El Gobierno debe explicarse como en una canci¨®n de Morricone
El Ejecutivo necesitar¨¢ algo m¨¢s que carisma y choque si quiere atravesar con ¨¦xito el nuevo ciclo electoral. Su impulso reformista no puede quedar reducido a una cuenta de resultados, sino que debe narrarse
![El presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, durante su comparecencia ante los medios de comunicaci¨®n tras la reuni¨®n que mantuvo con el presidente de la Generalitat, Pere Aragon¨¨s.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/U5YIWTKSUL4YMNZIB546SORRIA.jpg?auth=af5667b8c151b1d5436729b25076f34adb1c1d3cfa94bbb567c06c89c03b91c9&width=414)
Todo era muy diferente a mediados del pasado junio, no est¨¢ de m¨¢s recordarlo. En aquel entonces, a pesar del adelanto electoral que cogi¨® a todos desprevenidos, Pedro S¨¢nchez parec¨ªa un l¨ªder sentenciado. Al finalizar este 2023 las cosas son bien diferentes. El presidente se ha convertido en el centro de gravedad permanente de la actualidad espa?ola, a medias por m¨¦ritos propios, transformado con iron¨ªa los insultos en una astuta identidad canina, a medias por ineptitud de sus adversarios, que con su campa?a de acoso y derribo le han regalado la totalidad del escenario. Hay algunos elogios y toneladas de descalificaciones, pero ambos se vehiculan a trav¨¦s de su personaje. Cuando tu nombre es parte del t¨ªtulo de la serie, los espectadores saben qu¨¦ han venido a ver.
Del otro lado no sabemos bien a qu¨¦ atenernos. Alberto N¨²?ez Feij¨®o tiene d¨ªas y d¨ªas. En unos se comporta como el l¨ªder de la oposici¨®n, en otros sigue atrapado en esa asonada llamada noviembre nacional. A ratos parece que quiere renovar el CGPJ, a ratos incluso asegura que negociar¨¢ con Junts para, aprovech¨¢ndose ya de los efectos de la amnist¨ªa, tumbar alguna ley en el Congreso. Lo cierto es que m¨¢s all¨¢ de sus deseos, ser¨¢ el aparato de las tormentas quien le marque el camino. Aunque las fuerzas reaccionarias no consiguieron su objetivo, impedir la investidura, lograron una movilizaci¨®n notable que les permite estar cohesionados y dispuestos para cuando toque el siguiente enfrentamiento.
El Gobierno saca r¨¦ditos de hacer oposici¨®n a la oposici¨®n, sobre todo cuando lo que tiene enfrente es el tenebrismo de Guti¨¦rrez-Solana derramado por la calle, como pas¨® en Ferraz. El Gobierno saca partido de que sea su presidente quien acapare la conversaci¨®n, bien desde lo racional, bien desde lo emocional, m¨¢s desde que cuenta con escuderos como ?scar Puente, quien responder¨¢ a la confrontaci¨®n con los Tellado o con una Isabel D¨ªaz Ayuso que atraviesa un momento desdibujado. Pero el Gobierno necesitar¨¢ algo m¨¢s que carisma y choque si quiere atravesar con ¨¦xito el nuevo ciclo electoral, uno que se jugar¨¢ en la especificidad de la provincia y la lejan¨ªa de Europa.
Y ese algo m¨¢s se ha puesto en marcha en sus primeras semanas, donde el Ejecutivo parece haberse tomado en serio las palabras que S¨¢nchez pronunci¨® en el debate de investidura: ¡°O la democracia proporciona seguridad o la inseguridad acabar¨¢ con la democracia¡±. El anuncio del Plan de Vivienda Asequible, que incrementar¨¢ el parque p¨²blico en 184000 pisos, la compra del 10% de Telef¨®nica, la ampliaci¨®n del permiso de nacimiento hasta las 20 semanas, la consolidaci¨®n del subsidio por desempleo o la inauguraci¨®n del superordenador Mare Nostrum 5 marcan lo que ser¨¢n las l¨ªneas de acci¨®n de este Ejecutivo: reindustrializaci¨®n, empleo, derechos y vivienda.
Sin embargo, como ya se comprob¨® tras la derrota de las pasadas auton¨®micas, disponer de unos logros notables no es garant¨ªa de que eso signifique una movilizaci¨®n de tu electorado. No es suficiente s¨®lo con hacer si no se consigue que la paternidad de lo hecho quede clara. Si para 2024 se espera que el PERTE tecnol¨®gico empiece a dar sus primeros frutos, con la instalaci¨®n de la planta de chips de Broadcom y el centro de investigaci¨®n y dise?o del IMEC, habr¨¢ que explicar que esos hitos no son casuales, sino el producto de unas pol¨ªticas expansivas que fomentan el desarrollo productivo con dinero p¨²blico.
Hay que hacer, reclamar la autor¨ªa de lo hecho y contar que no es igual gestionar desde el recorte y la privatizaci¨®n que desde la inversi¨®n y el cuidado por lo p¨²blico, pero tambi¨¦n traer de vuelta la noci¨®n de historicidad. El presentismo ha reducido la pol¨ªtica a una molesta inutilidad que apenas tiene capacidad para dedicarse a lo contingente. Hay que retomar la idea de que la acci¨®n de gobierno parte de un punto determinado pero camina a un horizonte compartido. Darle de nuevo sentido al apelativo ¡°progresista¡± para que sea algo m¨¢s que un contenedor de buenas intenciones y conquiste para s¨ª la evoluci¨®n y el futuro.
Y presentar algo m¨¢s que datos. El impulso reformista de este Gobierno no puede quedar reducido a una cuenta de resultados, sino que debe narrarse como si se tratara de una canci¨®n de Morricone, que conmueve porque promete, desde las primeras notas, que lo que se va a escuchar forma parte de algo mucho m¨¢s grande que la simple m¨²sica: historia, ideas, tradici¨®n, grupo, un lugar al que dirigirse, una aventura colectiva que merece la pena librar. Este Gobierno tiene la responsabilidad, no peque?a, de conducir al pa¨ªs en un momento de cambios profundos y en un contexto internacional que, como nos tememos en el Mar Rojo, no va a dar un respiro. Pero tambi¨¦n de marcar que, contrariamente a lo que expresa Milei en Argentina, hay alternativa al neoliberalismo.
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