Hacia un Pacto Verde mejorado
Un acuerdo m¨¢s ambicioso para la transici¨®n ecol¨®gica podr¨ªa ser el fundamento de todas las fuerzas de progreso ante las pr¨®ximas elecciones europeas
Entre 2019 y 2022, a instancias de la presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen, Europa afirm¨® en¨¦rgicamente sus ambiciones ecol¨®gicas. Este proyecto, el Pacto Verde, ha sido apoyado por una amplia coalici¨®n de socialdem¨®cratas, liberales, conservadores y ecologistas en el Parlamento Europeo. El Pacto plantea una visi¨®n ambiciosa y amplia de los retos de ...
Entre 2019 y 2022, a instancias de la presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen, Europa afirm¨® en¨¦rgicamente sus ambiciones ecol¨®gicas. Este proyecto, el Pacto Verde, ha sido apoyado por una amplia coalici¨®n de socialdem¨®cratas, liberales, conservadores y ecologistas en el Parlamento Europeo. El Pacto plantea una visi¨®n ambiciosa y amplia de los retos de la transici¨®n ecol¨®gica, con el objetivo de alcanzar la neutralidad en carbono en 2050 y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55% respecto a los niveles de 1990 de aqu¨ª a 2030. Sin embargo, dentro de la Uni¨®n, se multiplican los signos de crispaci¨®n, e incluso de hostilidad o enfado, con respecto al Pacto Verde. Aunque la mayor parte de las disposiciones previstas en ¨¦l a¨²n no han entrado en vigor, el Pacto Verde est¨¢ convirti¨¦ndose en el chivo expiatorio de la extrema derecha y de una parte de la derecha conservadora europea contraria a las pol¨ªticas medioambientales. Tratan de aunar movimientos tan diversos como la oposici¨®n a las normas por parte de los agricultores o los temores de los automovilistas que necesitan su coche, para situarse en el centro de las concentraciones en un frente ¨²nico ¡°anti-Pacto Verde¡±.
?C¨®mo explicar este riesgo de paralizaci¨®n del proyecto ecol¨®gico europeo? Si bien las ambiciones ecol¨®gicas del Pacto Verde deben mantenerse, e incluso profundizarse en determinados aspectos, el proyecto presenta tres puntos d¨¦biles importantes. En primer lugar, contradice otros proyectos de la Comisi¨®n, en particular la negociaci¨®n de acuerdos de libre comercio, sobre todo con Mercosur, que permitir¨¢n la entrada de productos agr¨ªcolas o manufacturados respecto a los cuales ser¨¢ muy dif¨ªcil garantizar que cumplen los mismos requisitos medioambientales. Del mismo modo, el nuevo marco presupuestario adoptado por las instituciones europeas no permitir¨¢ a la Uni¨®n Europea y a los Estados miembros financiar adecuadamente la transici¨®n ecol¨®gica. Adem¨¢s, el Pacto Verde es, ante todo, un cat¨¢logo de normas sobre el ¡°consumo¡± de los hogares y de las empresas; el aspecto de la producci¨®n sigue siendo muy d¨¦bil. La Uni¨®n solo propone una respuesta velada y tard¨ªa al compromiso inquebrantable expresado por el Gobierno de Joe Biden de facilitar el desarrollo de industrias ecol¨®gicas en suelo estadounidense a trav¨¦s de la Ley de Reducci¨®n de la Inflaci¨®n de 2022. Como consecuencia de ello, numerosos sectores industriales ¡ªempezando por la industria automovil¨ªstica, enfrentada al reto de la motorizaci¨®n el¨¦ctrica¡ª est¨¢n preocupados por su posible declive. Por ¨²ltimo, el Pacto Verde no siempre garantiza adecuadamente la justicia social durante la transici¨®n ecol¨®gica. La importancia creciente de los mercados de carbono para los combustibles f¨®siles utilizados en la calefacci¨®n y el transporte individual a partir de 2027 corre el riesgo de provocar malestar social si no va acompa?ada de ayudas sociales proporcionales.
En este sentido, el Pacto Verde est¨¢ en peligro. Los pr¨®ximos meses ser¨¢n determinantes. El pr¨®ximo 9 de junio tendr¨¢n lugar las elecciones al Parlamento Europeo. La extrema derecha atiza todos los temores. Su plan consiste en renunciar a toda ambici¨®n ecol¨®gica, lo que atrae a algunos conservadores, sin advertir de que esa renuncia conllevar¨ªa necesariamente un retroceso tecnol¨®gico y geopol¨ªtico, ya que aislar¨ªa a Europa de la revoluci¨®n industrial en marcha. As¨ª pues, no nos resignamos al lento desmoronamiento de las ambiciones medioambientales de Europa. Tampoco nos resignamos a que Europa quede rezagada respecto a China y Estados Unidos en la carrera hacia la transici¨®n.
