Abuelos ricos y j¨®venes necesitados
Hemos pasado de que hist¨®ricamente los pobres eran los pensionistas, a que la econom¨ªa de la familia en no pocos casos la resuelve el abuelo con su pensi¨®n de 800 euros
Hace unos d¨ªas, en este mismo diario, me top¨¦ con dos art¨ªculos en los que, al hilo del informe Finanzas de los hogares 2000-2022. Se ampl¨ªa la brecha generacional, elaborado por la Fundaci¨®n Afi Emilio Ontiveros, la periodista Laura delle Femmine titulaba: ¡°La desigualdad entre padres e hijos se ensancha en lo que va de siglo por los sueldos y la vivienda¡±; y ¡°Un tercio de los padres ha ayudado a sus hijos a llegar a fin de mes en el ¨²ltimo a?o¡±.
No quiero asustar a nadie, pero los datos que daba son incontestables y nada tranquilizadores: cada vez existe una mayor desigualdad entre la poblaci¨®n de m¨¢s de 65 a?os y los m¨¢s j¨®venes; ¡°una generaci¨®n perdedora¡±, la de ahora, que gana menos que hace 20 a?os y tiene m¨¢s dif¨ªcil acceder a la vivienda que sus padres (solo el 36% de los menores de 35 a?os es propietario de su vivienda, frente al 70% de hace 20 a?os)... La aparente prosperidad material, cubierta de felicidad de cart¨®n piedra en que vivimos, se desvanece por el peso de los datos: comprar una casa y tener un trabajo estable es mucho menos probable ahora que hace un par de generaciones. En definitiva, parece indiscutible que en los a?os ochenta nuestros padres con 40 a?os hab¨ªan sido capaces de tener un piso mientras que nuestros hijos ¡ªsus nietos¡ª a lo m¨¢ximo que pueden aspirar en este siglo XXI es a tener en propiedad una suscripci¨®n a cualquiera de las plataformas de cine en streaming. No hablo de franquismos, ni pienso en la dictadura, sino en los ochenta, a?os con alguna miseria, por supuesto, pero con m¨¢s posibilidades de proyecto vital para los j¨®venes en cuanto a trabajo o vivienda.
No s¨¦ si nos damos cuenta de la trampa en la que hemos ca¨ªdo. C¨®mo, en el fondo, la consecuencia de esta situaci¨®n es que vivimos en un sistema capitalista, que nos ha vendido una sociedad ¡°de bienestar¡±, pero que en realidad que se nos ha ido de las manos comprimiendo salarios, especulando con el valor de la vivienda y defendiendo y potenciando el individualismo hasta niveles insospechados.
La soluci¨®n no pasa por presumir de una sociedad m¨¢s cosmopolita, m¨¢s libre y m¨¢s sana que la de nuestros mayores, ni de que nuestros hijos ¡ªgeneraci¨®n Z, Y o la que sea¡ª puedan disfrutar de un Erasmus, recorrer Europa en Interrail, tener un bono cultural al cumplir los 18, o disfrutar de beneficios del carnet joven, como se comentaba en redes estos d¨ªas presumiendo de los logros alcanzados, obviando que para disfrutar de un Erasmus o de irte en Interrail tambi¨¦n necesitas tener dinero.
Se trata de asumir una realidad mucho m¨¢s gris: tener que pedirle ayuda a tus padres para llegar a fin de mes, quedarte viviendo en la casa familiar hasta los 40, no poder casarte ni tener hijos, acabar una carrera pero no poder trabajar de lo que has estudiado. Sin olvidar que resulta que la generaci¨®n que no disfrut¨® de todas esas ¡°ventajas¡± pod¨ªa tambi¨¦n acabar una carrera, se acab¨® comprando un piso o se tomaba un mes de vacaciones con su familia. Est¨¢ claro que la desigualdad socioecon¨®mica no es una batalla generacional, por m¨¢s que se quiera vender as¨ª, sino un tema de clases: pobres y ricos. Que se usa la ¡°fractura¡± generacional como cortina de humo para ocultar a los verdaderos causantes de las desigualdades y que olvidemos que la clase media ya no existe, porque se ha convertido en clase media baja.
Tampoco se trata de vivir ebrios de nostalgia anhelando las vidas de nuestros padres. Se trata de exigir una sociedad en la que podamos conseguir lo mismo, si no m¨¢s, que las generaciones anteriores. Con mejora de servicios p¨²blicos, mejor redistribuci¨®n de la riqueza y que la familia ¡ªla que quieras, la que inventes, la que te apetezca¡ª vuelva a ser contemplada como el centro de la sociedad, sobre todo para que la sociedad no acabe desapareciendo del todo y porque sin ella desaparecer¨ªa todo. No perdamos de vista que un tercio de los padres han ayudado a sus hijos a llegar a fin de mes y que de los ingresos de los pensionistas viven muchos de sus hijos. En realidad, si nos paramos a pensar, hemos pasado de que hist¨®ricamente los pobres eran los pensionistas a que la econom¨ªa de la familia en no pocos casos la resuelve el abuelo con su pensi¨®n de 800 euros.
En definitiva, se trata de que el Estado ayude a los ciudadanos a conseguir las condiciones m¨ªnimas para facilitar el desarrollo de un proyecto vital independiente y libre.
Eso s¨ª, si eres el cabeza de familia y tienes m¨¢s de 65 a?os, sonr¨ªe. Las estad¨ªsticas dicen que est¨¢s entre el grupo de privilegiados que se sit¨²an en la posici¨®n ganadora. Tu renta es mayor en t¨¦rminos reales que dos d¨¦cadas antes. No lo he visto desglosado en el informe, pero esos mayores de 65 deben ser, casi seguro, hombres¡ No podemos bajar la guardia.
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