Con Ucrania
A dos a?os de la invasi¨®n rusa, Putin avanza ante la p¨¦rdida de capacidad disuasiva de Europa y EE?UU como aliados de Kiev
A los dos a?os de la fallida invasi¨®n rel¨¢mpago con la que Vlad¨ªmir Putin pretend¨ªa mantener a Ucrania bajo su esfera de influencia, negros nubarrones oscurecen la encomiable capacidad de resistencia del ej¨¦rcito de Kiev. Hace una semana, las tropas ucranias se vieron obligadas a retirarse de la localidad estrat¨¦gica de Avdiivka ante la desproporcionada superioridad artillera rusa y la disposici¨®n de Rusia a sacrificar a cuantos soldados hagan falta para el avance. Adem¨¢s de una derrota de la misma envergadura que la sufrida en Bajmut, es de temer que esa retirada sea el punto de inflexi¨®n que inaugure una contraofensiva rusa en la que Ucrania puede perder m¨¢s territorio.
Los aliados han hecho mucho para que Kiev no pierda la guerra, pero a la vista est¨¢ que no lo suficiente para que la gane. No se puede olvidar que todo empez¨® en 2014 ¡ªcon los hombrecillos de verde rusos que ocuparon Crimea y con las milicias secesionistas organizadas por el Kremlin en Donb¨¢s¡ª y result¨® en una contienda congelada que volvi¨® a arder hace dos a?os cuando Putin reemprendi¨® la embestida a cara descubierta. Conformarse hoy con el horizonte de una nueva congelaci¨®n del conflicto no ser¨ªa garant¨ªa alguna de evitar una nueva invasi¨®n ni futuras provocaciones directas de Mosc¨² contra sus vecinos.
Dif¨ªcilmente se entiende la etapa belicista de Putin ¡ªdesde la incursi¨®n en Georgia en 2008 hasta la actual guerra contra Ucrania¡ª sin una disminuci¨®n de la capacidad disuasiva del conjunto de Europa y de EE UU, y por ende de la OTAN. Concederle ahora una victoria pol¨ªtica, incluso bajo la apariencia de una situaci¨®n provisional, ser¨ªa darle luz verde para que ponga a prueba los l¨ªmites de la disuasi¨®n de la Alianza, justo en el momento en que crecen las dudas sobre Estados Unidos, no ya en un futuro guiado por Trump, sino sobre todo en un presente hipotecado por el comportamiento irresponsable del Partido Republicano, que bloquea en el Congreso la ayuda al Gobierno de Zelenski.
A pesar de ser este el momento m¨¢s dif¨ªcil para Kiev desde hace dos a?os, hay que situar en su punto exacto los logros de Putin, que no se limitan a su reciente ¨¦xito militar. Su r¨¦gimen est¨¢ menos aislado de lo que los aliados esperaban y ha aprendido las lecciones de sus fracasos iniciales. Ha construido una eficaz alianza autoritaria con Ir¨¢n y Corea del Norte, que le garantiza los suministros de munici¨®n y de misiles, y otra m¨¢s sigilosa y diplom¨¢tica con China. Elude las sanciones gracias a la neutralidad de un Sur Global cada vez m¨¢s encrespado con Washington por el doble rasero que aplica con Israel, sabiendo adem¨¢s que la invasi¨®n de Gaza y, sobre todo, el balance insoportable de muertes palestinas reafirman sus posiciones y da?an gravemente la solidaridad con Kiev.
Derrotada en 2014, Ucrania se impuso inesperadamente ante la invasi¨®n de Putin que ayer cumpli¨® dos a?os y recuper¨® luego buena parte del territorio perdido. Adem¨¢s, torpede¨® el control naval ruso del mar Negro y consigui¨® una victoria pol¨ªtica clave con su admisi¨®n como candidato a la OTAN y con el inicio de negociaciones de adhesi¨®n a la UE. Fall¨®, sin embargo, la ofensiva de primavera de 2023 y se halla ahora en su momento cr¨ªtico, cuando puede perderlo todo si no procura ganarlo todo, una tarea en la que es imprescindible la actitud decidida de sus aliados.
Esta y no otra es la dificultad inmediata a la que se enfrenta no solo Ucrania sino tambi¨¦n la Uni¨®n Europea, una comunidad pol¨ªtica ¡ªpero tambi¨¦n ciudadana¡ª nacida y educada en la cultura de la paz, que surgi¨® del trauma de las dos guerras mundiales que se libraron en su suelo. Si se trata de parar a Putin e iniciar la recuperaci¨®n del territorio robado, Europa debe procurar inmediatamente los suministros de munici¨®n que Estados Unidos le est¨¢ hurtando, tal como ha pedido Josep Borrell a los Veintisiete y tal y como algunos han emprendido ya por su cuenta: es el caso de Dinamarca con la entrega de su arsenal artillero completo o de la iniciativa de un grupo de pa¨ªses encabezados por la Rep¨²blica Checa en busca de munici¨®n disponible ya en los almacenes europeos.
Hasta ahora, con una prudencia comprensible conducida por Estados Unidos, los aliados han practicado una solidaridad militar gradualista para evitar la extensi¨®n del conflicto o incluso una escalada en el uso de armamento cada vez m¨¢s peligroso. Algo similar ha sucedido con la pol¨ªtica de sanciones, que no sirvi¨® para disuadir a Putin previamente ni tampoco le ha debilitado luego hasta el punto de derrotarle. Si esta no es una guerra ajena y en ella est¨¢n en juego la democracia, la construcci¨®n europea, y en buena parte el orden internacional, la UE no tiene m¨¢s remedio que tomar una posici¨®n m¨¢s decidida para que la gane Ucrania y para asegurar luego que puede construir un sistema de disuasi¨®n propio frente a Rusia.
Es un objetivo que va mucho m¨¢s all¨¢ de la tan reivindicada autonom¨ªa estrat¨¦gica de la Uni¨®n y tiene su marco natural en la OTAN, donde est¨¢n Francia y el Reino Unido, las dos potencias nucleares europeas, las ¨²nicas que pueden sustituir el actual paraguas estadounidense en el caso de que Washington se descuelgue definitivamente de sus compromisos con Europa. Solo as¨ª se podr¨¢ impedir que se repita una agresi¨®n como la actual, adem¨¢s de cubrir la seguridad del continente con medios propios, ya que en unos meses podr¨ªan faltar los de EE UU si Donald Trump regresa a la Casa Blanca.
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