El declive de Catalu?a
Podemos dejar que este electoralismo siga fagocitando el pa¨ªs o podemos enfrentarnos al problema original: la falta de autoridad pol¨ªtica en la Generalitat
La pol¨ªtica catalana est¨¢ atrapada en un bucle que paraliza la prosperidad de su ciudadan¨ªa: se acumulan energ¨ªas parlamentarias y de su sociedad civil para impulsar proyectos ambiciosos y cambios de modelo, pero el c¨¢lculo partidista y la falta de autoridad de los sucesivos gobiernos transforman esas energ¨ªas en desempoderamiento del autogobierno. Tras el naufragio de la tramitaci¨®n de unos Presupuestos expansivos, liderados por la Consejer¨ªa de Econom¨ªa y acordados con los socialistas, el adelanto de las elecciones es el ¨²ltimo ejemplo de esta din¨¢mica esterilizadora. Lo significativo ya no es la excepcionalidad del fracaso que implica un adelanto electoral. Lo es la normalizaci¨®n de una tradici¨®n de mala pol¨ªtica que arranc¨® en 2012.
Durante la legislatura prologal del proc¨¦s, entre 2010 y 2012, el principal proyecto del Gobierno presidido por Artur Mas fue un modelo de financiaci¨®n singular. Para lograrlo se acumularon energ¨ªas c¨ªvicas y parlamentarias. Se constituy¨® un grupo de economistas prestigiosos, atendiendo la llamada del Govern, que elabor¨® un informe para reforzar la posici¨®n negociadora de la Generalitat. Al mismo tiempo, se consensu¨® una propuesta en el Parlament que tens¨® la relaci¨®n del PSC con el PSOE. Todo ese trabajo de meses acab¨® en la papelera o su uso acab¨® siendo instrumental. Al no aceptar la negativa de Rajoy a la propuesta, Mas cambio el guion y anticip¨® la convocatoria de elecciones para abrir un nuevo ciclo pol¨ªtico. Su apuesta fue penalizada por la ciudadan¨ªa, pero ya estaba en marcha la movilizaci¨®n continuada con apoyo institucional.
Tras la celebraci¨®n de la consulta del 9 de noviembre en 2014, a principios de enero de 2015, Mas adelant¨® de nuevo las elecciones que se celebraron al cabo de nueve meses y a la que concurri¨® una lista unitaria integrada por CiU, ERC y la sociedad civil independentista. Los comicios se definieron como plebiscitarios, con un inolvidable anexo incorporado: una hoja de PowerPoint escolar que trazaba el plan para proclamar la independencia si ganaba el s¨ª. No fue mayoritario en votos ni Mas presidente, pero el inesperado Carles Puigdemont aceler¨® la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum unilateral como compromiso para superar una moci¨®n de confianza. El desaf¨ªo del 1 de octubre acab¨® con la convocatoria de unas elecciones adelantadas por parte del presidente Rajoy en virtud de la aplicaci¨®n del art¨ªculo de 155. Inesperado fue el nombramiento de Quim Torra, con la pol¨ªtica catalana maniatada por los procesos judiciales. Al cabo de un a?o y medio, Torra anunci¨® que daba por acabada la legislatura.
La siguiente, la de Aragon¨¨s, entr¨® en crisis cuando Junts decidi¨® salir del Gobierno y el mi¨¦rcoles acab¨® antes de lo previsto. Hab¨ªan transcurrido pocos d¨ªas desde la presentaci¨®n del informe de los expertos para dar respuesta a una crisis descomunal de la calidad de la educaci¨®n, la partida que m¨¢s aumentaba en los Presupuestos fallidos. Han pasado dos semanas desde que los empresarios catalanes exigieron en bloque un nuevo modelo de financiaci¨®n. El martes el Govern presentar¨¢ su esperada propuesta anunciada por la consejera de Econom¨ªa, pero habr¨¢n pasado 24 horas desde la disoluci¨®n del Parlament. Y mientras la Uni¨®n Europea se jugar¨¢ su futuro ante la amenaza de la guerra, el gran debate de la pol¨ªtica catalana hasta las elecciones ser¨¢ si Carles Puigdemont volver¨¢ o no, una controversia que interesa tanto a Junts como al PP. Podemos dejar que este electoralismo siga fagocitando el pa¨ªs o podemos enfrentarnos al problema original: el declive de Catalu?a como consecuencia de la falta de autoridad pol¨ªtica y la p¨¦rdida de productividad de la que fue la F¨¢brica de Espa?a.
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