En estas circunstancias, la mejor defensa es un buen ataque. Proponemos un Pacto Verde mejorado que podr¨ªa ser el fundamento de todas las fuerzas de progreso en las elecciones europeas: socialistas, ecologistas, liberales, dem¨®cratas y conservadores ilustrados. Este nuevo Pacto Verde se basa en los tres principios siguientes:
1. Embarcarse sin demora en una renovaci¨®n de la producci¨®n ecol¨®gica para la agroecolog¨ªa, la industria y los servicios. Para que esto sea una realidad, debemos empezar por pagar adecuadamente a los agricultores por los servicios ecosist¨¦micos que prestan; condicionar las ayudas ecol¨®gicas al Made in Europe, incluso para la compra de veh¨ªculos el¨¦ctricos, o como m¨ªnimo ampliar el impuesto sobre el carbono a todos los productos ensamblados; crear una agencia europea de la energ¨ªa y un programa extremadamente ambicioso de investigaci¨®n y desarrollo en materia de tecnolog¨ªas verdes. Esta renovaci¨®n de la producci¨®n no debe dise?arse de forma aislada, sino en colaboraci¨®n con los pa¨ªses del sur global, con los que a Europa le interesa construir una asociaci¨®n estrat¨¦gica para que la transici¨®n tenga ¨¦xito.
2. Restablecer la confianza de las clases medias y trabajadoras en su proceso de transici¨®n mediante la creaci¨®n de un pase clim¨¢tico. Una subvenci¨®n destinada a todos los europeos, cuyo importe depender¨ªa de sus ingresos y de su lugar de residencia, les permitir¨ªa financiar la renovaci¨®n t¨¦rmica de sus viviendas, cambiar su sistema de calefacci¨®n y prescindir de su coche de combusti¨®n. Las ayudas actuales, a menudo indescifrables, se redistribuir¨ªan para financiar este pase. Para dotarlo de m¨¢s recursos, proponemos una financiaci¨®n conjunta espec¨ªfica, como para el plan de recuperaci¨®n tras la crisis de la covid, as¨ª como una contribuci¨®n excepcional y ¨²nica de todos los patrimonios de m¨¢s de 10 millones de euros, con un r¨¦dito modesto, pero con un alto valor simb¨®lico. Este esfuerzo financiero, combinado con la estrategia de producci¨®n descrita en el punto anterior, contribuir¨ªa a estimular las industrias de cero emisiones netas europeas y se traducir¨ªa r¨¢pidamente en un ahorro fant¨¢stico en las importaciones de combustibles f¨®siles del continente (700.000 millones de euros solo en 2022, o sea, el equivalente en un a?o al plan de recuperaci¨®n poscovid).
3. Por ¨²ltimo, necesitamos un cambio radical de m¨¦todo. La transici¨®n ecol¨®gica exige que las p¨¦rdidas y los costes se repartan de forma equitativa y eficaz. Adem¨¢s, las mejoras (en cuanto a salud, biodiversidad, cohesi¨®n social, etc¨¦tera) variar¨¢n de una regi¨®n a otra. Por tanto, es necesario un m¨¦todo mucho m¨¢s contextualizado. Por esta raz¨®n, la negociaci¨®n y los acuerdos con los sectores y las regiones son los ¨²nicos medios para conciliar la ambici¨®n ecol¨®gica con el respeto a la diversidad de situaciones y pa¨ªses. Sustituyamos la ecolog¨ªa de la norma por la ecolog¨ªa del acuerdo. Estos planteamientos contractuales se llevar¨¢n a cabo en los Estados, pero la Uni¨®n debe ser la garante del objetivo global.
Para alcanzar esta ambici¨®n ecol¨®gica, Europa no necesita un poder m¨¢s autoritario ni un hipot¨¦tico impulso federal. Al contrario, le basta con una declaraci¨®n de solidaridad que garantice la diversidad de los territorios y la libertad de las sociedades civiles. Nosotros, los intelectuales europeos, no nos resignamos al triple retroceso ecol¨®gico, productivo y geopol¨ªtico.
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