J¨®venes en riesgo de exclusi¨®n

Saca buenas notas, estudia una carrera y despu¨¦s sigue form¨¢ndote. Durante a?os, esa fue la receta que se dio a los j¨®venes para ser ¡°una persona de provecho¡± o ¡°alguien en la vida¡±. Lo que se nos omiti¨® es que reci¨¦n graduados nadie iba a mirar nuestras calificaciones, sino que nos iban a exigir a?os de experiencia; la otra opci¨®n era trabajar gratis. Pasaron tambi¨¦n por alto decirnos que negarse a trabajar 60 horas semanales con contrato de 20 era ser unos vagos, que no tener hijos por apenas poder pagar un alquiler con un precio por las nubes era de ego¨ªstas. Por ¨²ltimo, se dejaron en el tintero decirnos que las personas de generaciones anteriores que deber¨ªan ponernos una mano en el hombro iban a mirarnos por encima de ¨¦l; y que si, por no poder soportar todo eso, acud¨ªamos a un psic¨®logo ser¨ªamos d¨¦biles y de cristal¡­ Tal vez habr¨ªa que plantearse revisar esa edad de 45 a?os como el umbral en el que los programas de empleo llaman de ¡°riesgo de exclusi¨®n laboral¡±.

Jorge Couceiro Quintana. Le¨®n

Transici¨®n

Recuerdo como si fuera ayer el tintero, el palillero y el pupitre. Y antes de comenzar las clases, los rezos y las canciones a mano alzada. Nuestra historia llegaba hasta el alzamiento nacional y el triunfo de la cruzada contra el comunismo. A?os m¨¢s tarde comprend¨ª que viv¨ªa en una dictadura fruto de un golpe de Estado que hab¨ªa provocado una guerra entre hermanos. Cuando supe de una transmisi¨®n pac¨ªfica hacia la democracia perdida, me sent¨ª esperanzado y feliz. Hoy, m¨¢s de 40 a?os despu¨¦s, muchas cosas han cambiado y mejorado, pero, a la vista del comportamiento de nuestros pol¨ªticos, da la impresi¨®n de que aquella reconciliaci¨®n deseada est¨¢ muy lejos de finalizar; m¨¢s bien parece que algunos nost¨¢lgicos desean regresar a los tiempos del pupitre, el tintero y el palillero.

V¨ªctor Calvo Luna. Valencia

Nada es importante

Hace unos d¨ªas muri¨® mi bisabuela con 104 a?os. Hemos vivido situaciones c¨®micas, momentos emotivos y reencuentros inesperados. Demasiadas emociones que no estoy segura de haber procesado. Lo que s¨ª que tengo claro es que en el momento de morir nada es tan importante. Solo est¨¢s t¨². No est¨¢ tu trabajo, no est¨¢ tu t¨ªtulo, no est¨¢n tus frustraciones, ni tus inseguridades ni tu verg¨¹enza. Solo est¨¢s t¨², y todo el cari?o que dejas. ¡°Se tiene que ir con amor¡±, dijo mi padre. Y, visto lo visto, seguramente sea el amor lo ¨²nico que da sentido a este mundo. Cuidadlo.

Paola Pardo. Barcelona

Al final acept¨®

Se santigu¨® tres veces. Sac¨® de su cuello la medalla que su madre le hab¨ªa dejado unas semanas antes de su muerte y la bes¨®. Ley¨® con detenimiento la informaci¨®n que le ofrec¨ªa el documento. Cogi¨® el rat¨®n con fuerza y mantuvo su dedo ¨ªndice en el aire, suspendido entre la duda y el miedo. Hab¨ªa llegado al final del formulario electr¨®nico. Cerr¨® los ojos y clic¨® el ¡°acepto¡± de las condiciones del servicio de tel¨¦fono fijo, m¨®vil, internet y televisi¨®n para su casa. Respir¨® hondo y dijo en voz alta: ¡°Que sea lo que Dios quiera¡±.

Juan Zamora. Sant Feliu de Llobregat (Barcelona)