Tolst¨®i en Oriente Pr¨®ximo
Mientras siga aumentando el antisemitismo, la posibilidad de que Israel evolucione hacia un Estado que no aspire a ser hogar nacional de todos los jud¨ªos parece imposible
Cultivar el conocimiento de lo complejo de forma entretenida (¡±?Quieres comprender la guerra en Oriente Pr¨®ximo?, ?mira estas series!, o ?mira estos videos!¡±) y dejar que el argumento cr¨ªtico lo elabore el algoritmo o el contenido en redes da frutos preocupantes, especialmente porque vivimos insertos en una madeja de identidades culturales, pol¨ªticas y religiosas m¨¢s enredada que nunca. Sin embargo, mostramos negligencia y vehemencia para desenvolvernos en la mara?a.
No es dif¨ªcil comprender que ¡°jud¨ªo¡± e ¡°israel¨ª¡± no es lo mismo, que alguien puede sentirse jud¨ªo a partir de una identidad religiosa (¡±juda¨ªsmo¡±) o de una identidad cultural que procede del entorno familiar (¡±judeidad¡±), que dentro y fuera de Israel hay jud¨ªos creyentes y ateos en abundancia, y que muchos tienen o m¨¢s bien ten¨ªan hasta el 7 de octubre esta dimensi¨®n de su identidad como algo ¨ªntimo y familiar.
Los jud¨ªos de nacionalidad espa?ola, francesa, polaca, china, norteamericana, argentina, ucrania, brasile?a, venezolana, marroqu¨ª, sudafricana, etc., ni son israel¨ªes ni tienen por qu¨¦ aplaudir las pol¨ªticas de Israel. Por cierto, son muchos los israel¨ªes cr¨ªticos con las pol¨ªticas del actual Gobierno. Y desde luego, todos pueden sufrir y sentir compasi¨®n por las v¨ªctimas de la guerra, sin bandos y a pesar de las barbaridades que escuchan, como que ¡°l¨¢stima que Hitler no lleg¨® hasta el final¡±.
Una parte de los jud¨ªos no son afines al sionismo ni al hecho de que exista una Ley de Retorno que favorece su acogida en Israel. Esto puede generar sentimientos contradictorios, pues probablemente tienen familia o amistades v¨ªctimas o supervivientes de atentados que han buscado amparo en el pa¨ªs. Por ejemplo, supervivientes del atentado de la AMIA en Argentina, a¨²n sin resolver. No todo es Shoah.
En el seno de la sociedad israel¨ª hubo tambi¨¦n una voluntad post sionista, ideada a mediados de los a?os noventa del siglo pasado, cuando la paz parec¨ªa posible y se hablaba de derivar hacia un Estado laico que dejara de ser hogar para todos los jud¨ªos. El escritor Abraham B. Yehoshua defendi¨® esta corriente hist¨®rico-¨¦tica formada por intelectuales de orientaci¨®n radical de izquierda. Algo que olvidan no pocas personas de la izquierda europea que, desde el confort de sus hogares, apoyan la consigna ¡°Del r¨ªo al mar¡±, de dudosa interpretaci¨®n.
Los atentados del 7 de octubre, adem¨¢s de una barbarie terrorista contra todo el pa¨ªs, representan un ataque brutal contra el kibutz, ¨²nico lugar en el que todav¨ªa quedaba una pizca de un ya moribundo idealismo comunitario nacido en Europa.
Los kibutz, que nada tienen que ver con los asentamientos de colonos organizados por diferentes gobiernos del moderno Israel, surgen del anhelo de jud¨ªos orientales europeos durante los siglos diecinueve y veinte por una vida comunitaria en el cuidado y la crianza del campo. No necesariamente fueron movimientos nacionalistas. Este anhelo no proced¨ªa de escuchar las arengas del periodista Theodor Herzl, muy alejado del inter¨¦s agr¨ªcola, sino de leer a Le¨®n Tolst¨®i, valedor del campo y los campesinos, la solidaridad, la humildad, el pacifismo y la compasi¨®n tan poco en boga hoy.
Tolst¨®i (no fue su intenci¨®n) dej¨® una huella profunda en el pensamiento anarquista y socialista judeoriental europeo que sent¨® las bases del kibutz en la regi¨®n palestina; donde ya conviv¨ªan, desde hac¨ªa siglos, jud¨ªos, cristianos y musulmanes, en diferente n¨²mero. La regi¨®n llevaba siglos bajo dominio imperial otomano cuando se establecieron, y crecieron bajo el colonial brit¨¢nico de entreguerras.
Por cierto, no pocos de los que abrazaron los ideales de Tolst¨®i y levantaron los kibutz, tambi¨¦n lucharon en las filas de la CNT-FAI en Espa?a. No deseaban un Estado propio o dividido, sino la convivencia entre comunidades. Intereses geoestrat¨¦gicos (no s¨®lo sionistas) lo impidieron. La madeja se fue enredando.
Hoy, tras los atentados y la ola de antisemitismo visible como consecuencia de la reacci¨®n pol¨ªtica del Estado de Israel, el despertar a la identidad jud¨ªa de muchos ciudadanos del mundo es indicador de que atravesamos tiempos funestos. Por no hablar del estado de complejidad y fragilidad en el que se encuentran los ¨¢rabes israel¨ªes, o la vida de los refugiados palestinos bajo las bombas, cuya situaci¨®n es la m¨¢s tr¨¢gica.
La posibilidad democr¨¢tica de que Israel evolucione hacia un Estado que no aspire a ser hogar nacional de todos los jud¨ªos parece de imposible realizaci¨®n mientras haya antisemitismo, sin embargo este no cesa de aumentar. Asimismo, pensar que el antisemitismo viene solo de las acciones del Estado de Israel es no conocer al enemigo que llevamos dentro.
En un momento de encrucijada pol¨ªtica como es el actual, el hecho de que cambiemos el entretenimiento f¨¢cil por un contenido que oriente nuestro sentido cr¨ªtico puede ser decisivo. En Cu¨¢nta tierra necesita un hombre Le¨®n Tolst¨®i plantea una importante met¨¢fora para pensar los l¨ªmites y las consecuencias de nuestras acciones. Un cuento que nos interpela a todos, ahora m¨¢s que nunca, porque, vaya usted a saber a qu¨¦ altura est¨¢ ahora mismo el sol.
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