Envilecimiento democr¨¢tico
Lo que m¨¢s temen la ultraderecha y sus temerarios aliados es la continuidad de Pedro S¨¢nchez al frente del gobierno porque la erosi¨®n antiinstitucional sistem¨¢tica que practican habr¨ªa fracasado en su principal objetivo: sacarlo de La Moncloa
No pod¨ªa ser de otra manera: las lecturas e interpretaciones de la carta de Pedro S¨¢nchez se han movido entre los extremos de la frivolidad sulfurosa de la derecha y la ultraderecha y la circunspecci¨®n anal¨ªtica de la izquierda con m¨²ltiples variantes intermedias. La carta es un acto individual de un presidente que decide aparcar durante unos d¨ªas ¡ªy durante las horas de escritura de la carta¡ª su agenda p¨²blica para compartir con la ciudadan¨ªa la angustia ante un clima pol¨ªtico-medi¨¢tico inducido. El actual envilecimiento democr¨¢tico no es un azar de la naturaleza sino el producto de una lluvia constante y casi siempre muy aborrascada destinada a naturalizar la rutina de la difamaci¨®n, la deformaci¨®n, la demagogia y la desinformaci¨®n program¨¢tica a lomos de medios y pseudomedios hiperventilados y partidos con la vocaci¨®n de Estado adormecida. El objetivo expl¨ªcito de esta visible escalada (con el punto ¨¢lgido de unas diligencias contra Bego?a G¨®mez, mujer del presidente, declaradas secretas y basadas en recortes de prensa) no es ni remoto ni enigm¨¢tico, sino muy preciso: cancelar pol¨ªtica y personalmente a un gobernante para forzar la reapertura an¨®mala del proceso democr¨¢tico y convocar elecciones anticipadas.
El fin ¨²ltimo reside en reparar la frustraci¨®n del 23 de julio, cuando la mayor¨ªa de las casas demosc¨®picas, no todas, pronosticaban un gobierno de coalici¨®n distinto al que armaron armar PSOE y Sumar, es decir, la alianza entre el PP y Vox con Alberto N¨²?ez Feij¨®o en la presidencia y Santiago Abascal en la vicepresidencia. Pero no sucedi¨®, como no hab¨ªa sucedido en 2004, cuando Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar design¨® a dedo a un sucesor, Mariano Rajoy, cuyo destino era el relevo natural del refundador del PP y tampoco sali¨® bien porque gobern¨® contra pron¨®stico Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Y desde el primer d¨ªa se reanud¨® una campa?a de desestabilizaci¨®n sistem¨¢tica con el gran bulo del 11-M por bandera, en la estela de las pr¨¢cticas desestabilizadoras del mismo Estado (seg¨²n uno de los participantes, Luis Maria Anson) que activ¨® el llamado Sindicato del crimen desde 1993 para acabar con Felipe Gonz¨¢lez en 1996.
El marco de la actual ofensiva es la continuidad de una pr¨¢ctica pol¨ªtico-medi¨¢tica f¨¢cilmente identificable desde hace tres d¨¦cadas y en los ¨²ltimos a?os atronadoramente multiplicada gracias a la existencia de pseudomedios digitales y activistas en redes sociales. Incluso el menos avezado analista de medios sabr¨¢ distinguir entre todo lo publicado aquello que representa la tarea de fiscalizaci¨®n del poder propia del periodismo (y al poder la obligaci¨®n de encajarlo) frente al caudal de mentiras o informaciones insidiosas que inmediatamente y sin comprobaci¨®n alguna se convierten en argumento para la oposici¨®n pol¨ªtica.
Pero probablemente la carta tiene un primer y elemental sentido que escapa a la rebati?a pol¨ªtica porque no elude su naturaleza emocional, personal y subjetiva, casi un ejemplo de manual de nueva masculinidad y comunicaci¨®n social del poder armonizada con la ¨¦poca. Tanto el tono como la decisi¨®n de escribirla y difundirla traslada de forma directa la excepcionalidad democr¨¢tica que vive la sociedad espa?ola hace seis meses. Esa excepcionalidad no reside en el hecho de que la ley de amnist¨ªa obtenga en el Parlamento los votos necesarios para salir adelante, sino en la persistente y met¨®dica descalificaci¨®n personal y pol¨ªtica de un gobierno, su presidente y todo su entorno, por haber frustrado los planes fraguados tras el resultado de las auton¨®micas y municipales de mayo de 2023. Abatir la continuidad de una fr¨¢gil mayor¨ªa parlamentaria es el objetivo declarado de la agitprop ultra sin escr¨²pulos y, sobre todo, sin ning¨²n riesgo ni penalizaci¨®n de ning¨²n tipo pese a difundir mentiras, bulos y enga?os puros.
La carta de Pedro S¨¢nchez es pol¨ªticamente at¨ªpica porque es profundamente at¨ªpica en democracia una escalada tan desenfrenada como la desencadenada por buena parte de la derecha pol¨ªtica y medi¨¢tica espa?ola desde el 23 de julio. Los antecedentes, avisos y alertas han estado ah¨ª desde hace mucho tiempo, pero quiz¨¢ era necesario un gesto de silencio y rumia abstra¨ªda como el del presidente para que atruene la evidencia de un envilecimiento democr¨¢tico cuyo ¨²nico beneficario es la antiinstitucionalidad de la ultraderecha y sus temerarios aliados.
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