La mano dura del Banco Central Europeo
La bajada de la inflaci¨®n hubiera permitido reducir el precio del dinero, pero la autoridad monetaria ha decidido continuar con una pol¨ªtica de mano dura que en Espa?a afecta a cinco millones de familias
El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido, por cuarta vez consecutiva, dejar los tipos de inter¨¦s intactos, en el nivel m¨¢s elevado desde 2001. En poco m¨¢s de un a?o, la instituci¨®n que preside Christine Lagarde hab¨ªa ejecutado la mayor subida de su historia del precio del dinero, que pas¨® del 0% al 4,5%. Fr¨¢ncfort se propuso aplacar una inflaci¨®n que se dispar¨® en 2022 por los costes de la energ¨ªa y los cuellos de botella en ...
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El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido, por cuarta vez consecutiva, dejar los tipos de inter¨¦s intactos, en el nivel m¨¢s elevado desde 2001. En poco m¨¢s de un a?o, la instituci¨®n que preside Christine Lagarde hab¨ªa ejecutado la mayor subida de su historia del precio del dinero, que pas¨® del 0% al 4,5%. Fr¨¢ncfort se propuso aplacar una inflaci¨®n que se dispar¨® en 2022 por los costes de la energ¨ªa y los cuellos de botella en la cadena de distribuci¨®n global generados despu¨¦s de la pandemia. Desaparecidos esos factores, la inflaci¨®n ha ido deshinch¨¢ndose. Pero los tipos siguen muy arriba.
La autoridad monetaria opt¨® por prescindir al inicio de la crisis inflacionista de cualquier hoja de ruta y dejarse guiar por los datos que iba recibiendo. Con la ¨²ltima informaci¨®n disponible, cab¨ªa pensar que ya hab¨ªa llegado el momento de una primera rebaja de los tipos de inter¨¦s. El IPC de la eurozona se situ¨® en febrero en el 2,6%, lejos del pico del 10,6% de octubre de 2022. Adem¨¢s, el BCE acaba de recortar en cuatro d¨¦cimas las previsiones de inflaci¨®n para este a?o¡ªhasta el 2,3%¡ª y apunta que ya a mediados del pr¨®ximo a?o se situar¨¢ en el ansiado 2%.
El BCE ten¨ªa otra poderosa raz¨®n para mover ficha. Sus previsiones apoyan la preocupaci¨®n por los datos que llegan de Alemania y hacen temer por otro a?o perdido para la eurozona. Fr¨¢ncfort apunta que el crecimiento se limitar¨¢ a un exiguo 0,6% en 2024, por debajo de los ya pesimistas pron¨®sticos de la Comisi¨®n Europea y el FMI. Y reconoce, adem¨¢s, que ese invierno econ¨®mico est¨¢ provocado en buena medida por su actuaci¨®n. El elevado precio del dinero ha congelado el cr¨¦dito y contrae la inversi¨®n, la compra de viviendas y el consumo privado. En Espa?a, la traducci¨®n ha sido n¨ªtida al tensar los presupuestos de cinco millones de familias que tienen una hipoteca a tipo variable.
Lejos de relajar su pol¨ªtica monetaria, Lagarde casi da por hecho que no habr¨¢ bajadas hasta junio. En esta ocasi¨®n apela a la necesidad de recopilar m¨¢s informaci¨®n sobre la inflaci¨®n del sector servicios y la negociaci¨®n salarial. En ambos casos, los ¨²ltimos datos apuntan a una notable moderaci¨®n, pero el sector m¨¢s ortodoxo del BCE ha impuesto sus tesis de mano dura.
La espera de tres meses, sin embargo, no es gratuita. Fr¨¢ncfort ya tuvo que admitir que su respuesta al alza de precios lleg¨® tarde. Volver a ir a remolque, esta vez en el proceso de desinflaci¨®n, de otros bancos centrales e incluso de los mercados ser¨ªa un golpe para la credibilidad que tanto preocupa a los halcones. Y puesto que cada decisi¨®n de pol¨ªtica monetaria tarda entre 12 y 18 meses en trasladarse por completo a la econom¨ªa real, no hay tiempo que perder. Una demora de tres meses s¨ª cuenta. No solo est¨¢ en juego evitar la asfixia econ¨®mica de la eurozona a corto plazo, sino tambi¨¦n su colapso a largo plazo. Lo ha advertido recientemente el expresidente del BCE Mario Draghi: los gobiernos europeos necesitan costes de deuda bajos para afrontar las extraordinarias inversiones verdes y digitales que los proteger¨¢n de los golpes econ¨®micos externos.