Israel, frente al genocidio
Las declaraciones incendiarias de los ministros de Netanyahu son las pruebas m¨¢s consistentes sobre el crimen de cr¨ªmenes
Si alguien sabe de genocidios son los jud¨ªos. Los han sufrido desde tiempos inmemoriales. En tiempos medievales y en plena modernidad industrial. Bajo Hitler y bajo los zares. Fruto de antiguas supersticiones religiosas y de contempor¨¢neas fabricaciones conspiranoicas. Perseguidos por el viejo cristianismo inquisitorial y por el islamismo yihadista posmoderno.
Saben tanto porque son quienes m¨¢s lo han sufrido. Pero no son los ¨²nicos que saben, ni los ¨²nicos que lo han sufrido. Hablamos de genocidio cuando alguien sufre persecuci¨®n o muerte por pertenecer a un grupo humano al que alguien quiere destruir como tal. Aunque tipificado recientemente ¡ªen la Convenci¨®n de la ONU para su prevenci¨®n y sanci¨®n de 1948¨D, su existencia se remonta a tiempos oscuros y remotos de la humanidad. Es un crimen primitivo y tribal en su m¨¢s siniestra pureza.
Los testigos hist¨®ricos y a la vez supervivientes de su continuidad y persistencia son los jud¨ªos. Tambi¨¦n los que lo sufrieron hace 80 a?os en una escala m¨¢s monstruosa en el coraz¨®n de la civilizaci¨®n, de manos de la burocracia de un Estado totalitario y de sus sistemas industriales de exterminio. Eso y nada m¨¢s es lo que convierte al Holocausto en un crimen ¨²nico y singular. Otros colectivos, antes y despu¨¦s, desde los ind¨ªgenas americanos o los armenios hasta los bosnios, los tutsis o los rohiny¨¢s, han sido v¨ªctimas de cr¨ªmenes de id¨¦ntica catadura.
Ahora, el Estado fundado por el sionismo es el que se sienta en el banquillo. No ser¨¢ f¨¢cil que un tribunal le condene por perseguir y matar palestinos: el 20% de sus ciudadanos lo son y tienen sus derechos reconocidos. Tampoco ser¨¢ f¨¢cil construir el caso de que la guerra de Gaza tiene como objetivo la eliminaci¨®n de los gazat¨ªes como grupo humano, puesto que la orden que imparte en p¨²blico su gabinete de guerra y que reciben sus militares, bien asesorados por sus equipos de juristas, se limita a eliminar a Ham¨¢s.
La Convenci¨®n sobre el Genocidio es clara: hay que demostrar la intenci¨®n de destruir un grupo humano para que quepa la tipificaci¨®n del crimen de cr¨ªmenes. Sobre las intenciones de Ham¨¢s, comprobadas el 7 de octubre, caben pocas dudas. En el caso de Israel, la acusaci¨®n se sostiene gracias a los ministros de Netanyahu con sus demandas de limpieza ¨¦tnica o incluso de bombas at¨®micas sobre Gaza, instrumentos del proyecto anexionista y supremacista del Gran Israel, situado en los peligrosos aleda?os de las intenciones genocidas. M¨¢s f¨¢cil es tipificar el asedio, la destrucci¨®n y la extensa mortandad todav¨ªa en marcha en Gaza como cr¨ªmenes de guerra e incluso contra la humanidad, que escapan de la jurisdicci¨®n de tribunal de Naciones Unidas.
La mejor defensa de Israel es la destituci¨®n de los cargos p¨²blicos que han expresado tales intenciones y del primer ministro que los ha nombrado. Y el cese inmediato de las hostilidades.
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