La Transici¨®n: con memoria y sin olvidos
Los pasados 45 a?os desmontan la leyenda de que en Espa?a era imposible un marco constitucional duradero. Es una obra colectiva que nadie tiene el derecho de apropiarse
A la memoria de Jordi Sol¨¦ Tura
La Transici¨®n no fue perfecta. Fue imperfecta. Probablemente hacer tabla rasa del pasado y construir una sociedad justa sin discriminaciones ni desigualdades hubiera sido mejor. Pero la realidad era otra: hab¨ªa que romper con un pasado negro que a¨²n era presente. El franquismo no hab¨ªa fracasado
Durante la dictadura hubo que pelear palmo a palmo los nuevos espacios de libertad y democracia. Tras la muerte de Franco, hubo que construir un nuevo marco jur¨ªdico-pol¨ªtico, que permitiera vivir a nuestra generaci¨®n y a las posteriores en libertad y democracia. Contrario a un sistema que a¨²n ejerc¨ªa su poder con impunidad y gran capacidad de sobrevivir sin demasiados cambios. No era tarea f¨¢cil.
El texto constitucional expresa esta voluntad de cambio recogiendo propuestas e intereses, en muchos casos divergentes, de actores pol¨ªticos procedentes de campos opuestos y con objetivos que parec¨ªan irreconciliables; donde cada uno defend¨ªa su proyecto de futuro y, adem¨¢s, deb¨ªa negociarlo con los otros.
Tambi¨¦n jugaron un papel en el debate otros sectores con intereses propios: un movimiento obrero movilizado y politizado como respuesta a la represi¨®n; organizaciones con demandas sociales ineludibles; un movimiento universitario potente ; grupos religiosos de base exigiendo mayor justicia; sectores profesionales con nuevas demandas y grupos econ¨®micos interesados en ejercer otro protagonismo. Hubo un alto nivel de conflictividad. Frente a estas fuerzas dinamizadoras continuaban actuando los aparatos del franquismo, tratando de impedir los movimientos ajenos a su control.
Los resultados electorales del 15 de junio de 1977, la responsabilidad de los partidos y una buena predisposici¨®n europea para el cambio fueron claves para iniciar el periodo constituyente. La elaboraci¨®n de la Constituci¨®n fue un proceso complicado en el que todos esos elementos, impredecibles, entraron en juego; avances y retrocesos depend¨ªan de la correlaci¨®n de fuerzas de cada momento. As¨ª, la Transici¨®n no fue previamente dise?ada por ninguna fuerza oculta. Su resultado final tampoco estaba escrito. Pudo haber sido un fracaso
Otro signo de periodo fue la presencia constante de nuestra historia. No se deb¨ªa olvidar a las miles de personas que desde el inicio de la dictadura sufrieron la represi¨®n franquista en la lucha por la democracia: las fuerzas de izquierda eran las m¨¢s interesadas en la recuperaci¨®n de las libertades para todos. Gracias a esta memoria hist¨®rica, fueron capaces de contribuir a la elaboraci¨®n de una Constituci¨®n, seguramente imperfecta, pero necesaria para acabar con el franquismo e inaugurar la democracia.
Los debates constitucionales (ponencia, comisi¨®n y plenario) reflejan bien la complejidad de la situaci¨®n. Hubo momentos de gran tensi¨®n. De renuncias. Y de generosidad. Basta repasar algunos apartados: sobre la ense?anza, el car¨¢cter confesional y la forma del Estado. O el intenso debate sobre el nuevo modelo territorial cuyo acuerdo fue un hito que rompi¨® con el car¨¢cter profundamente centralista del Estado.
La Transici¨®n fue el resultado de un pacto. No satisfizo en todo a todos, comenzando por los que estaban en primera l¨ªnea en la toma de decisiones. Pero hubo un gran consenso pol¨ªtico y social sobre su conveniencia. Un convencimiento colectivo, no un acto de fe. Declaraciones y ensayos aparecidos en los primeros 20 a?os de aprobada la Constituci¨®n mostraban orgullo por el resultado, pero al mismo tiempo se?alaban las limitaciones, la complejidad y las dificultades surgidas en el periodo inicial de la Transici¨®n
La interpretaci¨®n de ese tiempo como una gran panacea por la que todo fue maravilloso lleg¨® m¨¢s tarde. Y fue intencionada. Para algunos se trataba de revisar el periodo constitucional y presentarlo como una concesi¨®n generosa de los sectores aperturistas del franquismo y como un acuerdo entre amigos en un mundo feliz. Con este discurso se quiso, y se quiere, mostrarla como una continuidad del r¨¦gimen, hacer olvidar la lucha pol¨ªtica de la oposici¨®n democr¨¢tica y reducir al m¨¢ximo sus aportaciones.
Desde el otro extremo pol¨ªtico se ha reforzado este planteamiento err¨®neo, conservador y retr¨®grado fij¨¢ndose especialmente en las carencias, y sin analizar los condicionantes del momento. Lo que olvida un elemento imprescindible: que las izquierdas ten¨ªan memoria hist¨®rica y rechazaban los errores del pasado cuando, en situaciones similares, cualquier intento de romper con el car¨¢cter reaccionario y antidemocr¨¢tico del sistema pol¨ªtico hab¨ªa fracasado.
Las generaciones actuales tienen hoy en sus manos desterrar la leyenda de que en Espa?a era imposible un marco constitucional duradero. Durante estos 45 a?os lo hemos conseguido. Confiemos en que as¨ª continuar¨¢. Teniendo presente que fue resultado de una obra colectiva, nadie puede apropi¨¢rselo de forma exclusiva. Ser¨ªa un error nefasto, contrario a su esp¨ªritu y a su mandato. La conmemoraci¨®n de los 45 a?os de la Constituci¨®n es una buena ocasi¨®n para recuperar las valoraciones positivas de una amplia mayor¨ªa de la poblaci¨®n reflejadas en la votaci¨®n del refer¨¦ndum constitucional de 1978. Para celebrar sus grandes aciertos y no olvidar los errores, a fin de no repetirlos. Es una norma abierta a muchas posibilidades. Hay que saber aprovecharlas.
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