La paz es el ¨²nico camino
Los lectores escriben sobre las guerras en curso y su peligro, la importancia de valorar la Espa?a rural, la actitud de los espectadores del f¨²tbol y un lector hace un homenaje a su padre, fiel de EL PA?S
La geopol¨ªtica, concepto con el que se explican los delicados equilibrios pol¨ªticos, militares y econ¨®micos que rigen en el mundo, atraviesa un momento muy delicado que podr¨ªa desembocar en una guerra mundial. Atractivo horizonte para la industria b¨¦lica y para un militarismo cada vez m¨¢s arraigado en altas esferas del poder, donde la diplomacia pol¨ªtica qued¨® marginada hace ya tiempo. La invasi¨®n de Ucrania, la voracidad b¨¦lica, asesina e incontrolada de Israel y la amenaza de China sobre Taiw¨¢n, por citar solo los m¨¢s notorios, dan argumentos al pesimismo. La guerra es una tragedia llena de incertidumbre, dolor, muerte¡ y adem¨¢s, no soluciona nunca ninguno de los problemas que, supuestamente, pretend¨ªa resolver. La guerra solo sirve para mayor gloria de dictadorzuelos y escandalosos beneficios econ¨®micos del complejo militar-industrial tal y como denunci¨® el presidente de EE UU Eisenhower, hace ya m¨¢s de sesenta a?os.
Horacio Torvisco. Alcobendas (Madrid)
Escapadas en la Espa?a vac¨ªa
Cada vez aprecio m¨¢s las escapadas a la monta?a, a mi pueblo. Encuentro refugio en la naturaleza y, como Thoureau, la vida en los bosques, solitaria, alejada de la vor¨¢gine en la que habito, se revela sanadora. Me da mucha l¨¢stima la Espa?a vaciada, creo que es el momento de volver a hundir los pies en la tierra de la que venimos, conectar con nuestras ra¨ªces, luchar por recuperar la vida en los pueblos. Si en nuestras ciudades ya no hay espacio, si nos ahogamos con el precio de los alquileres; enfermamos con el exceso de contaminaci¨®n del aire, vivimos inflamados por una alimentaci¨®n nefasta... En fin, que mis abuelos, en el pueblo, fueron muy felices. M¨¢s que nosotros, con menos. Esto es una oda a la Espa?a rural, y una reflexi¨®n sobre lo bueno que ser¨ªa que los gobiernos apostaran por ella.
Claudia Escudero Nasarre. Huesca
Nuestro f¨²tbol
Pong¨¢monos en la piel de un ni?o de nueve a?os que acude a un estadio de primera divisi¨®n de f¨²tbol por primera vez. Ese ni?o es mi hijo y me pregunt¨® durante el partido: ¡°Pap¨¢ ?por qu¨¦ no dices nada?¡± Yo solo me lamentaba antes los fallos de mi equipo o me resignaba ante un gol del equipo rival. Pero el ni?o se estaba refiriendo a si no me comportaba como otros espectadores. Ir un campo de f¨²tbol hoy d¨ªa es escuchar a tu lado insultos, improperios y gritos ante cualquier decisi¨®n arbitral o fallo de un jugador, por no hablar de los gritos racistas.
Jos¨¦ Antonio Carretero Mart¨ªn. Madrid
Un lector habitual
Hace unas semanas muri¨® mi padre. No le dio tiempo a jubilarse en su querida Pontevedra, ni a conocer posibles nietos, ni a verme en mi primer trabajo o a mi hermana graduarse. A ¨¦l le debo mucho, casi todo lo que soy. Tambi¨¦n el inter¨¦s por la pol¨ªtica y el saber. Empec¨¦ leyendo las columnas de Javier Cercas y Rosa Montero, hasta que me volv¨ª un lector habitual del peri¨®dico, como lo fue ¨¦l durante m¨¢s de 40 a?os, sin dejar de comprarlo diariamente. A ti, pap¨¢, que ya no leer¨¢s esta carta, gracias. Te quiere, siempre, tu hijo.
?lvaro Fresco Vargas. Murcia
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