Par¨¢lisis ante Gaza
La comunidad internacional sigue sin encontrar un modo efectivo de proteger a los civiles frente a la indiscriminada ofensiva israel¨ª
Camino de cumplir los cinco meses desde que Israel desencadenara una brutal ofensiva militar contra Gaza a ra¨ªz del sangriento ataque de Ham¨¢s del pasado 7 de octubre, la comunidad internacional sigue desunida en torno a los medios para conseguir que el primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, detenga una operaci¨®n que hasta el momento ha causado la muerte de m¨¢s de 29.000 personas, en su inmensa mayor¨ªa civiles, casi 70.000 heridos, 1.700.000 desplazados y la destrucci¨®n inaudita de un territorio que se ha vuelto pr¨¢cticamente inhabitable.
Netanyahu ha utilizado el derecho a la leg¨ªtima defensa contra la milicia islamista ¡ªque figura en la lista de organizaciones terroristas de Estados Unidos y la Uni¨®n Europea¡ª para traspasar cualquier l¨ªmite de proporcionalidad, respeto a las convenciones internacionales sobre la guerra y salvaguarda de vidas inocentes. A pesar del mandato del Tribunal Internacional de La Haya y de las cr¨ªticas recibidas, incluso por parte de los tradicionales aliados de Israel ¡ªde EE UU a Alemania¡ª, Netanyahu no da respiro a la poblaci¨®n civil de la Franja escud¨¢ndose en su lucha contra Ham¨¢s y en el rescate de los rehenes en su poder desde el 7-O. La realidad es que, desde que se desencaden¨® la guerra, solo dos secuestrados han sido liberados por sus tropas en una acci¨®n que cost¨® la vida al menos a 67 personas.
La Conferencia de Seguridad de M¨²nich, celebrada la semana pasada, ya hab¨ªa dado muestras de la est¨¦ril acci¨®n internacional. M¨¢s all¨¢ de los ya repetidos discursos exigiendo el fin de la ofensiva, de la cumbre b¨¢vara no emergi¨® ninguna iniciativa concreta. Adem¨¢s, mientras en los ¨²ltimos d¨ªas circulaban informaciones sobre los supuestos esfuerzos de la Casa Blanca para alcanzar un alto el fuego, esta misma semana EE UU vetaba por tercera vez consecutiva una resoluci¨®n del Consejo de Seguridad de la ONU que ped¨ªa precisamente eso. Una demostraci¨®n palmaria de que, aunque con diferencia de matices, cuando la administraci¨®n estadounidense es republicana o dem¨®crata como la actual, el respaldo estadounidense a Israel es casi total, algo de lo que Netanyahu saca clara ventaja. Para terminar de ensombrecer el panorama, horas despu¨¦s del veto de Washington en la ONU, el Parlamento israel¨ª rechazaba por amplia mayor¨ªa la posibilidad de reconocer al Estado palestino. Fue otro triunfo personal del primer ministro ultraderechista, cuyo plan para el incierto d¨ªa siguiente a la guerra no incluye la reconstrucci¨®n de Gaza, pero s¨ª medidas intolerables como el cierre de la UNRWA, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos.
Cap¨ªtulo aparte merece la estrategia conjunta de la Uni¨®n Europea, cuya divisi¨®n respecto a la guerra en Gaza resulta paralizante. Hace una semana Hungr¨ªa se opuso a que la UE, para evitar una cat¨¢strofe humana sin precedentes, pidiera a Israel que no ataque Rafah, en el sur de la Franja, el ¨²ltimo refugio dentro de Gaza, adonde las bombas y las ¨®rdenes israel¨ªes han conducido a la poblaci¨®n civil. En este contexto resulta acertada la decisi¨®n del Gobierno espa?ol de imponer sus propias sanciones a los colonos violentos de Cisjordania que, espoleados por Netanyahu, atacan a civiles palestinos para expulsarlos del ¨²nico territorio palestino no gobernado por Ham¨¢s. Lejos de ser una acci¨®n unilateral, la iniciativa espa?ola sigue la misma senda que Francia, el Reino Unido o incluso EE UU. Aunque sean t¨ªmidas, tras casi cinco meses de conflicto se hacen imprescindibles acciones concretas que env¨ªen al Ejecutivo israel¨ª un mensaje claro de que no puede seguir actuando impunemente contra civiles indefensos.
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