Universidades sin universitarios

A la sucesi¨®n de datos negativos sobre los resultados del sistema educativo espa?ol conocidos en los ¨²ltimos meses se suma ahora la alerta por el aumento del absentismo entre los universitarios. El ¨²ltimo informe de la Fundaci¨®n Conocimiento y Desarrollo advierte de que el porcentaje de aprobados est¨¢ descendiendo en los campus p¨²blicos al tiempo que se observa una ¡°notable¡± deserci¨®n de las aulas. La tendencia a no acudir a las clases presenciales ya hab¨ªa llamado la atenci¨®n de la comunidad docente antes de la pandemia, pero despu¨¦s de la crisis sanitaria se ha acentuado. Todos los estudios encuentran una correlaci¨®n clara entre absentismo y resultado acad¨¦mico.

El informe constata que en el curso 2021-2022 los alumnos de grado aprobaron el 75,63% de los cr¨¦ditos en los que se hab¨ªan matriculado, lo que representa un retroceso de 3,3 puntos respecto al curso anterior y de 7,9 respecto a 2019-2010, aunque en este caso las universidades recomendaron ser ben¨¦volos en la evaluaci¨®n para compensar los efectos de la covid.

El cierre de aulas durante la pandemia oblig¨® al profesorado a hacer un esfuerzo para ordenar y reunir los materiales acad¨¦micos en formatos digitales para que los alumnos pudieran acceder a ellos a trav¨¦s de internet. Lo que en ese momento fue una respuesta id¨®nea a la situaci¨®n de excepcionalidad parece que ha propiciado un cambio de h¨¢bitos en la relaci¨®n de los estudiantes con la universidad. Seg¨²n algunas encuestas hechas por las propias facultades, muchos alumnos consideran que pierden el tiempo acudiendo a clase si pueden obtener los materiales para aprobar la asignatura por su cuenta.

El sistema actual de evaluaci¨®n, basado en trabajos individuales y en grupos, puede acabar favoreciendo el desenganche de los alumnos. El resultado de los m¨²ltiples cambios en curso, en los que tambi¨¦n pesan factores culturales, es un mayor aislamiento de los estudiantes, que participan menos de la vida universitaria. El sistema de Bolonia da mayor protagonismo a la participaci¨®n del estudiante y en teor¨ªa fomenta un proceso de aprendizaje basado en la interacci¨®n, pero en la realidad no siempre es as¨ª. Hasta el punto de que muchas veces, incluso cuando hacen los trabajos en grupo, los estudiantes recurren a documentos compartidos en la nube.

Hay que volver a poner en valor las clases presenciales y revisar el papel del docente en ellas para que sean una experiencia de aprendizaje activo. Si el profesor se limita a leer un powerpoint que ya est¨¢ disponible en el aula virtual, dif¨ªcilmente se fomentar¨¢ la presencialidad. Las tecnolog¨ªas digitales deben ser un instrumento de ayuda, pero no pueden sustituir lo que la universidad debe ofrecer: una experiencia compartida de aprendizaje en el que la interacci¨®n, la reflexi¨®n y el debate, dentro y fuera del aula, sean elementos esenciales de la formaci¨®n.