los palestinos¡±, seg¨²n el columnista del diario israel¨ª Haaretz, Roger Alpher.
Son terribles las consecuencias de tal ecuaci¨®n, aunque apenas hayan sido formuladas. Hay que tratar a los palestinos de Gaza y Cisjordania con la misma contenci¨®n con la que los aliados trataron a los civiles alemanes y japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. Es decir, ninguna. La tregua actual se debe a la presi¨®n internacional y a la fuerza de los familiares de los rehenes, pero el Gobierno de Israel tiene escasa confianza en su utilidad. Lo mismo sucede con la paz y el Estado palestino, que muchos en Israel consideran lamentables trofeos a ofrecer al terrorismo de Ham¨¢s. Sobre la conciencia israel¨ª apenas pesan el asedio a los civiles, la mortandad multiplicada por diez entre los palestinos o la destrucci¨®n de Gaza entera. Ham¨¢s es el ¨²nico responsable se?alado, protegido por el escudo de una poblaci¨®n que finalmente le apoya o le permite mantener e incluso ensanchar su hegemon¨ªa.
Quien discuta esa visi¨®n maniquea se arriesga a aparecer a ojos israel¨ªes como c¨®mplice del terrorismo. El mundo entero se impregna a ojos israel¨ªes de un antisemitismo eterno y sin remedio. Habiendo sido v¨ªctimas todos en alg¨²n momento, todos parecen aspirar secretamente al papel del verdugo, gracias al inquietante mimetismo que transfiere la negaci¨®n del otro y la ceguera ante los sufrimientos ajenos desde quien hace sufrir a quien sufre. No habr¨¢ paz para nadie en Oriente Pr¨®ximo si no cesa este bucle del diablo.
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