Rigor, pero menos austeridad
El pacto para reformar las reglas fiscales de la UE dificulta su uso para recortes excesivos
El acuerdo para la reforma de las reglas fiscales alcanzado este mi¨¦rcoles en el Consejo de ministros de Econom¨ªa y Finanzas de la Uni¨®n Europea (UE) constituye un ¨¦xito negociador al tiempo que una mejora sustancial ¡ªaunque menor que la deseable¡ª del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) utilizado como palanca de la pol¨ªtica de austeridad extrema frente a la Gran Recesi¨®n de 2008. Un ¨¦xito negociador de la presidenta semestral espa?ola, encarnada en Nadia Calvi?o, junto a los ministros de la locomotora francoalemana, urdidores los tres de un acuerdo que se empez¨® a negociar formalmente hace solo nueve meses.
Es cierto que los escarceos pol¨ªticos se remontan al momento en que los Veintisiete decidieron suspender temporalmente la vigencia de las estrictas reglas del PEC en la primavera de 2020, a causa de la pandemia y de las necesidades urgentes y extraordinarias de aumentar los d¨¦ficits y las deudas p¨²blicas nacionales. Aun as¨ª, la rapidez del acuerdo es notable teniendo en cuenta la radical discrepancia en el seno de la Uni¨®n entre dos grupos: los frugales ¡ªel Norte m¨¢s rico¡ª y los menos pr¨®speros ¡ªsustancialmente el Mediterr¨¢neo¡ª, m¨¢s necesitados de inversi¨®n y gasto p¨²blico para equipararse a los m¨¢s avanzados.
El contenido del acuerdo fiscal es a¨²n mejorable. Pero su resultado, dadas las posiciones integracionistas y sociales del Parlamento Europeo solo puede enriquecerlo, cubriendo algunos vac¨ªos. Se mantienen los objetivos del 3% de d¨¦ficit y 60% del Pacto de Estabilidad. Las metas son las mismas pero el camino es m¨¢s flexible.
Lo m¨¢s destacable es que estas reglas reformadas dif¨ªcilmente podr¨¢n utilizarse como acicate de pol¨ªticas radicalmente autericidas. Pues se preservan dos principios propuestos inicialmente por la Comisi¨®n. Uno, que los planes de ajuste para reducir la deuda acumulada ser¨¢n plurianuales (entre cuatro y siete ejercicios) y pactados entre cada Gobierno y Bruselas. Y dos, que la ¡°regla de gasto¡± presupuestario ¡ªel principio de que no debe superar los ingresos¡ª se concreta estableciendo la referencia en el gasto ¡°primario¡±, es decir, descontados los intereses de la deuda y el grueso del gasto en desempleo.
El juego de salvaguardas defendidas por Berl¨ªn y flexibilizadas por Francia con la mediaci¨®n de Espa?a se salda, no obstante, con una clara prevalencia del rigorismo alem¨¢n: cifras comprobables anuales para la deuda y m¨¢s exigencia para el d¨¦ficit. No obstante, se protege la inversi¨®n nacional energ¨¦tica, digital y en seguridad. Es de esperar ahora que la Euroc¨¢mara ¡ªen el tr¨ªlogo negociador con la Comisi¨®n y el Consejo¡ª consiga incluir en esa lista de protecciones los avances sociales: empleo, formaci¨®n y lucha contra la pobreza adem¨¢s de la prolongaci¨®n de los planes de ajuste para hacerlos m¨¢s digeribles.
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