?Puede la democracia brasile?a recuperar su alma?
Si Bolsonaro y los militares golpistas son finalmente juzgados y condenados, ser¨ªa un comienzo para un cambio de paradigma
Una operaci¨®n de la Polic¨ªa Federal de Brasil bautizada como Tempus Veritatis (Tiempo de la Verdad) ha revelado lo que ya era claramente visible pero a¨²n no hab¨ªa pruebas suficientes para afirmar: el extremista de derecha Jair Bolsonaro plane¨® un golpe para perpetuarse en el poder y, para ello, cont¨® con el apoyo de militares de alto rango. Otros militares de alto rango no apoyaron la ruptura constitucional, pero tampoco la denunciaron ni arrestaron a sus colegas golpistas. La investigaci¨®n a¨²n no ha terminado y, de momento, a Bolsonaro s¨®lo se le ha incautado el pasaporte. Lo que ocurra a partir de ahora podr¨ªa definir el futuro de la democracia en Brasil.
En gran medida, el Brasil actual es el resultado de la amnist¨ªa que se concedi¨® a los militares que secuestraron, torturaron y ejecutaron durante la ¨²ltima dictadura, que dur¨® 21 a?os, de 1964 a 1985. A diferencia de pa¨ªses vecinos como Argentina, que al recuperar la democracia juzgaron a los criminales de Estado y encarcelaron a torturadores y dictadores, Brasil opt¨® por la amnist¨ªa. Esta marca de la impunidad, que ha permitido que las personas torturadas puedan encontrarse a sus torturadores en la panader¨ªa, ha deformado la democracia brasile?a.
Lo que puede aceptarse sin que la democracia pierda su alma tiene un l¨ªmite. Brasil lo cruz¨® entonces y, desde ese momento, lo cruzar¨ªa varias veces, empezando por el hecho de que los negros y los ind¨ªgenas a¨²n viven bajo un r¨¦gimen de excepci¨®n de derechos. Jair Bolsonaro, un capit¨¢n del Ej¨¦rcito que comenz¨® su carrera en la pol¨ªtica tras ser juzgado ¡ªy vergonzosamente absuelto¡ª por la justicia militar por planear actos terroristas como medida de presi¨®n para conseguir un aumento de sueldo, es hijo de esta democracia corrompida al nacer. A lo largo de su carrera pol¨ªtica, cometi¨® varios actos tipificados como delito en el C¨®digo Penal, incluida la incitaci¨®n a la tortura, y nunca se le detuvo. Tanto es as¨ª que lleg¨® a ser presidente de Brasil.
Si finalmente se responsabiliza a Bolsonaro de sus actos y se condena a los militares de alto rango por planear un golpe de Estado, ser¨¢ un cambio de paradigma para Brasil. Muy lejos todav¨ªa de algo que se asemeje a la ¡°normalidad democr¨¢tica¡±, pero, aun as¨ª, decisivo. Tanto es as¨ª que Bolsonaro ha convocado a sus seguidores a hacer una demostraci¨®n de fuerza el pr¨®ximo domingo uni¨¦ndose a ¨¦l en una manifestaci¨®n en S?o Paulo, la mayor ciudad del pa¨ªs. A algunos les pidi¨® que acudieran con ¡°la medalla de las tres ¨ªes¡±, una obscenidad con su foto acompa?ada de los tres adjetivos que cree que le representan: ¡°Indesempalmable, inmorible e inenculable¡±. Pero para cualquiera que aprecie la justicia y la vida, a Bolsonaro solo le caracterizan tres ges: grotesco, golpista y genocida. Se espera que la p de preso le alcance pronto al fin.
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