Kate mate
Seamos honestos. Me encantar¨ªa ver el informe m¨¦dico de Middleton con pelos y se?ales, pero ha decidido reservarse y est¨¢ en su derecho
Andan los guardianes de las esencias mon¨¢rquicas brit¨¢nicas contrariad¨ªsimos por un hecho ciertamente extraordinario. Resulta que la divina Kate Middleton, esposa del pr¨ªncipe heredero, era humana. Que la et¨¦rea princesa, capaz de lucir los r¨ªgidos abrigos de la misa de Navidad de Sandringham con la naturalidad de quien lleva un salto de cama, ten¨ªa v¨ªsceras. Que la muchacha de la eterna sonrisa y la lustrosa melena al viento pod¨ªa atravesar horas bajas. Que la regia consorte y madre modelo, capaz de portar las opulentas tiaras de la Casa como quien lleva una diadema de playa, ten¨ªa ideas propias. Y que ha decidido que sus circunstancias m¨¦dicas, m¨¢s all¨¢ de comunicar en enero que se somet¨ªa a una cirug¨ªa abdominal y permanecer¨ªa de baja hasta Pascua, son asunto suyo. Vaya con Kate. La princesa sali¨® rana.
Desde que dej¨® su plebeyo anonimato para casarse con el pr¨ªncipe Guillermo, Middleton ha cumplido escrupulosamente su parte del trato. No ha dado un ruido. Ha parido a tres hermosas criaturas asegurando la l¨ªnea sucesoria sin perder sus caderas de colegiala. Ha salido maravillosa en todas y cada una de las fotos oficiales. Ha tragado con todo sin que se le notara nada. Y resulta que, justo ahora, con su suegro, el rey Carlos, retirado por un c¨¢ncer inespecificado; su suegra, la reina Camila, vini¨¦ndose a cazar a Espa?a, agotadita de tanto sustituirlo; y sus cu?ados, Enrique y Meghan, gozando de su exilio californiano sin perder ocasi¨®n de dar por saco, Kate es el problema por no dejarse retratar y demostrar que sigue viva. Hay que joderse, digo, fuck you.
Seamos honestos: nos priva un drama. A m¨ª la primera. Me encantar¨ªa ver el informe m¨¦dico de Kate con pelos, se?ales y triglic¨¦ridos. Pero quiere reserv¨¢rselo y est¨¢ en su derecho: no es la jefa del Estado. En las fotos que hemos visto desde que desapareci¨® del mapa, aparece siempre sentada, lo que sugiere que su dolencia puede ser lo suficientemente seria como para precisar una convalecencia larga y delicada. Por no hablar de que puede estar tocada an¨ªmicamente hasta el punto de querer hacerse bola y no mostrarse al mundo as¨ª y ahora. Las princesas tambi¨¦n lloran. Que se lo digan a Masako de Jap¨®n, Charlene de M¨®naco y a su mism¨ªsima y difunta suegra, Diana de Gales. Por eso, me sorprende tanto que sean los m¨¢s mon¨¢rquicos quienes m¨¢s se lo echan en cara. Vive a cuerpo de reina a costa del erario p¨²blico, de acuerdo, pero es humana. Quiz¨¢ por eso soy republicana.
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