Sergio Ram¨ªrez
Que a los 82 a?os, despu¨¦s de su exilio vivido y revivido, el autor haya escrito ¡®El caballo dorado¡¯ supone un necesario d¨ªa de fiesta
Leo la ¨²ltima novela de Sergio Ram¨ªrez, El caballo dorado, y me encuentro subido en un carrusel de vida, una historia que da vueltas sobre s¨ª misma para contar y descontar, decirse y desdecirse, a trav¨¦s de una riqueza de vocabulario que es tambi¨¦n riqueza de vida. La trama de un cuento de hadas se desborda y se pone en movimiento, se viste y se desviste, con una princesa lesionada bajo las paredes de un castillo en ruinas. Ir¨¢ en carrozas, trenes y barcos por un mundo agitado, un nudo de ficciones propias y ajenas. Lo que se cuenta puede ser o no ser. Suben y bajan los deseos, el espionaje, la fatalidad, los abrazos, los venenos, las cocinas, las peluquer¨ªas y los agentes comerciales. La imaginaci¨®n es calenturienta, la vida es dispar y tiene sus colores. Todo es posible, porque todo tiene olor a chocolate y en cualquier momento se cruzan en el carrusel de nuestro destino Bucarest, Par¨ªs, Estambul, Chapultepec, el emperador Maximiliano, Rub¨¦n Dar¨ªo, Madame Blavatsky, Gustave Flaubert, Pastora Imperio o Alfonso XIII.
En un poema titulado Tiovivo, tambi¨¦n con caballos de madera que dan vueltas en los calendarios, Federico Garc¨ªa Lorca dijo que los d¨ªas de fiesta van sobre ruedas y el tiempo lo trae y los lleva. La historia en perpetua transmutaci¨®n de El caballo dorado va y viene hasta llegar a Nicaragua. La novela de Sergio es un d¨ªa de fiesta, una celebraci¨®n de la literatura, escrita entre 2014 y 2023, en Managua, San Jos¨¦, Princeton y Madrid. No somos responsables de todas las curvas del destino y la realidad, pero s¨ª de nosotros mismos. Se ponen en juego las palabras para evitar el rencor, para que nada pervierta una voluntad creativa. Que a los 82 a?os, despu¨¦s de su exilio vivido y revivido, haya escrito esta novela supone un necesario d¨ªa de fiesta. La alegr¨ªa de una ficci¨®n es una forma de resistencia. Los lectores lo saben. S¨ª, la alegr¨ªa y la literatura son formas de resistencia.
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